Artículos | Tomás Montoya G.

Tomás Montoya
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Comentarios sobre el delito

Antes de sufrir este fuerte pero debido aislamiento social, producto de una grave pandemia que afecta a gran parte de los países del mundo, tuve la suerte de reunirme con un amigo que es prácticamente parte de mi familia, al igual que yo de la suya. Este amigo (cuyo nombre prefiero no decir por si las moscas) se ha criado en una familia típica antioqueña muy conservadora, con unos valores y principios claros, pero a su vez con una mente un poco cerrada y con la particularidad de que lo que ellos creen consideran que es una verdad irrefutable; aun así, los quiero mucho y jamás he tenido una sola discusión pues prefiero solo escuchar cuando estos temas salen a relucir.

Traigo a este amigo en particular, pues hace dos semanas, estaba en la casa de él y llegó gran parte de su familia, hicimos un asado y jugamos bádminton un buen rato, sin embargo al ocultarse el sol, y posiblemente al ir haciendo efecto ya los numerosos vinos que hicieron parte de la reunión, un tío suyo sacó su celular y leyó una noticia que decía que a un ladrón lo habían dejado en libertad pues no había suficientes pruebas para detenerlo y la semana siguiente  había vuelto a delinquir; este (un hombre de aproximadamente 67 años) no pudo contener su indignación y lanzó un comentario al aire diciendo que eso es lo que pasa en nuestro país por dejar impunes a todos estos “malandros”, que acá lo que debemos hacer es actuar de otra manera y acabar con todas esas personas, para él matarlas era la solución. Ni corto ni perezoso el tío continuó dándonos una cátedra o una reflexión, como dijo él, sobre las cárceles en Colombia, pintándolas como un paraíso, donde reciben visitas conyugales, son alimentados, tienen un techo bajo el cual dormir, en pocas palabras, como un premio que en lugar de disuadir a las personas a cambiar de vida hace todo lo contrario, invita a delinquir. Todo esto en aproximadamente 10 minutos, mientras el resto de su familia, mi amigo y yo permanecíamos en absoluto silencio con el fin de evitar una discusión la cual no iba a llegar a nada.

Tras un largo pero sustancioso hipo por parte de aquel personaje, que nos dejó descansar unos 2 minutos aproximadamente, siguió, pero esta vez se largó a despotricar de los policías, diciendo que más corruptos, vendidos y selectivos que ellos no hay, siguió acabando con cuanto personaje se le llagaba a la mente, pasando por políticos (especialmente congresistas), empresarios, famosos, etc.

Algo que quiero resaltar es que por lo menos era entretenido y hablaba con gran fluidez, pero ni así nos logró disuadir y optamos por dejar pasar ese monólogo y cambiar de tema; en esas mi amigo me mira y me dice entre dientes: “y pensar que el santurrón este evade el pago de impuestos”; yo sorprendido le pregunté que si sabía cuál era el motivo para que hiciera esto, a lo que mi amigo me dice que para su tío eso no era un delito pues él no veía reflejados los impuestos en ningún lugar, por lo que no era un robo sino simplemente una acción que evitaría el enriquecimiento de los ladrones de arriba (claramente refiriéndose a los políticos).

Ya era tarde y todos estábamos cansados por lo que llegó la hora de decir adiós y regresar a mi casa; llegué y me acosté en la cama, pero no pegué el ojo por más sueño que tuviera, pues sabía que lo que había vivido ese día me servía para realizar uno de los informes de Derecho Penal. Sabiendo esto opté por sentarme y analizar punto por punto de lo que me acordaba que había dicho el tío, al cual, por ahí derecho, le agradezco por ser mi fuente de inspiración para este trabajo.

La primera cosa que recordé fue la noticia que causó todo lo sucedido aquel día; esta noticia era un claro ejemplo de la gran falencia de nuestro sistema, donde culpables quedan libres e inocentes son condenados; definitivamente nosotros en nuestro país sí sufrimos por la poca certeza de la sanción y aplicabilidad de la norma, pues como bien me acuerdo, en clase dijimos que la impunidad es más del 90%; además como bien decía la noticia, “a la semana volvió a delinquir” por lo que en palabras de la escuela clásica podríamos decir que se debe a que la pena no es ni celera, ni certera, ni severa (preferí hacer alusión a esta escuela pues me parece que es un claro ejemplo de lo que puede suceder en el caso de que la pena no cumpla con esos tres requisitos básicos).

Tras haber meditado sobre el punto anterior recordé que para el tío la solución era matar, o imagino, que responder con una pena similar a la severidad del delito; acá el tío se me hizo un claro ejemplo de un defensor de la doctrina justificacionista, específicamente de un justificacionista absoluto (retribucionista), pues era claro que para él la pena debe ser en sí misma un fin y todo aquel que delinca debe ser castigado, como quien dice, el que la hace la paga.

Opté por pararme, cepillarme los dientes, ponerme la pijama y ahora sí tratar de dormir, pero todos estos temas no dejaban que pudiera cumplir mi objetivo con éxito, por lo que seguí analizando lo dicho por el tío y me detuve en su opinión sobre las cárceles en Colombia; si tuviera más confianza con él y la seguridad de que darle mi punto de vista no se hubiera prestado para una discusión o un mal entendido, le hubiera mostrado el video de la cárcel Bellavista que vimos en clase, para que esa idea de paraíso se le esfumara por completo; además le diría que tuviera en cuenta que no todos los que están en las cárceles son culpables, pues algunos son detenidos y otros condenados, por lo que lo ideal sería no generalizar, estigmatizar y etiquetar a algunos desafortunados que por cosas de la vida han terminado allí; lo que le podría decir, en concordancia a lo manifestado por él, es que nuestras cárceles (colombianas) no son la solución y no sólo desde mi punto de vista sino desde las distintas teorías criminológicas que hemos visto en clase, pues en términos generales, nuestras cárceles vulneran el principio de dignidad humana; las cárceles son áreas desorganizadas socialmente; estas son “universidades del crimen”; en la cárcel se pierde los vínculos… etc. Claramente para ninguna teoría la cárcel colombiana es la solución.

Otro punto, donde estoy de acuerdo con el tío, es el de la selectividad de los policías, esto se debe a que es imposible que todo aquello que esté previsto en la criminalización primaria (tipificación de una conducta como delictiva) pase a la secundaria (aplicación de la norma a un hecho concreto) y esto debido a que no hay forma de procesar todos los casos; por lo que no sólo los policías, sino todo el sistema penal es en sí selectivo.

A este punto me imaginaba al tío con una aureola en la cabeza, pero recordé lo que me dijo su propio sobrino, y se me hizo extraño que eso sí no fuera para él un delito sino más bien acto digno de admiración pues lo que buscaba era evitar el supuesto enriquecimiento ilícito de los políticos; acá, para no meterme mucho en este punto en el que es tan claro que está equivocado el tío, sólo le hubiese hecho saber que delincuencia no es aquello que él considera como tal y que por más que su delito (evasión de impuestos) no se haga de medios físicos, agresivos, violentos o notorios, sigue siendo un delito, y le diría que una teoría criminológica, específicamente, la teoría de la asociación diferencial, plantea que hay delitos de “cuello blanco”.

Una vez analizado y recordado el discurso del tío, me pude acostar tranquilamente y dormir con la idea de que lo mejor que hice fue haberme quedado callado y que toda su inspiración fue producto de unos traguitos de más.

La paz en Colombia

“Para hacer la paz se necesitan por lo menos dos, más para hacer la guerra basta uno sólo”.

Arthur Chamberlain

Nota: Este ensayo fue escrito el pasado 2 de octubre de 2016 por un estudiante de 9° grado del Colegio Campestre La Colina, Medellín. Vale la pena leerlo, para entender cómo la juventud estaba viendo la posibilidad de Paz en Colombia.

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Para este ensayo he elegido el tema de la paz en Colombia, pues me parece importante que todos los colombianos sepamos un poco más acerca de la paz y sus beneficios.

Los diálogos de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fueron las conversaciones que se llevaron a cabo entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC. Estos diálogos tuvieron lugar en Oslo y en La Habana.

El objetivo, según el gobierno, es la terminación del conflicto con el grupo insurgente; y según las FARC, buscar la paz con justicia social por medio del diálogo.

Este no es el primer proceso de paz que es llevado a cabo entre las FARC y el gobierno de Colombia, más sí es el primero en el que se tiene en cuenta a las víctimas.

El primer intento de paz en Colombia con las FARC fue con el expresidente Julio César Turbay. Julio César Turbay, Belisario Betancur, Virgilio Barco, César Gaviria y Andrés Pastrana fueron los presidentes que fallaron al momento de firmar la paz con las Fuerzas Revolucionarias de Colombia. Pese a todos esos intentos, este año se ha logrado lo que muchos creían imposible y era que el gobierno de Colombia firmara la paz con las FARC.

Hay momentos, hitos en la historia de un país, que trascienden fronteras e iluminan nuevos caminos al futuro. La firma del acuerdo de paz en Colombia representa tal momento culminante. Si el pueblo colombiano lo ratifica en el plebiscito, el 2 de octubre, el acuerdo ofrece la posibilidad de iniciar desde ya las labores necesarias para una transición que deja atrás décadas de guerra y abre el camino para la paz.

Como he dicho anteriormente, para lograr la paz es necesario ceder de ambas partes y por eso no se puede subestimar el papel del gobierno en estos diálogos, pues esto ha sido un trabajo de más de 4 años continuos en La Habana, donde dos enemigos se han puesto de acuerdo para poner fin a un conflicto que ha durado medio siglo.

Para el mundo, la firma del acuerdo de paz en Colombia tiene otros significados adicionales. Colombia ha introducido una serie de innovaciones que ya son modelos para otros países en conflicto, debido a que este acuerdo firmado en Cartagena constata que la paz es posible, aún en conflictos que se había considerado insolubles.

En mi opinión “No hay conflictos imposibles de resolver, sólo hay conflictos que no se han resuelto todavía”.

Otro aspecto importante para mí, de este proceso, es el hecho de que Colombia ha puesto a las víctimas en el centro de su proceso. Los negociadores establecieron principios compartidos sobre víctimas, les invitaron a participar en la mesa de diálogos en La Habana, les escucharon, y les han dado un rol protagónico en el nuevo sistema integral de justicia establecido en el acuerdo de paz.

Dejando todo esto atrás, me aproximo a hablar acerca de los puntos estipulados en el acuerdo.

  1. Política de desarrollo agrario integral

Aquí se sientan las bases para la transformación del campo y se crea bienestar para la población rural. Busca la disminución en un 50% de la pobreza en el campo en un plazo de 10 años y el cierre de la brecha entre campo y ciudad.

Este acuerdo incluye un fondo de tierras para campesinos sin tierra y la formalización de la propiedad (siempre manteniendo el respeto por la propiedad privada).

Para mi este primer punto es el más importante, pues con la transformación del campo y el desarrollo de este, la economía se ve beneficiada debido a que Colombia es un país con potenciales, y si el campo se desarrolla se verá mayor avance, pues al desarrollar el campo este no será el único beneficiado, debido a que por consiguiente será necesario mejorar la infraestructura vial, la parte energética etc; y todo esto sin riesgo a que el avance se pierda por un atentado.

  1. Participación política

La apertura democrática busca fortalecer la participación de todos los ciudadanos en la política, los asuntos públicos y la construcción de paz. Así, entrarán al espectro político nuevas voces y proyectos y se romperá el vínculo entre política y armas.

En mi opinión, pese a no haber vivido los grandes conflictos que han azotado al país, si la participación política hubiera sido permitida antes de que los grupos revolucionarios aparecieran, nada de esto hubiera pasado, ya que no hubiera sido necesario tomar las armas para hacerse escuchar.

  1. Fin del conflicto

En este punto se negoció el acuerdo sobre el cese al fuego, hostilidades bilaterales y dejación de armas. Así, todos los victimarios se tendrán que desmovilizar a través de un mecanismo de monitoreo y verificación, este proceso será verificado por terceros como las Naciones Unidas o la Celac.

También este punto prevé la preparación de la institucionalidad del país para la reincorporación de las FARC a la vida civil. Además, la fuerza pública facilitará el desplazamiento de los miembros a las 23 zonas de adaptación veredales y los 8 campamentos.

Este punto es el objetivo principal del acuerdo, pues busca la desmovilización de todos los integrantes de las FARC y su reincorporación a la vida civil. Algunos serán llevados al campo donde trabajarán por el desarrollo de este.

  1. Solución al problema de las drogas ilícitas

En este punto se promoverá la sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos y la transformación de los territorios afectados; además, se le dará al consumo de drogas un enfoque de salud pública que intensifique la lucha contra el narcotráfico.

Además, se creará una estrategia integral para desarticular y judicializar a las redes de narcotráfico y se fortalecerá la lucha contra el lavado de activos en todos los sectores de la economía.

  1. Reparación de víctimas

El sistema Integral está compuesto por diferentes mecanismos judiciales y extrajudiciales que buscan alcanzar la convivencia, la reconciliación, la no repetición y la transición del conflicto armado a la paz.

Se crea una Comisión de la Verdad que es un órgano temporal que contribuye a reconocer los derechos de las víctimas, pero no a administrar justicia. Además, tendrá una Unidad para la búsqueda de personas desaparecidas por medio de acciones humanitarias.

En cuanto a las acciones concretas de contribución a la reparación se harán actos de reconocimiento de responsabilidad, la contribución de los victimarios para la reparación de los damnificados, la restitución de tierras, la reparación colectiva y la rehabilitación psico-social.

Este punto ha sido el centro del acuerdo, pues es importante que aquellos que han vivido el conflicto en carne propia tengan el derecho de recibir el perdón, que se les restituya las tierras y de recibir una compensación económica a partir del dinero del grupo revolucionario (FARC).

  1. Implementación, verificación y refrendación

Se creará la “Comisión de Implementación, Seguimiento y Verificación del Acuerdo Final de Paz y de Resolución de Diferencias”, integrada por 3 representantes del Gobierno Nacional y 3 representantes de las FARC EP o del partido político que surja de su tránsito a la vida legal. La duración de la Comisión podrá ser hasta de 10 años, acordándose un primer periodo de funcionamiento hasta enero de 2019.

Los objetivos de la Comisión serán la resolución de diferencias; seguimiento a los componentes del Acuerdo y verificar su cumplimiento; impulso y seguimiento a la implementación legislativa de los acuerdos; informes de seguimiento a la implementación; recibir insumos de instancias encargadas de implementación.

Teniendo en cuenta todos los puntos del acuerdo y pese a no compartir algunos de ellos, en su mayoría lo estoy y por eso, si tuviera la posibilidad de votar en el plebiscito sin duda alguna iría por el sí.

Claramente el cambio no se vera de manera inmediata en todos sus puntos, pero con el tiempo se verán todos y cada uno de ellos.

En conclusión, el acuerdo es una gran oportunidad que se le ha dado al pueblo colombiano para cambiar la historia y dejar la guerra en un triste y oscuro pasado que no se repetirá.

“No hay camino para la paz, la paz es el camino”.

Mahatma Gandhi.