Artículos | John Marulanda

Coronel John Marulanda (RA)
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Vigía: "...Y quiero ser su presidente"

“Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su presidente” ¿Qué tiene que ver esto con el Bajo Cauca antioqueño? Pues casi que están ligados.

El Bajo Cauca antioqueño, en donde se han presentado diferentes eventos violentos con incineración de buses, de ambulancias y el peaje de Tarazá, saboteo del oleoducto, falta de oxígeno y de medicamentos, escasez de alimentos, todo está interconectado. Las “ballenas” brasileñas que han sido incineradas por la fuerza pública – ¿tres, cuatro, cinco? – y 250 mil personas retenidas en su contra, son una clara muestra del “quiero ser su presidente”. Y esto no quiere decir que nadie en el pasado no lo haya usado. Samper, por ejemplo.

El domingo anterior le propuso al Ministerio de Cultura recordar los nombres de quienes murieron ejecutados en Soacha por pasados gobiernos.

“El peor delito de lesa humanidad de las Américas en la historia contemporánea, aquí comenzó, y por tanto sería importante un gran monumento, ojalá con los nombres de las 6.402 víctimas”, dijo. Y dale con la cantinela de los gobiernos anteriores.

De cualquier manera, ese “quiero ser su presidente”, es una clara muestra del voluntarismo que impera en la región, en donde la democracia representativa está a la baja. Por ahí leí que el balance tiende al centro, es decir, al equilibrio, difícil de ver y de experimentar en las actuales circunstancias. Es otra voz en medio de la vocinglería rabiosa de la galería en contra del alcalde de la localidad, no exentas de uno que otro Bukele.

Doce municipios del Bajo Cauca están con el toque de queda del eje Tarazá-Caucasia cuando llegue el acobijamiento del Clan de Golfo bajo las banderas del Autodefensas Gaitanistas de Colombia. “No hay razón para eso” dijo su abogado. Y aquí aparecen los sicarios que reciben 200 mil pesos por cada acción violenta que cometan.

“La presencia de la fuerza pública que, es masiva, se va a mantener en todo el territorio liberado de organizaciones ilegales armadas, sean que las que quieren la paz o las que se combaten, permanecerá la presencia de Estado”, dijo el presidente el domingo anterior.

Los manifestantes piden la formalización de la minería ancestral, para eliminar la burocracia minera.

 

Si a esto agregamos la educación política de su hijo, el diputado Nicolás Petro se perfila como un delfín complicado, ya que el “quiero ser su presidente” le puede jugar una mala pasada.

Vigía: Emerald Energy

Caquetá, vereda Los Pozos, instalaciones de la empresa petrolera china Emerald Energy, donde 78 uniformados del Esmad, y seis civiles trabajadores, fueron secuestrados. La Defensoría del Pueblo, los ministerios del Interior, de Justicia, de Minas, de Ambiente, el alto comisionado de paz y la Coordinadora del Sur Oriente Colombiano de los Procesos Agrarios, Ambientales y Sociales (Coscopass), llegaron a un acuerdo desigual: 19 acuerdos versus 2 acuerdos del campesinado. No se puede hablar de un cerco humanitario pues hubo dos muertos: un policía degollado, el subintendente Ricardo Arley Monroy Prieto y un campesino que murió de un disparo. ¿Quiénes portaban en su momento armas de fuego?, la turbamulta azuzada por el frente 27, columna Teófilo Forero de las FARC.

Hay que recordar que, en junio del 2011, tres ingenieros chinos contratistas de la misma compañía, Hong, Jing, Fu y su traductor, fueron secuestrados por un año. Se dice por ahí que fueron recuperados previo el pago del rescate en Panamá.

Fue al frente de Los Pozos, que el presidente Andrés Pastrana estuvo inútilmente esperando la presencia de alias “Tirofijo”, en la zona de distensión de 1998 a 2002, situación que dio lugar al popular portal La Silla Vacía. En la villa “Nueva Colombia”, vereda La Siberia, dos días después de terminada esta concesión  a las FARC, en la zona rural, fue secuestrada la política Íngrid Betancourt.

Es más, las llaves del Batallón Número 36 Cazadores de San Vicente de Caguán, fueron entregadas en buena fe por parte del Gobierno de turno, la cual fue abusada por parte de los narcoterroristas. Ahí existe una pista de aterrizaje con capacidad para un Hércules C-130 y actualmente opera la Fuerza de Tarea Conjunta Omega.

Si desde febrero de este año, habían advertido del descontento social que se acunaba en esa zona, ruta de tránsito para narcotráfico, bien podría haberse tomado previsiones y enviar al sitio más soldados o policías.

Con todos estos antecedentes, para ninguno escapa la trascendencia de la puesta en escena el sábado 04, con todas sus consecuencias. Se habla de un millón de dólares por chantaje al Gobierno comunista chino. Comunistas contra comunistas.

Aunque, a decir verdad, caras vemos corazones no sabemos.

Los dineros mal habidos

El involucramiento del hijo de Petro, en el escándalo de la financiación de su padre, es francamente ruidosa.

Así lo niegue su progenitor, el bochornoso espectáculo del delfín palaciego, le puede tocar a él, el presidente.

Bien que los haya recibido, bien que no, de lo cual no hay prueba, aunque sí la habría según denuncia instaurada ante al Consejo Electoral sobre excesos de los dineros financiadores de su campaña.

¿Y qué decir del par de españoletes, Vendrell y Grau?

Vigía: política armada y cocaína

En junio del 2014, el entonces máximo jefe de las FARC, alias «Timochenko», declaró a los medios: “El gobierno puede decirnos: ‘entréguenos las armas y desmovilícense’. ¿Y qué les decimos nosotros? ‘Pues entréguenos el poder’. En esa simplona lógica, el matasiete de las FARC definió su posición frente a las propuestas sencillas del gobierno de Uribe Vélez. Años más tarde el viejo «Timo» sigue al frente de una facción fariana, con el título de Partido de los Comunes, luego de rendirse a un Estado burgués.

Hace pocos días, en la segunda ronda de conversaciones ELN-Gobierno, en México, se ha emitido el comunicado número 5, punto 1, literal a), que aclara que el ELN tendrá una “Caracterización jurídico legal (…) como organización política armada rebelde (…)”.

Amadrinado con sus 59 años de experiencia político-militar, nada mejor que una buena demostración de fuerza para darle sustento a la argumentación política. La lógica fariana del 2014, y la del radical Pablo Beltrán, en una entrevista de televisión, parecen hacerse realidad con la actual declaración de la mesa de conversaciones en México. ¿Política armada?

La inteligencia policial ha denunciado la amenaza de este grupo narcoterrorista para atacar unidades militares y policiales en 15 ciudades del país. La fuerza pública está en alerta previniendo atentados terroristas contra sus bases. Sería bueno escuchar de viva voz a alias “Pablo Beltrán” aclarando que lo dicho por la policía no es cierto y no oírlo a través de su mensajero, el senador comunista Cepeda. Claro que el conflicto actual está alimentado por el narcotráfico sin olvidar los drones iraníes fabricados en Venezuela.

Y hablando de cocaína

Según expertos, se necesitan 200 mil toneladas de hojas de coca para producir 1.400 toneladas métricas de cocaína, lucro anual de Colombia para un mercado con demanda al alza. Para febrero de este año, la policía, argumentando ausencia de contratos, no erradicó una sola hectárea de coca mientras el mismo mes de 2022 se eliminaron 2.982 hectáreas; se incautaron 3 toneladas, cuando el promedio era de 30, y se destruyeron 45 laboratorios, cuando el promedio eran 250 mensuales. El expresidente Iván Duque ya nos alertó: el ELN sigue con su mamadera de gallo mientras vamos rumbo a las 300 mil hectáreas de cultivos ilegales.

La viceministra de Asuntos Multilaterales de la Cancillería dijo que Colombia apoyará a Bolivia en la solicitud a la Oficina Contra las Drogas y el Delito, sesión 66 de la ONU, para despenalizar el cultivo de la hoja de coca, por su tradicional uso sagrado. Se entiende que Perú no los acompañe, por haber declarado persona no grata al actual presidente colombiano, a pesar de lo que diga AMLO.

Con recursos que, según expertos, pueden alcanzar el 4.5% del PIB, no es de extrañar que Petro anhele el deseo “progre” de libre consumo y repela la judicialización de Pedro Castillo: era su socio en la triple alianza de principales productores de cocaína en el mundo.

Vigía: persona no grata en Perú

La inédita y reciente declaración de la presidenta en ejercicio del Perú, Dina Boluarte, señalando al actual presidente de Colombia como persona no grata en dicho país, es una confirmación a Keiko Fujimori y al Congreso del nuestro vecino. Petro, quien indignado reclamó en la Celac del pasado 24 de enero sobre la destitución de Castillo, volvió a decir que la policía del hermano país se había comportado como nazi, a raíz de su incursión a la Universidad de San Marcos. Y lo declaró pocos días después que 7 policías fueran masacrados en una emboscada de remanentes de los “terrucos” (terroristas) de Sendero Luminoso en Picharí, Cusco, reconocidos “porteadores” de cocaína hacia el Pacífico (VRAEM) o hacia Brasil vía Loreto. Repitió la acusación que en su momento hizo contra el propio Estado colombiano: Estado nazi. Lo mismo dice Putin de Ucrania.

Desde la guerra con el Perú en 1934, Colombia no había tenido un comportamiento político tan errático, especialmente con sus vecinos limítrofes. Nunca se criticaron los generales golpistas peruanos Juan Velasco Alvarado (1968) y Francisco Morales Bermúdez (1975) aunque sí se recibió asilado al expresidente Alan García en 1992.

Las dos visiones políticamente opuestas de Fujimori y Boluarte refuerzan la posición del Comité de Relaciones Exteriores que el 10 declaró: “Expresamos nuestro rechazo a las inaceptables expresiones (…) que constituyen una ofensa a nuestra Policía Nacional del Perú (…)”. El 15, Keiko Fujimori le espetó a través de medios al primer mandatario colombiano, funcionario a quien rotuló de guerrillero: “le voy a pedir públicamente que no meta su nariz roja en el Perú”. El 18, el Congreso en pleno, junto con la declaración de persona non grata, exhortó a los ministerios de Interior y Relaciones Exteriores a llevar a cabo “las gestiones necesarias” para garantizar que Petro “no ingrese al territorio nacional”. Y el pasado 19, la presidenta Dina Boluarte le dijo a Petro que “no se meta donde no lo han llamado” y se dedique a “gobernar a Colombia”.

Mientras Petro está embarcado en una Paz Total que persiste en hacer agua, Castillo implementó el Pacto Ciudadano entre la Comisión Nacional para el Desarrollo, Vida sin Drogas (Devida) y cocaleros, para la erradicación “voluntaria y progresiva” de cultivos ilegales. En su pasada charla, en diciembre, en Lima, en la Alianza Pacífico, esa “flexibilización” de la lucha antidrogas de los últimos meses podría ser la explicación de algún tipo de convenio entre los dos más grandes productores de cocaína en el mundo y de la furia de Petro.

El embajador plenipotenciario de Colombia en Perú, no se ha pronunciado al respecto, aunque la Cancillería de Colombia lo hizo el pasado domingo 19, interpretando …que este es un acto de carácter político del órgano legislativo del Perú, que no compromete al pueblo y, por lo tanto, no afecta la histórica relación con la hermana nación”.

No solo del Congreso, señor Canciller. Tanto de la izquierda como de la derecha hay reclamos justificados contra Gustavo Petro Urrego, quien se encuentra en medio de una turbulencia política y social.

Vigía: ¿Kolumbien, ¿nazi-staat?

La balconeada, al mejor estilo gaitanista y la gastada vehemencia de sus palabras de campaña, hacen de Petro un real e inminente riesgo para sus vecinos, especialmente Venezuela, con la que malcoquetea comercialmente. El tránsito fronterizo encuentra cada día nuevos tropiezos legales, mientras los gerentes locales recelan de la verdadera capacidad de pago de sus contrapartes, que en su momento expropiaron sus pertenencias.

Pero todo esto es el resultado desastroso del comunismo y del nacionalsocialismo, hoy conocido como socialismo del siglo 21 o progresismo disfrazado de indigenismo, unigenerismo, untado de narcotráfico y proclive a la impunidad. Referencias: El Holomodor de Ucrania (Stalin, 1932-1933) 3.5 millones de muertos; la Revolución Cultural en China (Mao, 1966-1976), 400 mil muertos; el genocidio del Khmer Rouge en Camboya (Pol Pot, 1975-1979) con 2 millones de muertos y la Revolución Cubana (Castro, 1964-actualidad) con 5.000 fusilamientos y asesinatos extra judiciales.

Colombia es el tercer país en conflictividad, después de Afganistán y de la República Democrática del Congo, además es el primer productor de cocaína y la reciente sentencia de la CIDH sobre el genocidio de la UP (1985-1993), no solo ha servido para que los narcos terroristas farianos se autoproclamen como víctimas, sino que ha sido la excusa para que Petro salga a comparar el Estado colombiano con el régimen nazi: “(…) no hay diferencia entre el Estado Colombiano y el Estado Nazi, y que el nuestro no solo es asesino, sino es genocida (…), ayudó a matar a miles de colombianos simplemente porque eran de izquierda”.

Aclaremos. Fueron casi 300 los afiliados al Partido Nazi en Colombia, entre ellos once pilotos, operadores de radio y mecánicos de Scadta con sede en Barranquilla. Algunos fueron considerados “héroes nacionales” y hasta recibieron la Cruz de Boyacá, como el comandante Herbert Boy luego de su hazañoso desempeño en la guerra contra el Perú de 1932. Pero durante la Segunda Guerra Mundial al menos 100 alemanes fueron confinados en el hotel Sabaneta, en Fusagasugá, de acuerdo con una lista negra enviada por US. Y que Hitler anduvo por Tunja y Paipa, según el escritor argentino Abel Basti, es algo que queda para la especulación histórica.

A pesar de que Colombia ha sido catalogada como la nación con la mayor desigualdad de la región, las “Jaulas de la infamia” como las llamaron algunos o campos de concentración estilo nazi, fue lo que testimoniaron todos los colombianos al ver a sus soldados y policías rodeados por alambres de púas en el Caguán, luego de ser secuestrados y encerrados por sus captores, en cabeza del “Mono Jojoy”. Esos sí eran campos de concentración (*).

A pesar de que en la Escuela de Policía “Simón Bolívar” de Tuluá, se haya representado un “evento pedagógico” con uniformes y banderas nazis, en noviembre del 2021, que terminó con la baja de su director, declarar públicamente que Colombia es un Estado Nazi, es un despropósito mayor. Después de las fracasadas marchas pro-petro del pasado martes, Colombia sigue siendo un Estado digno y democrático, pero no nazi, hasta ahora. Solo queda a los colombianos recuperar la sensatez, la cordura y bajarle el volumen a la irracionalidad que los mantiene tan polarizados, psicóticos y a punto de explotar.

Vigía: de masacradores a ¿víctimas?

El pasado 5 de julio, durante las celebraciones del Día de la Independencia, desfilaron en Caracas el Antonio José de Sucre ANSU 100, un aparato “de observación, reconocimiento y ataque, con capacidad antitanque y antipersonal” y el ANSU 200 que fueron diseñados por Irán, con quien Chávez firmó en el 2007 un contrato para la construcción de esos micro aviones a control remoto. Ambos son una versión modernizada del dron iraní Mohajer 2. Hoy, Venezuela se ha convertido en el primer país de América Latina en contar con drones armados. Hace 6 años en Yihad en Latinoamérica, el autor nos introdujo al riesgo, aún latente, de que Venezuela podría eventualmente utilizar drones para su defensa y ataque a puntos específicos de Colombia. Sabemos del empleo de drones rusos y chinos en la frontera colombo-venezolana, pero la ostentación de los drones iraníes, demuestra hasta qué punto hemos llegado, aunque afortunadamente para nosotros los colombianos, las relaciones binacionales parecen estar aceitadas.

La tecnología aeronáutica no solo nos ha llevado a explorar el espacio extraterrestre, sino que inventó los misiles balísticos intercontinentales y los drones kamikazes con alcance de hasta 2.500 kilómetros. Se supo de ellos en la guerra Armenia-Azerbaiyán del 2020 y son los que está utilizando Rusia para destruir centrales energéticas y aterrorizar a los civiles en Ucrania. El pasado 28 de enero, minidrones efectuaron un ataque contra un “taller” en Isfahan, en donde se construían los drones que emplea Rusia para afectar a Ucrania. Isfahan es una ciudad localizada a unos 350 kilómetros al sur de Teherán, vecina a una base de cazas estadounidenses F-14 y a un Centro de Investigación y Producción de combustible nuclear. Como en el pasado, (casos de Natanz en julio 2020 y abril de 2021, Karaj en junio del 2021 y la destrucción de más de 120 drones en febrero del 2022), Israel ha sido señalada de estar detrás del ataque. Mientras a Zelensky los norteamericanos lo equipan con tanques Abrams, los alemanes con blindados Leopard y Netanyahu, de rigurosa derecha política, asume el poder en Israel, no es de extrañar que esa guerra pareciera salirse de contexto regional y solo le dejara a Rusia la amenaza nuclear, en un escenario que nos pone en riesgo a todos. La fuerza naval iraní, por su parte, se alista para cruzar por primera vez el canal de Panamá y entrar en el océano Pacífico con su fragata Dena y su buque de guerra Makran a la cabeza.

La neutralización de narcoterroristas del ELN en vecindades a Buenaventura, el pasado domingo, nos pone a pensar que a pesar de la segunda mesa de negociaciones en México la próxima semana, el gobierno de Caracas pueda entregarle a la patulea elena uno de sus drones iraníes para que ateten contra un blanco sensible que les de poder político de negociación. Nos preocupa un eventual acuerdo con el grupo narcoterrorista, que combate por una ruta de salida del estupefaciente por el Pacífico. En el entretanto, la guerra irregular que nos ha identificado desde hace 60 años, sigue en desarrollo con el combustible de la cocaína a pesar de las promesas de paz total del actual gobierno. Y, finalmente, Latinoamérica es más cristiana que musulmana.

Vigía: drones iraníes en Venezuela

El pasado 5 de julio, durante las celebraciones del Día de la Independencia, desfilaron en Caracas el Antonio José de Sucre ANSU 100, un aparato “de observación, reconocimiento y ataque, con capacidad antitanque y antipersonal” y el ANSU 200 que fueron diseñados por Irán, con quien Chávez firmó en el 2007 un contrato para la construcción de esos micro aviones a control remoto. Ambos son una versión modernizada del dron iraní Mohajer 2. Hoy, Venezuela se ha convertido en el primer país de América Latina en contar con drones armados. Hace 6 años en Yihad en Latinoamérica, el autor nos introdujo al riesgo, aún latente, de que Venezuela podría eventualmente utilizar drones para su defensa y ataque a puntos específicos de Colombia. Sabemos del empleo de drones rusos y chinos en la frontera colombo-venezolana, pero la ostentación de los drones iraníes, demuestra hasta qué punto hemos llegado, aunque afortunadamente para nosotros los colombianos, las relaciones binacionales parecen estar aceitadas.

La tecnología aeronáutica no solo nos ha llevado a explorar el espacio extraterrestre, sino que inventó los misiles balísticos intercontinentales y los drones kamikazes con alcance de hasta 2.500 kilómetros. Se supo de ellos en la guerra Armenia-Azerbaiyán del 2020 y son los que está utilizando Rusia para destruir centrales energéticas y aterrorizar a los civiles en Ucrania. El pasado 28 de enero, minidrones efectuaron un ataque contra un “taller” en Isfahan, en donde se construían los drones que emplea Rusia para afectar a Ucrania. Isfahan es una ciudad localizada a unos 350 kilómetros al sur de Teherán, vecina a una base de cazas estadounidenses F-14 y a un Centro de Investigación y Producción de combustible nuclear. Como en el pasado, (casos de Natanz en julio 2020 y abril de 2021, Karaj en junio del 2021 y la destrucción de más de 120 drones en febrero del 2022), Israel ha sido señalada de estar detrás del ataque. Mientras a Zelensky los norteamericanos lo equipan con tanques Abrams, los alemanes con blindados Leopard y Netanyahu, de rigurosa derecha política, asume el poder en Israel, no es de extrañar que esa guerra pareciera salirse de contexto regional y solo le dejara a Rusia la amenaza nuclear, en un escenario que nos pone en riesgo a todos. La fuerza naval iraní, por su parte, se alista para cruzar por primera vez el canal de Panamá y entrar en el océano Pacífico con su fragata Dena y su buque de guerra Makran a la cabeza.

La neutralización de narcoterroristas del ELN en vecindades a Buenaventura, el pasado domingo, nos pone a pensar que a pesar de la segunda mesa de negociaciones en México la próxima semana, el gobierno de Caracas pueda entregarle a la patulea elena uno de sus drones iraníes para que ateten contra un blanco sensible que les de poder político de negociación. Nos preocupa un eventual acuerdo con el grupo narcoterrorista, que combate por una ruta de salida del estupefaciente por el Pacífico. En el entretanto, la guerra irregular que nos ha identificado desde hace 60 años, sigue en desarrollo con el combustible de la cocaína a pesar de las promesas de paz total del actual gobierno. Y, finalmente, Latinoamérica es más cristiana que musulmana.

Vigía: ¿está Colombia envenenando a Ecuador?

Desde Davos, en donde asistieron los presidentes de Colombia, Ecuador y Costa Rica, el primer mandatario colombiano se comunicó con sus subalternos sobre la grave crisis del suroccidente del país, en el municipio de Rosas, que obligó a que el gobierno colombiano utilizara al Ecuador para abastecer a Nariño. El próximo 5 de febrero, los ecuatorianos elegirán juntas parroquiales, alcaldías y consejos provinciales y decidirán en las urnas si aprueban o no la extradición a Estados Unidos de sus paisanos acusados por narcotráfico. Con una producción de unas 1.500 toneladas métricas de cocaína en Colombia, más del 70 % saliendo por el andén Pacífico colombo-ecuatoriano y con el dólar como la única moneda oficial en Suramérica, el Ecuador se ha convertido en el paraíso de los narcotraficantes.

La muerte de alias «Rasquiña», quien lideraba a los Choneros y sus bandas aliadas fue el disparador de una serie de 11 masacres con más de 400 presos torturados y asesinados en seis cárceles de Ecuador. La Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, testimonió el asesinato de 119 presos, el peor de la historia de Ecuador y el quinto más sangriento en Latinoamérica. Unas 20 bandas integradas por 40 mil delincuentes aproximadamente en este país de 18 millones de habitantes, es preocupante. En noviembre del 22, dos cadáveres decapitados y colgados de un puente en Esmeraldas, son la marca territorial mexicana en esa provincia limítrofe, precisamente, con el convulso Nariño. También en ese mes, se registraron 13 atentados, 5 policías asesinados y otros dos malheridos, lo que llevó al presidente Lasso a declarar estado de excepción en esas regiones.

Todo empezó en el 2006, cuando Jorge Briceño, “Mono Jojoy”, anunció que las FARC financiaron la campaña de Rafael Correa con 400 mil dólares, marcando de una vez el destino narco político en ese país. Los hermanos Ostaiza, Chauvin, Patiño, los Larrea, el capitán Telmo Castro, asesinado en la cárcel, el ex vicepresidente Glass, vinculado a Odebrecht y una lista interminable de funcionarios y jueces se han “incorporado” a las huestes de esta fresca narco red. Hace pocos días estalló un nuevo escándalo de corrupción en el sector energético: el actual secretario Anticorrupción, Luis Verdesoto renunció a su cargo; un cuñado de Lasso fue relacionado con este caso.

En medio de “una sociedad totalmente descompuesta” según Luis Córdoba, académico de la U Central, no es de extrañar que una funcionaria colombiana, aplauda el renacimiento del Alianza País del convicto Correa, otro ex que se uniría a la lista de izquierdópatas latinoamericanos. Todo un tendido rojo que parece controlar la política regional, con el beneplácito de rusos y chinos, contradictores de US, el imperio proveedor y, por momentos, protector. La simpatía de Petro a los crecientes cultivos ilegales ¿es el motivante de tal turbulencia? La Confederación Indigenista del Ecuador (Conaie) ¿se aprovecha de esa situación?

Acotación: además de Venezuela, Cuba y Nicaragua, Colombia y otros países de la región también han adquirido armamento ruso. Donarlo a Ucrania que US lo reemplazará, dijo la general Richardson comandante del Ussouthcom. Aquí solo tenemos helicópteros MI-17. ¿Qué dirán Venezuela y Nicaragua?

Vigía: Washington, Pekín, Moscú, Caracas y Haití

El International Crisis Group, recomienda hacerles seguimiento a 10 conflictos: Ucrania, Azerbaiyán, Irán, Yemen, Etiopía, República Democrática del Congo, el Sahel, Pakistán y Taiwán. El único país de Latinoamérica y el Caribe en esa lista es Haití, ubicado como octavo. Colombia solamente es mencionado en su relación fronteriza con Venezuela. Tampoco se mencionan Perú, ni Chile, ni Bolivia. Quienes empuñaron las armas legales y legítimas del Estado en contra de las FARC, el ELN, el M-19 y el EPL, se deben sentir frustrados.

Cientos de pandillas controlan más de la mitad del país. Asfixian a la capital, Puerto Príncipe (…). La coalición de pandillas más grande, el G9, está encabezada por el notorio pandillero Jimmy “Barbeque” Chérizier (…) En julio, los enfrentamientos entre el G9 y otra pandilla por Cité Soleil, una empobrecida comuna cercana a Puerto Príncipe, resultaron en más de doscientas personas muertas en poco más de una semana”, dice textualmente el informe de Crisis. En octubre pasado, Ariel Henry, neurocirujano y primer ministro en funciones presidenciales, solicitó apoyo militar extranjero para enfrentar a los gangs pero algunos se oponen a cualquier misión de este tipo, argumentando que solo serviría para empoderar a Henry. Y en medio de este caótico escenario, continúan detenidos nuestros militares retirados, reos del magnicidio de Jovenel Moise en el 2021. Allí siguen en condiciones precarias y en permanente riesgo de hambre y enfermedad, de pronto esperando que alguna potencia decida intervenir en esta empobrecida nación.

El país vecino, República Dominicana, confirmó que para este febrero estarán finalizados los primeros 50 kms de muro fronterizo, en una puja que viene desde la independencia de Haití, en esa Isla de La Española.

¿Rusia y/o China en Haití?

En la intención manifestada por Maduro sobre “avanzar en la consolidación de una nueva geopolítica regional” de la mano de sus “hermanos mayores”, Deng Xiao Ping y Vladimir Putin, es poco probable que estos dos países deseen hacerse cargo de Haití, país desinstitucionalizado y abandonado al garete de su suerte.

Maduro dijo en su informe anual de gestión ante la Asamblea Nacional chavista, que “Venezuela se pone al frente de la batalla por la construcción de (…) esa fuerza independiente y soberana que le va a traer más progreso y prosperidad a nuestra patria y a todo el continente latinoamericano y caribeño”. Y dijo que hablo telefónicamente con Alberto Fernández, con Lula da Silva y con Gustavo Petro para lograr que se unan a las propuestas de Moscú y Pekín. Dudoso que Haití se avenga a un eje geopolítico diferente al de Washington en los actuales momentos, mientras otras potencias extracontinentales, como Rusia o China, ahondan su influencia en este continente lleno de recursos naturales y de cristianos (tenemos Papa), a excepción de Haití y otras islas del Caribe, más proclives a la brujería tropical, aunque chinos y rusos están muy activos en Nicaragua y Cuba.

Los principales apoyos económicos y humanitarios con que cuenta este miserable país provienen de Canadá y Estados Unidos quienes, finalmente, son los que manejan la situación en la isla.

(Mercenarios norteamericanos y europeos son frecuentes, como lo retrató “Los comediantes” de 1967, con Richard Burton, en donde los Tonton Macoutes de “Papa Doc” Duvalier son los protagonistas).

Vigía: 270 grados de preocupación

La situación de seguridad en Colombia, a comienzos de este 2023, sigue complicada a pesar de la anunciada paz total. Una contraorden del Ejecutivo, firmada por el presidente y su mindefensa, manda de nuevo a los militares a cumplir con la misión para la que han sido entrenados: atacar al ELN. No sabemos si es una retaliación o una intimidación o una advertencia. Y mientras los militares “planean” qué hacer, los policías no la están pasando mejor. La institución ha difundido por las redes la inconformidad de 3.000 agentes llamados a presentar un examen del Icfes, organización que reconoció a través de un comunicado de prensa que: “se dispuso de la respectiva verificación del proceso, identificando el pasado 5 de diciembre una falla técnica en el cargue y procesamiento de una de las variables…”. También son los casos de los policías que abandonaron estación en San José de Urama, Dabeiba, Antioquia, por falta de garantías para su seguridad y los de Policarpa, Nariño, quienes permanecen encerrados en su cuartel debido a la presencia de hombres y mujeres armados de alguna de las 19 estructuras que delinquen en ese departamento. En solo 11 días de enero ya se han registrado por lo menos 3 masacres en Nariño, Cauca y Cesar, sin contar los sicariatos urbanos y el abortado intento explosivo contra la vicepresidenta.

En Perú, Dina Boluarte prohibió el ingreso de Evo Morales por «intervenir» en los asuntos de política interna del país. El año pasado, el parlamento derechista declaró al inca persona non grata por promover una salida al mar de su país, a través del sur peruano. Puno, la zona aymará peruano-boliviana, se ha convertido en epicentro de las protestas y desde allí se proyecta una marcha hacia Lima. En Juliaca, ya son unos 18 los muertos por choques entre manifestantes y fuerzas del orden durante un intento de ocupación del aeropuerto local. Los bloqueos de carreteras en seis de los 24 departamentos del país, incluyendo zonas turísticas como Puno, a orillas del lago Titicaca, Cusco, Arequipa, Madre de Dios, Tacna y Apurímac, persisten. Las movilizaciones nacionales acumulan unos 50 muertos en casi un mes y los reclamantes demandan el cierre del Congreso, la renuncia de Boluarte, una asamblea constituyente y nuevas elecciones.

No lejos de allí, en la Media Luna boliviana, la protesta cívica continúa en Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija, debido a la captura y condena inicial del gobernador cruceño Luis Fernando Camacho, acusado de terrorismo y rebelión I, tres años después de que logró defenestrar a Morales, esgrimiendo una biblia y una carta de renuncia presidencial redactada por él mismo. Tuvo el apoyo militar. Como en Perú.

En Brasil, el vandalismo contra los símbolos de la democracia, rechazado por todos los gobiernos del mundo; en Venezuela, tres parlamentarias opositoras de un simbólico parlamento elegido en el 2015, acusadas de “… traición a la patria, asociación para delinquir y legitimación de capitales” y en Santiago la «incapacidad administrativa» de la comunista Irací Hassler que ha disparado los índices delictuales, sin mencionar el sur de ese país. Parecido a Nicaragua en donde los religiosos son reos de rebeldía.

En Colombia, como en Perú, solamente una FFPP sólida, con moral y cumpliendo con sus deberes constitucionales, nos garantizará lo básico: nuestra seguridad pública y ciudadana.

Vigía: de Bolivia a Colombia ¿el mismo patrón?

Los errores son permanentes. Los terroristas de la primera línea, la dirección del ICBF, los aviones franceses, el anuncio a los cocaleros del Catatumbo, el arribo de armas largas desde México y Brasil, y ahora el desmentido del ELN al decreto presidencial del 31 de diciembre del 2022, parecen marcar un nuevo rumbo de improvisación, incertidumbre y falta de seriedad en este 2023. Algo muy parecido a la situación actual de Bolivia. Veamos.

Los departamentos de la Media Luna Oriental, Beni, Pando, Tarija y Santa Cruz, un tercio del territorio nacional, con casi la mitad de los habitantes del país y el origen de 70 % de la producción alimentaria, están en rebeldía. La primera vez que visité Santa Cruz de la Sierra comprobé la vitalidad y exuberancia de los “Cambas”, por oposición a la falsa mansedumbre de los “Collas” andinos, etnia a la que pertenece el inca Morales.

El disparador del vandalismo en Santa Cruz y en Cochabamba, ha sido el arresto del gobernador Luis Fernando Camacho, quien logró defenestrar a Morales en noviembre del 2019, esgrimiendo una biblia y una carta de renuncia presidencial redactada por él mismo. Tuvo el apoyo militar. Como en Perú. Tres años después, el pasado 29 de diciembre, Camacho fue sentenciado por un juez de Instrucción Penal Cautelar por Rebelión I (Jeanine Añez fue condenada a 10 años por Rebelión II).

Y la motivación fue el anuncio inicial del gobierno de que el censo poblacional se haría este año, para luego decir que sería en 2023 y después posponerlo para 2024. Todo para ocultar el fraude cuando en septiembre de 2009, una delegación de jóvenes venezolanos chavistas inscribió en quince días a 1.100.000 nuevos votantes: habría más votantes que habitantes.

El ex presidente “Tuto” Quiroga dijo que el presidente Arce “se presta para lavar la cara del fraudulento que se fugó” en referencia a Morales; la diputada Ma René Álvarez, aclaró que la detención de Camacho es un atentado a la libertad y la democracia de todo el país; Rómulo Calvo, líder cruceño, le exigió al presidente que libere al gobernador para “evitar la innecesaria confrontación que su Gobierno pretende instalar”; los líderes cívicos consideraron que la detención del gobernante fue una “transgresión abusiva, ilegal y arbitraria, socialmente inaceptable y moralmente repudiable”. El partido de Camacho aseveró que su detención expone al país a una “gravísima situación de violencia” con “insospechadas consecuencias” para el Gobierno. “Estamos enfrentando el gravísimo peligro de convertirnos en un Estado donde prevalezca la dictadura, el abuso y la violencia con un Gobierno que busca imponerse con el terrorismo de Estado”, advirtió la agrupación política Creemos. ¿Suena familiar?

Según Arce, su modelo económico, “social, comunitario y productivo” es la envidia de todos los países vecinos, menos de Colombia, aunque para allá vamos. Y ni qué decir de Cuba, Nicaragua, ni de Venezuela. En Colombia, pareciera estar imponiéndose una izquierda que no entiende la “nueva realidad” económica que rechaza el marxismo-leninismo fosilizado, aunque efectivo. México oficia de depositario de los líderes de la izquierda latinoamericana. Recordemos que hacia allá se dirigía el peruano Castillo hace pocas semanas y con 60 años de violencia interna y como primer país productor mundial de cocaína, el caso de Colombia es emblemático para toda la región. FARC y ELN, campean impunes en territorios de minería ilegal y narcotráfico en Venezuela y en la frontera binacional. Y aunque el “protector” del Táchira ha jurado asegurar este límite, la situación tiende a agravarse.

Adendo: cantinflescas las explicaciones del mingobierno Prada esta mañana sobre el trino del presidente del alto al fuego bilateral, desmentido por el ELN.

Vigía: elucubraciones de fin de año

Lo evidente para un “muchacho” de mi edad, es que la tecnología ha cambiado no solo el mundo en general, sino la manera en que nos comunicamos, en particular. En mi infancia había que coordinar una cita por el ya viejo teléfono de disco numerado y estar atento a la hora y el lugar, si se trataba de una llamada de larga distancia. Larga distancia que ya no existe, pues la llevamos en nuestra mano, en nuestro celular. Lo mismo sucede con las videollamadas que, en esos lejanos años de mi infancia, solo existían en el reloj de Dick Tracy, el del sombrero detectivesco.

Primero fue el Telégrafo, luego el Walkie-talkie, el Trunking y el Beeper, después llegó el teléfono inalámbrico y finalmente (aunque reconozco que me faltan datos), para finales de este 2022, las redes sociales se han convertido en las reinas de la intercomunicación personal. Facebook, Twitter, WhatsApp, Telegram, Instagram, LinkedIn, Twich, Be real y cientos de breves procesos de información instantánea y real que están dejando una marejada de jóvenes analfabetas funcionales, mediocres y sin sentido crítico, digo, aunque muy enterados de todo lo que sucede en el mundo, en su mundo. Nuevos ritmos, nuevas modas, decrecimiento en el interés sexual aparejado con porno vintage, mascotas en vez de hijos. Todo lo anterior con un Messi engrandecido, aunque firme en sus “románticas” creencias y un Qatar con serias dudas sobre la honestidad en su competencia para ser la sede del mundial de futbol. Y resulta que Ronaldo es un antisemita y que un millonario ruso murió de un ataque cardiaco mientras se lanzaba de un quinto piso en un hotel de la India.

Narro todo lo anterior para presentar el mapa de la realidad actual, signada por la crisis climática, como que el ciclón invernal azota a los Estados Unidos, el deterioro de muchas monedas locales y la superproducción de cocaína en Colombia, algo que tiene entre los palos a las autoridades venezolanas, eficientes intermediarias del ese comercio y a los norteamericanos, principales consumidores del estupefaciente.  Nihil novum sub sole.

Es decir, no mucho ha servido el avance tecnológico si aún tenemos antisemitismo, drogas, clima, corrupción y muchas otras “perversiones” humanas que nos han caracterizado desde épocas remotas. A pesar de la tecnología y de las afortunadas coincidencias físicas que plantea S. Hawking, seguimos siendo humanos, tan humanos, tan homo sapiens, como el vecino no importa en cuál entorno nos encontremos.

La rueda, el fuego, el cine, y toda una cadena de artilugios ingenieriles y etcéteras, han hecho de este un mundo más acelerado, interconectado e hiperinformado. No importa. Únicamente la creencia en un Dios sobrenatural, rector de rectores, es lo que ha guiado a esta humanidad, como un pastor que lleva a su manada por el camino ¿del castigo? o de la redención.

Desde la escasa altura de mis siete décadas, no puedo dejar pasar este fin de año, sin repensar la dinámica social que nos ha puesto en la antigualla talibán y en la realidad de Ucrania-Rusia, mientras Colombia lidera la amenaza bélica aérea regional y Venezuela usufructúa los beneficios propagandísticos de El Súper Bigotes. Así terminamos el 2022 y nos abrimos a un 23 ojalá con mejores perspectivas, si el Becerro de Oro no nos envenena.

Vigía: ideología vs. tecnología

Aunque el actual Mindefensa colombiano no tiene ni idea de tecnología militar –es un excelente jurista anticorrupción y anticrimen transnacional– su simpatía por el avión de combate sueco Grippen parece ser una programada distracción de la verdadera intención presidencial que, en esta, como en otras oportunidades, es hipócrita. Siendo candidato presidencial en marzo del año anterior, Petro tuiteó: La compra de aviones en medio de una crisis como la que vivimos, es el máximo grado de irresponsabilidad de un gobernante. No entiendo un país que pueda aplaudir que no se usen los recursos para salvar la vida y en cambio sí en instrumentos para bombardear niños”. En junio, una vez electo, envió un nuevo tuit en el que solicitaba a Iván Duque, suspender la compra de seis aviones para las Fuerzas Armadas advirtiendo que toda aeronave de este tipo que se comprara durante las últimas semanas del gobierno saliente se volvería a vender.

Aún con la mentalidad setentera comunista de la lucha revolucionaria contra el capitalismo, patente en su ida de lengua sobre las vías 4G, el ahora presidente de Colombia, de acuerdo al artículo 217 de la Constitución Nacional, que involucra la defensa de la soberanía, la independencia y la integridad territorial, no solo aprobó el proyecto PES de fragatas para la Armada, sino que ahora anunció en la Escuela Militar que “se han dado unas negociaciones que no solo dan suficientes periodos de gracia, sino que establecen unos criterios contractuales, por medio de los cuales la inversión pública de Colombia se devuelve, no solo en los instrumentos que compra, sino en el apoyo necesario a las capacidades nacionales en una serie de temas que tienen que ver con el desarrollo de la industria aeronáutica y aeroespacial”.

A decir de Petro Los fines constitucionales (…) implican unos instrumentos para que seamos capaces de hacer respetar la soberanía nacional.

De las cuatro ofertas sobre la mesa, el presupuesto actual no alcanzaría sino para unas cuantas piezas norteamericanas Lockheed Martin F-16 Bloque-70, una decena de Saab Gripen NG, una media docena inicial de Dassault Aviation Rafale C/F3 y un grupo de Airbus Eurofigther Typhoon. Los Grippen de la SAAB, no han sido probados en el campo de batalla y Suecia, su país de origen, no pertenece a la OTAN; los Typhoon tienen experiencia en batalla real y los F-16 no solamente son battlefield tested, sino que involucran reconocimiento, orientación, interdicción aire-tierra, capacidades anti barcos, detección nuclear, reabastecimiento de compañero a compañero. Queda el Rafale, también probado en batalla, como óptima opción, con una visita de pilotos y técnicos de la FAC a Bordeaux-Merignac, generación de empleo a comunidades y la simpatía de Petro hacia el gobierno francés.

Sabiendo que el único país limítrofe con el que hemos tenido problemas es Venezuela, vale la pena preguntarse si ahora que, al parecer, se están limando asperezas ideológicas con el mandamás vecino, la nueva flota aérea que se adquirirá operará con la suficiente superioridad aérea frente a cerca de 22 Sukhoi Su-30 rusos, 16 F-16 Fighting Falcon estadounidense, 23 Hongdu K-8VV chinos y 10 Embraer EMB 312 Tucano, brasileño, según gmail. A lo que hay que añadir las pasadas amenazas de parlamentarios del PSUV sobre bombardeo a sitios críticos en Bogotá.

El más reciente tuit de Nicolás Petro no deja lugar a dudas sobre aquello de que lo que se hereda no se hurta: “No estoy de acuerdo con la compra de aviones de combate. Todo para La Paz, nada para la guerra”. En eso están de acuerdo los presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes. Políticamente, la izquierda permanece en su negación de la compra de aviones de combate, con el cuento de la paz total.

Todo lo anterior, sin contar con el reciente reclamo del Departamento de Estado de US al presidente Petro sobre el asunto del narcotráfico, en el cual Colombia es el primer productor mundial: “La erradicación forzosa de cultivos ilícitos debe continuar”, dijo el comunicado de advertencia del Gobierno del norte.

Aprovecho la oportunidad para desear una feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de bendiciones a mis lectores.

Vigía: el asunto es de contexto

“Los gobiernos que ordenan a su policía matar, encarcelar, torturar y detener jóvenes no son gobiernos democráticos y este es el gobierno del cambio”, sentenció el mandatario al anunciar la multitudinaria liberación de los detenidos, enjuiciados y condenados por el vandalismo del 2021.

El contexto en el cual el presidente Petro presentó la muerte de jóvenes en Chile, no tiene nada que ver con el que se vivió en Colombia a finales del año anterior. Allí imperaba una dictadura militar que en nada se relaciona con un gobierno civil y democrático como el de Colombia para finales del anterior calendario. Y esa diferencia de contexto marca una distancia clarísima entre ambas realidades.

La referencia petrista no da lugar para proponer la libertad de los jóvenes revoltosos de la Primera Línea, vinculada con el ELN, para que se conviertan en gestores de paz, especialmente aquellos condenados por delitos como tortura, homicidio, incendio y vandalismo.

A las declaraciones del presidente, los ministros de Gobierno, de Justicia y de Defensa, como buenos cuadrilleros, salieron al quite de un torero comprometido: que no serán todos, que solo quienes no tengan condenas, que únicamente los sanos, etcétera… “Quiero dejar muy en claro que esto no es un proceso ni de amnistía, ni de indulto, ni de perdón judicial. Todos los procesos judiciales de quienes hayan sido judicializados en medio de la protesta continuarán en manos de los jueces hasta su terminación”, puntualizó Alfonso Prada, ministro de Gobierno.

El propio ministro de Defensa, a través de la prensa, corrigió a su presidente: “No van a tener esa calidad (de gestores de paz) personas que hayan cometido hechos graves o que, por lo menos, estén imputados por hechos graves”, detalló el funcionario.

Por su parte, el magistrado Hugo Alexánder Ríos, presidente del Tribunal Superior de Bogotá aclaró: “Todas las decisiones de los jueces se han tomado sobre la base de un ordenamiento jurídico, son decisiones legítimas. Quienes han sido privados de la libertad, están allí por una orden de autoridad competente emitida de conformidad con los procedimientos establecidos en la Constitución y la ley, luego no hay ninguna detención ilegal”, dijo el jurisconsulto.

A escasos 100 días de su mandato, el gobierno Petro ha certificado 35 líderes asesinados, 29 masacres y una condenada, alias Violeta, como negociadora ante el ELN en Caracas, no sabemos aún si ganando 800 mil pesos mensuales por su explosivo aporte.

En medio de esta confusión, el desconcierto crece mientras el orden público se escapa entre las manos del Gobierno de un extremista de la izquierda que por primera vez llega a la presidencia en Colombia: seis soldados del batallón Pichincha asesinados, siete heridos y otros tantos desaparecidos en la vereda Muchiques, municipio de Buenos Aires, Cauca, por cuenta de la cuadrilla Jaime Martínez de las FARC y dos policías asesinados en Bogotá, en las recientes horas.

Con la inflación anual más alta en lo que va corrido del siglo, 12.53 %, un equipo ministerial radical y primario, el mandatario ha declarado a una cadena radial que “me he empezado a sentir débil” por cuenta de una tos que no lo abandona, aunque algunos maliciosos hablan de rumba y whisky, y advierten de videos comprometedores en manos de un alto exfuncionario del Estado.

El escenario, pues, no pinta nada fácil para los colombianos que guiados por un fanático anclado en su pasado revolucionario llegó a la presidencia tras el desencanto de unos electores que buscaban otro tipo de “cambio” que no sea la continuación de 60 años de violencia interna y de ser señalados como los primeros productores de cocaína del mundo, factores que en nada ayudan al buen nombre de la colombianidad. Los vínculos con Maduro, Lula, Boric y por supuesto con AMLO, dejan una amplia inquietud sobre el giro del continente hacia la izquierda radical y maluca de esta parte del mundo. Las estadísticas nos previenen: la opinión pública prefiere un gobierno fuerte, bien de derecha (Bukele) o de izquierda (¿Petro?) que la malfuncionante democracia actual. ¿Hacia allá nos encaminamos?

Vigía: un museo militar en una ciudad remota

Visitar museos militares en todo el mundo ha sido una de mis pasiones. En Beijing, Moscú, Roma, París, Madrid, Lisboa, Londres y en todas las capitales latinoamericanas, entre otras ciudades, delectar paso a paso cada uno de los episodios que marcan la historia de cada país, es parte integral de mi cultura personal. No es de extrañar que estos espacios dedicados a la memoria histórica de las gestas armadas de cada nación ejerzan tan poderosa atracción sobre mí, miembro de la Academia Colombiana de Historia Militar.

El museo Centro Histórico del Oriente de Yopal, ciudad capital del departamento de Casanare, fronterizo con Venezuela, me causó una grata impresión en medio de la incertidumbre que reina en Colombia. Reconstruido en una instalación médica que había sido deteriorada por gente de la calle, el suboficial y los soldados encargados del esfuerzo han transformado esta otrora ruinosa instalación en un museo militar de primera clase, que muestra el dolor de las víctimas de la violencia en esta vasta área del Oriente nacional, integrada por Arauca, Casanare, Meta, Vaupés y Vichada. El recorrido que hicimos por sus diferentes salas estuvo siempre guiado por el sargento segundo de ingenieros Héctor Leonel Zabala, apoyado por tres guías soldados profesionales y quienes encontraron en la memoria histórica la razón de ser de su servicio a la Patria.

Antecedentes prehispánicos con indígenas y su cosmogonía; la mita, la encomienda, las misiones jesuíticas de Caribabare, Tunapuna, Chita, Támara, Morcote, Pauto “Ad maiorem Dei gloriam”; la conquista, la independencia, reconquista con sus respectivos fusilamientos; Bolívar, Santander, el Pantano de Vargas y el coronel Juan José Rondón “Salve Usted la Patria”; la República con patria boba y todo lo conocido; la vida política con asesinatos de líderes como Jorge Eliécer Gaitán “No soy un hombre, soy un pueblo”; la violencia de los Llanos con Guadalupe Salcedo, Eduardo Franco, José Alvear Restrepo, 41 comandantes más y el teniente general Gustavo Rojas Pinilla; la aparición de las drogas y sus respectivos capos como Carlos Lehder “droga: la bomba nuclear de los pobres” y otros; el oleoducto Cañolimón-Coveñas y la resurrección elena, hasta la violencia actual en Arauca que tiene el récord de homicidios con una estadística chocante de más de 92 muertos por cada 100 mil habitantes, están vívidamente representados a lo largo de la circularidad del museo. Varias líneas de tiempo, litografías, muchos videos testimoniales, crónicas, fotos, maniquíes con los vestidos y uniformes de cada época, armas antiguas y modernas por doquier, aperos, herramientas, curiosos botines de cabuya para caballos y mulas que debían trasegar por áreas rocosas y en fin, toda la parafernalia cívico militar sistemáticamente montada y mostrada con periodicidad, incluyendo el aspecto religioso, conforman este museo al que asisten un gran número de visitantes diarios y que en su primera etapa nos muestra la cultura llanera.

Es una huella histórica de una región de política conservadora y cuartel de Los Buitragueños o Martín Llanos, autodefensas de los llanos, no exenta del accionar narcotraficante de las FARC y el ELN, este último fortalecido en Arauca después de su desastre de Anorí en 1972, y actualmente dizque en diálogos de paz con el gobierno del izquierdista Petro.

Las instalaciones del Museo fueron cedidas por el Concejo Municipal al general Helder Giraldo, para entonces comandante de la Octava División, acantonada en Yopal y hoy comandante general de las Fuerzas Militares.

Difícil encontrar en una ciudad capital remota como esta, un museo de las víctimas, palabra que parece estigmatizar a una de las más queridas y apreciadas instituciones de Colombia, junto con los empresarios y la Iglesia.

Vigía: de Caracas, con amor

Desde el pasado domingo, se han venido encontrando en reuniones preparatorias las delegaciones del Gobierno y del ELN en Caracas, escenario cargado a la izquierda, como que el Gobierno de Venezuela es afín a la ideología anti imperialista del grupo narcoterrorista, entre otras convergencias políticas.

¿Espíritu yihadista?

Al mejor estilo oriental yihadista, el ELN promueve la Teología de la Liberación, creada por monseñor Gerardo Valencia Cano en Golconda, finca de Viotá, Cundinamarca, en julio de 1968. Algo de espíritu místico debe tener esa estructura que ha resistido cinco intentos de negociación. Sacerdotes como Camilo Torres, muerto en 1966, José Antonio Jiménez en 1970, Domingo Laín Sáenz en 1974 y Manuel Pérez Martínez alias “Poliarco” en 1998, sin olvidar el activismo del jefe de la Comisión de la Verdad, el cura Francisco de Roux, que impregnan de religiosidad el movimiento, a pesar de su crueldad.

Masacres como la de Carababo en febrero de 1995, Machuca en octubre de 1998, Táchira en octubre de 2009,Tumeremo en octubre de 2018, Escuela Santander en enero de 2019 y el secuestro masivo más grande de la historia del país en la parroquia La María en Cali, Valle, en mayo de 1999, son una buena carta de presentación de la gerontocracia del Comando Central (COCE), mientras su jefe militar, alias “Pablito”, autónomo e independiente, fue responsable del fusilamiento del obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo, en octubre de 1989.

En la actualidad, en Arauca, 293 es el total de homicidios por armas de fuego, 97.2 por cada 100.000 habitantes, con un incremento el 56 % comparado con 2021, estadística agravada si se tiene en cuenta que desde el 1° de enero hasta el 8 de noviembre de este año, se han reportado 306 homicidios con arma de fuego, la gran mayoría producto de enfrentamientos entre las FARC y el ELN, a lo que se agregan durante este último mes por lo menos 12 desapariciones forzadas.

El ELN no solo reparte bolsas clap con su propaganda en los hogares pobres de Venezuela, distribuye cartillas a los niños de las escuelas de los Estados fronterizos, instala alcabalas y confronta a sus enemigos farianos con el apoyo de la FNB, sino que está en el último renglón de simpatía entre los colombianos según todas las encuestas vigentes. Simplemente nadie lo quiere en Colombia. Y, además, es considerado un grupo terrorista no solo por la Unión Europea sino también por los Estados Unidos.

Las cuadrillas elenas que delinquen en el andén Pacífico colombo-ecuatoriano como en la frontera colombo-venezolana (Catatumbo) narcotrafican con intensidad y mercadean la minería ilegal, especialmente de oro, coltán y diamantes extraídos del arco minero del Orinoco en los Estados Bolívar y Amazonas.

La sexta negociación

Venezuela “…ya no es solo un santuario. El ELN y los elementos de las disidencias de las FARC han echado raíces profundas en los Estados fronterizos de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Se han adentrado en el sur de Venezuela acercándose a la frontera con Guyana y dominando gran parte de la frontera con Brasil”, nos dice un experto. El panameño alias “Nort” hacía parte de una red de grupos de delincuencia organizada transnacional, con nexos con el ELN, mientras el grueso de los miembros del ELN son jóvenes colombianos, aunque también existe un alto porcentaje de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y guyaneses, repartidos en ocho frentes de guerra que operan en 23 de los 32 departamentos de Colombia.

Los riesgos de la nueva causa política en Caracas giran alrededor del desgaste de los tiempos tanto del político como del que legitima el proceso, de los recursos y de la falta de una estrategia comunicacional hacia la sociedad. El gobierno tiene además que lidiar con dos métodos simultáneos: seducir a los viejos del Comando Central (COCE) para que se avengan a un sistema de consumo occidental y convencer a sus cuadrillas desplegadas a lo largo de las fronteras, inclusive las de Panamá, Perú y Brasil de reducir, y, en lo posible, parar el narcotráfico.

En una reunión informativa del alto comisionado para la paz con miembros de la Junta Directiva de Acore (*) en las instalaciones de la Asociación de Oficiales Retirados, se aclaró la necesidad de seguir con detenimiento los intereses fronterizos de Venezuela, no aceptar un cese bilateral al fuego, hacer concesiones simétricas de justicia para elenos y uniformados, no debilitar las capacidades castrenses del Estado y recuperar el fuero militar. Sin embargo, a estas alturas, podemos asegurar que ninguno de los militares en retiro nombrados para la negociación, son representativos del gremio.

Con el diálogo político que se inició con la suspensión por tres meses de las órdenes de captura de los 17 ahora negociadores, arranca una nueva posibilidad de paz para Colombia. Sobresalen la presencia, que esperamos sea equilibrante, del presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie y de la directora de Acopi, Rosemary Quintero. En su momento, lo mismo pensamos del general Mora y las FARC en La Habana, otro escenario cargado a la izquierda.

Acore (*) Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro

Vigía: las ambivalencias de Petro y Los Estados Unidos

Con el procedimiento del manual político tradicional –100 días– lo que tiene que mostrar el nuevo gobernante de Colombia con referencia a los Estados Unidos es agridulce, pues proclama que la salvación de la humanidad pasa por acabar con el capitalismo que está destruyendo a las economías del mundo, según su versión moderna del apocalipsis.

A pocas horas de proclamarse presidente, Joe Biden llamó a Gustavo Petro, el 21 de junio, para felicitarlo por su logro. Por supuesto que no pudo saludarlo en la cena de la ONU en New York, el 20 de septiembre, debido a la ausencia del colombiano.

Tan temprano como el 26 de agosto el subsecretario de Estado Todd Robinson, Rahul Gupta director de la Oficina de Política Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP) y el administrador adjunto de USAID, Peter Natiello, se reunieron con el presidente, la vicepresidenta, el canciller y varios ministros para destacar el enfoque holístico de US sobre la política de drogas, que incluye un énfasis en la salud pública, la protección del medio ambiente y la seguridad.

El 3 de octubre Anthony Blinken, pragmático secretario de Estado visitó el país y escuchó las propuestas de Petro de un viejo-nuevo relacionamiento de corresponsabilidad con el primer comprador de una de nuestras producciones estrellas: cocaína. 1.400 toneladas métricas anuales del estupefaciente, que suplen el 93 % de los consumidores de todos los estratos y sobre lo cual Biden ha anunciado una campaña educativa para prevenir a niños y jóvenes. Este “enfoque integral” sobre la droga, concitó el interés de ambos personajes. La incertidumbre fue, con todo, un sentimiento predominante.

William Burns, director de la CIA, lo visitó el 21 de octubre. De qué hablaron, es un secreto de Estado, aunque el asunto del narcotráfico debió estar en el centro de la conversación. Las viejas-nuevas propuestas del recién electo primer mandatario salieron a la luz, con el remozado anuncio del fracaso de la guerra contra las drogas y una propuesta velada de legalización de estas, que campea a lo largo de todos los discursos presidenciales. Al diplomático, le obsequió panela y una hamaca. Este importante encuentro ha sido uno de los más sensibles que ha sostenido el gobierno colombiano con funcionarios estadounidenses.

La comandante del Comando Sur, general Laura Richardson, está actualmente de visita por segunda vez en nuestro país, con motivo de la llegada de la misión médica Promesa Continua 2022. Recorrió el buque hospital USNS Comfort en Cartagena, que fondea por 8ª vez en la región. China no es ajena a este humanitarismo naval: el buque hospital Daishan Dao o Arca de la Paz, fue construido expresamente para diferenciarse del Comfort y del Mercy estadounidenses y estuvo en el 2018 en La Guaira, Venezuela, aunque el verdadero poder oriental en la región es el económico. Petro se reunió ayer con el representante para América Latina, Qiu Xiaoqui.

El nuevo gobierno petrista, designó como su embajador en Washington por primera vez a un hombre de color, Luis Guillermo Murillo, quien está empeñado en construir una nueva agenda conjunta contra las drogas entre Colombia y Los Estados Unidos. La metanfetamina siria Captagón, se asoma en el horizonte como próxima amenaza, pero la narcotización de las relaciones colombo-americanas está más vigente de nunca.

El principal Hegemón global no cesa de producir tecnologías de punta, licencias por montones, premios nobel, campeones mundiales en todos los deportes y mantiene una economía capitalista que desafía a países con riquezas de cualquier tipo; el patrón moneda dólar sigue imperando, apoyado en el oro de Fort Knox. El nuevo gobierno colombiano ofrece a US, que mantiene 11 portaaviones desplegados a lo largo del mundo y el ejército más eficaz del orbe, unos planteamientos, repito, ambivalentes.

Vigía: un continente candente

A poco de cumplir 100 días en el poder, Petro ha declarado la emergencia nacional que, aunque la endilga a la crisis climática de La Niña, parece que se trata en realidad de la situación económica que nos tiene a todos con los pelos de punta. A todos, menos a sus áulicos. El cambio del dólar, la incertidumbre inversionista, la nueva reforma tributaria, sus declaraciones sobre cambio climático en COP27 ante unos 200 jefes de Estado y líderes globales y la tal paz total, entre otras realidades, han revolucionado el optimismo de un país con un crecimiento superior al de sus pares vecinos. El fenómeno no es solo de Colombia, ni de ahora.

En Brasil, los militares soportan la presión de la ciudadanía que enfrenta a un expresidiario Lula, con menos del 30% de poder parlamentario. Con manifestaciones en 11 estados, el Ministerio de Defensa debe presentar un informe técnico sobre el sistema de voto electrónico utilizado en las recientes polémicas elecciones.

En Perú, Castillo que acaba de nombrar su cuarto gabinete en este semestre, ha sido repetidamente denunciado por su comportamiento gangsteril. “Traidor a la patria” le gritan los peruanos enardecidos en Lima y 10 ciudades más. Los militares en activo guardan silencio, los retirados protestan y la policía ataca con gases lacrimógenos a los manifestantes en el centro de la capital.

En Chile, Boric y sus propuestas de reformas pensional y de salud, han impulsado la inconformidad cívica que desde aquí se percibe como un hijo con un papá mucho más joven. Con menos del 25% de favorabilidad, el estudiante venido a presidente es el vivo cuadro de un advenedizo. Para dónde va Chile, es la pregunta que flota en el ambiente pues el rechazo a la nueva constitución comunista nos envió un fresco de democracia a los colombianos. En ese país, los retirados no dicen ni mu, los del servicio activo continúan con sus maniobras de manual y la policía es atacada por ciudadanos inconformes en Santiago y otras urbes.

Venezuela es una nueva posibilidad que el actual Gobierno ha abierto con la actualización de vuelos, aunque en asuntos de seguridad fronteriza la situación no cambia radicalmente, mientras el nuevo ministro de Defensa balbucea después del más reciente consejo de seguridad en Arauca. ¡Hubiera sido mejor magistrado! La ímproba tarea de bloquear las trochas de ese límite binacional es un imposible físico para la FFPP colombiana.

Juanita Goebertus, la nueva directora de la ONG Human Rights Watch, lo ha repetido claramente: hay un “crecimiento y ampliación de poderes de regímenes autoritarios tanto de derecha como de izquierda donde el eje común es una pérdida dramática de la confianza en la democracia, en los partidos, en el Estado de derecho y en las instituciones”. Como nunca, la ciudadanía latinoamericana pinta horizontes de autoritarismo tipo Bukele, lo que nos pone a todos al borde de la silente subordinación, pobreza al mayoreo o emigración forzosa a países con mejores climas económicos.

Todo el continente, en fin, renueva su tradicional convulsión que esperamos no se convierta en cotidianidad y, lo que es peor, en un giro violento hacia la derecha, hacia regímenes autoritarios.

Vigía: Lula, Petro y Maduro

Lo sucedido en Brasil puede tener muchos nombres. Y como siempre, chocan la escuela materialista, el número de votos, versus la escuela espiritualista, lo colectivo del deseo. Del deseo humano que es insaciable, aunque limitado, con algunas honrosas excepciones debidamente registradas en los anales históricos. Volar, por ejemplo.

La ganancia de Lula nos plantea, cuatro días después, un panorama político complejo por no decir preocupante. Todo el continente latinoamericano, con dos o tres honrosas y pequeñas excepciones, se tiñe de rojo, justo ahora que los militares brasileros parecen haber metido baza en las tales elecciones. No sabremos si el ganador hizo trampa, pero sí estamos seguros de que ganó por una mínima diferencia al presidente en ejercicio, característica común a todos los gobiernos de la izquierda en el poder, en México, Argentina, Chile, Perú, Bolivia y Colombia, por supuesto. Aquí, Petro ganó por escasos 700 mil votos, algo mínimo si se compara con otras contiendas electorales internas previas.

Los partidos tradicionales que han querido mostrar su casta en las últimas semanas, se han cobijado bajo la tutela y guía de los nuevos mandatarios que siempre, a diferencia de sus antecesores, buscan conciliar con sus enemigos ideológicos. La izquierda de hoy, es lo rosado progre de la extrema zurda, algo que llama la atención y exhala cierto vaho de tranquilidad, aunque muchos analistas prevén un futuro de extremos, como en los casos de Cuba o Nicaragua o la misma Venezuela.

Muy complejo para el actual presidente Petro, lidiar con 50 millones de habitantes (52 con los desplazados forzados de Venezuela) cuya característica principal es la vacilación. Colombia no ha sido de izquierdas, ni marxista, ni mucho menos maoísta, para no mencionar al castrismo, una vulgar banda de tránsfugas que dizque “liberaron” zonas a través de su unigénito ELN, sobre cuyo sexto intento de diálogo pedirá su colaboración el presidente colombiano al sátrapa Maduro, a fin de traerlos a la carreta de la tal “paz total”. A nadie se le niega un voto, reza un adagio electoral muy común y es de entender que en la línea de valores, actitudes y comportamientos conductistas de B. F. Skinner (1904-1990), la debilidad en los valores llena de interrupciones las actitudes y vuelve errático el comportamiento final, el voto, que siempre identifica a las sociedades maduras y de avanzada.

Ni en Colombia, ni mucho menos en Brasil, que parece un continente con más de 215 millones de ciudadanos, se da esa efervescencia democrática de elegir con pragmatismo y buscando el bien comunitario. El CVY, o “Cómo Voy Yo”, parece ser el denominador común de la gente del pueblo, subyugada por la necesidad diaria de sobrevivir a pesar de las dificultades. “El más amigo es traidor y el más verdadero miente” como reza la fábula. Y un voto secreto, en medio de la clase alta o media, y en un lugar cómodo, oculta la verdadera intención que fácilmente puede marcar a un candidato de izquierda para que llegue al poder y empiece a generar incertidumbre con sus decisiones. Tal como lo ha hecho Petro estas semanas y como lo percibimos para Lula como presidente electo.

“Las relaciones entre Colombia y Brasil serán estrechas” dijo Petro que le dijo Lula en una llamada telefónica y en respuesta a un encendido “Viva Lula” que el mandatario colombiano había tuiteado.

Entretanto se aclara el enredo electoral en Plan Alto, Petro pagó la primera visita al dictador Maduro buscando tres objetivos principales: regularizar el comercio fronterizo, convencerlo de la necesidad de que avenga al ELN a un nuevo proceso de paz e inducirlo a que se reintegre como miembro de la OEA y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, justo ahora que está siendo señalado de violaciones a los mismos DDHH que olímpicamente ignora.

Vigía: legalizar la droga

Mientras Petro dejó a los militares con sus penachos despelucados en la Escuela Militar el 16 de agosto pasado, dos días después asistió puntual al juramento del nuevo director de la Policía Nacional, general Henry Armando Zanabria, quien lo hizo rodeado de ciudadanos del común en el campo de paradas de la Escuela Santander. Sobran comentarios. Recordamos que 300 muertos en Nicaragua, más de 100 detenidos en Cuba y unos 1.200 muertos en Venezuela han sido principalmente a cargo de las policías. No sabemos si ese patrón se aplicará a Colombia con este nuevo presidente de la izquierda extrema. Recientemente, un viceministro del gobierno hizo quitarle las esposar y salir de la tanqueta a jóvenes revoltosos que atacaron a piedra el carro en donde se movía el propio general Zanabria.

Pero ¿de dónde son la mayoría de migrantes ilegales que cruzan el Darién? No debemos llamarnos a engaño, pues Colombia parece ir por el mismo sendero de los países mencionados: un verdadero fracaso frente a la civilización actual.

La condena universal al petróleo y al carbón como tan venenosos como la cocaína, estableció los prolegómenos de una legalización de la droga, cuyos cultivos según el informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) aumentaron un 43 % y la producción potencial de cocaína un 14 %, alcanzando más de 204.000 hectáreas y una producción alrededor de las 1.400 toneladas métricas anuales del estupefaciente que pueden llegar a producir miles de millones de dólares a los carteles mexicanos, las mafias europeas y los carteles colombianos: FARC, ELN, Clan del Golfo y otros. Legalizarlas es la propuesta del actual director del DIAN, Luis Carlos Reyes.

Las dos principales áreas de cultivo están localizadas en las regiones fronterizas con Venezuela y Ecuador, en donde más de 100 mil hectáreas están sembradas con esta semilla que reditúa lo que ningún otro negocio ilícito puede producir. Las metanfetaminas, el fentanilo, por ejemplo, ya asoman en el horizonte como una amenaza narcótica seria a la emocionalidad de los ciudadanos de todo el mundo. Vamos rumbo a vastos segmentos de una sociedad dopada.

Primero fue cigarrillo, después el alcohol y ahora la marihuana, legalizada de facto tanto en los USA como en estos países, a pesar de su nauseabundo olor, digo yo, forman parte de la rebeldía, la inconformidad y el facilismo ante un gobierno como el de Petro, apoyado extra curricularmente por creciente bandas delincuenciales. No veo otra excusa mejor que esta, para justificar la intervención policial.

Tenemos un exceso de drogas en Colombia, primer productor mundial de cocaína y segundo o tercero de marihuana con trazas de metanfetaminas, un negocio que puede representar el 3 % del PIB, y una sociedad hipócrita o viciada, que ofrece un panorama poco agradable para los que nos consideramos ciudadanos de bien, cumplidores de la ley que este gobierno quiere imponer a como dé lugar a punta de bolillos de policía.

Así las cosas, no podemos menos que dolernos de este otrora generoso país, hoy igualando y superando a Venezuela e intentamos recordar la voz de Julio María Sosa Venturini «Julio Sosa», cuando canta “Cambalache” de Santos Discépolo, letra compuesta en 1935: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 510 y en el 2000 también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y doblés (…) Si es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley (…) Si uno vive en la impostura y otro afana en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”.

Una gran incertidumbre estratégica se percibe en el aire sociopolítico colombiano, para algarabía de los irresponsables.

Vigía: entre lo inmoral y lo geopolítico

El desbarajuste moral del gobierno Ortega-Murillo está certificado no solo por la OEA sino por la Unión Europea, que declaró persona no grata a la embajadora nicaragüense Zoila Müller en retaliación por la expulsión de la diplomática Bettina Muscheidt, a lo que se agrega el “rechazo absoluto” de Managua al embajador norteamericano Hugo Rodríguez; la calificación de injerencista a la diplomática neerlandesa para Centroamérica; la exclusión del Nuncio apostólico y la señalación del Papa como “santo tirano”.

Diplomacia y moral

El pasado 12 de agosto, Colombia y Nicaragua estuvieron ausentes de la sesión extraordinaria que culminó con una sanción de la OEA a Managua por su violación a los DDHH, especialmente contra la iglesia católica, 7 de cuyos sacerdotes siguen retenidos por la dictadura mientras 18 monjas teresianas han tenido que buscar refugio en la vecina Costa Rica.

El Palacio de Nariño en Bogotá informó de una orden directa y expresa de Petro y su canciller Leyva para tal ausencia, “por razones humanitarias”: 21 presos políticos, entre ellos cuatro aspirantes a la Presidencia y unas 200 organizaciones humanitarias purgadas, entre ellas la Academia Nicaragüense de la Lengua. Se habló en el momento de una censura del nuevo canciller, con quien nos encontramos en Lima recientemente. La misma se hizo a puerta cerrada el pasado septiembre 09 y, retractándose, el canciller aclaró que “Se va a firmar una moción de condena en Ginebra junto a 52 países y Colombia va a firmar. Hay que condenar al señor Ortega”“El obispo encarcelado en Nicaragua (monseñor Rolando Álvarez) no tiene nada que ver con el caso de La Haya”, remató el diplomático. No mencionó su interés en firmar una carta posterior que adhiriera a la condena mayoritaria de la OEA. En el entretanto, la justicia argentina investiga a la dictadura centroamericana por crímenes de lesa humanidad.

Desde el pasado 21 de septiembre, Ortega-Murillo había nombrado su embajador en Colombia, un veterano diplomático con experiencias en Irán, Yugoslavia, Ecuador y Costa Rica. El 3 de octubre, el recientemente nombrado embajador de Colombia en Managua, se posesionó. Algo turbio pero discreto, corre entre Petro y Ortega-Murillo, vía Leyva y Muñoz.

El asunto geopolítico

El 4 de octubre, la Corte Internacional de Justicia de La Haya conminó tanto a Colombia como a su contraparte “nica”, a que eviten consideraciones estrictamente técnicas sobre la solicitada extensión de 200 millas de Zona Económicamente Exclusiva adyacente a los cayos e islas circundados por el nuevo mar nicaragüense, lo que podría extender la soberanía del país centroamericano a proximidades a Cartagena. La misiva, dirigida a Arrieta y su coagente Cepeda, quienes renunciaron a los pocos días de la llegada de Petro a la presidencia, deja al canadiense Donald M. McRae, juez ad hoc de Colombia ante la CIJ, como el pilar visible de la defensa jurídica del país frente al embate consistente de Nicaragua. A escasas semanas de una nueva ronda de alegatos, no se sabe aún quiénes serán los designados para representar a la nación en La Haya, generando una gran incertidumbre sobre los intereses geoestratégicos de Colombia en su soberanía marítima.

En una charla con el almirante en retiro Roberto Serrano, nos explicó los eventuales aportes novedosos que su hijo, establecido en La Haya desde que dejó la Escuela Naval, podrían hacer gracias a la aplicación de un artículo de la reglamentación de la misma Corte, que permite revisar fallos a la luz de nuevos descubrimientos. Escuchado por almirantes retirados asesores del grupo legal autocesado, no parece que tales hallazgos hayan sido lo suficientemente sólidos para convencerlos. El fallo de los 75 mil kilómetros cuadrados de mar, quedará en firme el próximo mes de noviembre.

Tanto Petro como su canciller oportunista, guardan silencio mientras los militares retirados y activos, primeros interesados en la soberanía nacional y la ciudadanía en general, miran con preocupación el futuro inmediato. ¿Perderemos la soberanía económica de esa parte marítima del Caribe? ¿Se armará un rifirrafe aeronaval, ahora que Rusia hace fuerte presencia en Nicaragua, con el apoyo de Cuba y Venezuela? Aprovechando la afinidad ideológica con Petro, Maduro, Díaz-Canel y Ortega-Murillo, ¿“dejarán así” este litigio estratégico?

Aislada moral y diplomáticamente, la dictadura no pasa por su mejor momento y será difícil encontrar en el futuro una Nicaragua más propensa a ceder en sus intereses geoestratégicos en el mar caribeño. Difícil perspectiva para la geopolítica regional, decidida desde Europa, desde donde se insiste en un tratado binacional.

Vigía: ¿ELN: amenaza delincuencial panamericana?

El decurso histórico del Ejército de Liberación Nacional, ELN, ha sido resiliente desde la ofensiva de Anorí en 1973. Nacida de un grupo de estudiantes de la Universidad Industrial de Santander y entrenada en Cuba, la organización ahora convertida en fuerza paramilitar en Venezuela, narco en Colombia y delincuencial en Ecuador, gira alrededor de los principios revolucionarios castristas.

Diálogos frustrados

Reducidos a su mínima expresión en efectivos en el país, se desplazaron hacia Venezuela en donde en contubernio con el gobierno masacraron mineros artesanales y garimpeiros en Tumeremo (2018), localidad del Arco Minero del Orinoco, en los estados Amazonas y Bolívar.

A partir de ahí, el ELN creció exponencialmente hasta llegar a los cerca de 3.000-4.000 efectivos, la gran mayoría jóvenes venezolanos de 5 estados limítrofes binacionales. Todos los beneficios económicos de la minería ilegal, el narcotráfico y de la extorsión energética, le han permitido al ELN aumentar su armamento y capacidades operacionales, no solo en Venezuela en donde según un reciente informe de Insight Crime, (Investigación y análisis del crimen organizado) controlan territorio y cogobiernan en cerca de 10 estados. Crimen revolucionario organizado transnacional. Algo así como el Tren de Aragua, pero con cierta ideología.

Los 5 intentos previos de diálogo han fallado bajo el estruendo de sus atentados, asesinatos, secuestros y otras ilicitudes. La quinta ronda realizada en Cotacachi, Quito, se frustró en abril del 2018, a raíz del homicidio de tres periodistas ecuatorianos. Luego del carrobomba de la Escuela General Santander, en enero del 2019, que se saldó con 22 muertos, entre ellos una cadete ecuatoriana y 80 heridos aproximadamente, Duque suspendió los acercamientos con el ELN.

En Colombia, se han convertido en el primer actor narcotraficante a cuya gerontocracia del Comando Central (COCE), pronto veremos paseándose por todo el país y por tres o cuatro naciones más, como lo hicieron en Venezuela (Caracas, 1991), México (Tlaxcala, 1992), Alemania (Maguncia, 1998) y Suiza (Ginebra 2000). Cuba, Venezuela y Suecia, entre otros, están a la espera.

Delincuencia trinacional

El problema, como lo hemos repetido, es lidiar con un COCE imbuido en castrismo irredento y la teología de la liberación y simultáneamente negociar con sus cuadrillas que campean por el andén Pacífico colombo-ecuatoriano, dedicadas al comercio ilícito de las drogas. Imposibles de desvincularse de los carteles mexicanos y los emisarios de las mafias europeas, estas células del ELN no abandonarán su negocio, carente de monto estratégico y lleno de valores regionales.

Ecuador juega en esta terrible parodia socialista. Gracias a su economía dolarizada, ha visto un incremento en sus tasas de homicidio y en la corrupción pública y privada. Todo gracias al narcotráfico que tiene en Guayaquil su principal puerto de exportación de cocaína, y que ha certificado el desplazamiento de cultivos ilícitos a sus provincias fronterizas de Sucumbíos, Carchi y Esmeraldas. El Colectivo Insurgente y el Frente Comuneros del Sur están en potencial desarrollo, paralelo a las organizaciones indígenas.

Lo poco entendible es que haya muchachos trasegando sin esperanza alguna por las trochas selváticas del Chocó, caminando sin mayores expectativas por las selvas de Sucumbíos y echando bala en Arauca-Apure con la perspectiva de un estado socialista binacional, mientras sus jefes y líderes se dan la gran vida y delectan los placeres palaciegos del gobierno al mando, entretanto echan carreta fidelista.

Todo este escenario revolucionario trinacional, plantea serios retos a la seguridad regional, pues el ELN podría llegar a ser tan intimidante, poderoso y letal como el Primer Comando Capital (PCC) de Brasil. Una revolución delincuencial panamericana.

A lo anterior, hay que agregar el nuevo proyecto de ley 418 de orden público que autoriza a diferentes organizaciones civiles registradas y a comisionados de paz regionales, para movilizarse por todo el territorio nacional en búsqueda de la paz, aunque la negociación política será únicamente con el eln. Las demás organizaciones caracterizadas como criminales deberán acogerse a la ley vigente.

Adendo: tras el informe sobre graves violaciones a los derechos humanos en Venezuela, el país perdió su reelección en el Consejo de Derechos Humanos en la ONU. Rusia, su mentor armamentístico, está siendo acusado también de violaciones a los derechos humanos, en su guerra contra Crimea. ¿Y el ELN?

Vigía: la triada del poder político

En agosto de 2010, el saliente Uribe encargó al entrante Santos que cuidara su herencia, tres huevitos que definió claramente: la confianza inversionista, los avances sociales y la seguridad. Desde mayo de ese año electoral, el candidato del Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro, obtuvo el noveno lugar con mas de 1 millón 300 mil votos, un poco más del 9% del balotaje total. Durante su permanencia de 8 años en el Congreso, había hecho oposición durante los dos periodos de Álvaro Uribe, y terminó por promover el voto en blanco en la justa electoral de aquel entonces.

Algo debió haber asimilado ese aprendiz de brujo pues 12 años después, siendo ya presidente, reunido con sus equipo ministerial y administrativo en la hacienda Hatogrande, enfatizó que tres son los pilares de su gobierno: Justicia social (avance social de Uribe) Justicia ambiental (seguridad de Uribe) y Justicia económica (confianza inversionista). Lo anterior son solo elementos básicos de una triada que busca lograr el cambio dentro de una Paz Total, según el presidente actual. Paz Total que se intuye llena de nubarrones.

Y como si el remedo estructural a la política tradicional fuera poco, ahora la esposa del exguerrillero, Verónica Alcocer, ha viajado como embajadora especial, emulando a las exprimeras damas que representaron “los altos intereses de la patria” María Juliana de Duque (14 veces), María Clemencia de Santos (9 veces) y Lina María de Uribe (5 veces). De nuevo, la tríada mágica de la política criolla aparece en escena. En el entretanto, las masacres continúan, persiste el silencio sobre la producción mundial de alucinógenos, y más de 22 bandas criminales buscan su acceso a las propuestas para su inserción en un nuevo proyecto de ley que facilita ese procedimiento, tal y como lo hicieron los presidentes anteriores en su momento.

Al mejor estilo del político latinoamericano tradicional, Petro plantea horizontes revolucionarios prudentes, y con su propuesta de Paz Total, corre el riesgo de quemarse en su intentona de dejarle el 10 % de sus propiedades a los narcotraficantes, que incluyen al ELN y las FARC, condenarlos solamente a 10 años de prisión efectiva y enviarlos a cárceles comunitarias, algo opuesto a la propuesta del presidente Bukele, de El Salvador.

El aire de cambio aún no se percibe en el ambiente, como no sea la depreciación del peso, la más crítica del continente y la desaceleración de la dinámica económica. El plan de gobierno, más allá de la dialéctica de las tres justicias, busca un cambio fundamentado en un bloque de integración económica y política, tipo Unasur, difícilmente excluyendo a Estados Unidos, el replanteamiento de la guerra contra las drogas, causante de toda la violencia estructural de Latinoamérica y la defensa del Amazonas a través del Tratado de Escazú o un tratado de cooperación amazónica, propuesta que Blinken alabó.

Con un llamamiento a la democracia participativa, el actual presidente y sus áulicos han amenazado con una marcha popular, para contrarrestar las recientes multitudinarias protestas, algo que nos llama la atención porque si esa convocatoria se convierte en realidad, será de las masas populares del senador Bolívar, quejosas debido a la escasez y carestía a las que este gobierno está convocando para integrar un país de por sí pobre, aunque con muestras claras de recuperación en la post pandemia, que esta gobernanza está ralentizando. Nos estamos emparejando con nuestro vecino Venezuela.

Adendo: no es claro que Colombia haya jugado un papel evidente en el intercambio de detenidos entre Caracas y Washington, como le propuso el canciller al dictador nicaragüense en su momento, y dudo que pueda jugarlo en un futuro inmediato. Venezuela, sí puede, con la asesoría estratégica cubana, ayudar a que el ELN deje de disparar.

Vigía: sin vandalismo

“¡Wow!” tuiteó en sus redes sociales el salsero panameño Willie Colón cuando vio las fotos y videos de las masivas protestas del 26 de septiembre en Medellín, Bogotá, Cali, Bucaramanga, Villavicencio, Armenia, Manizales, Ibagué, Barranquilla, Cartagena, Miami, Orlando y otras ciudades. “Nosotros marchamos y no incendiamos, no vandalizamos” se leía en una pancarta.

Las jornadas se realizaron para rechazar las reformas tributaria, política y electoral, el aumento del precio de la gasolina, las transformaciones pensional y a la salud, los subsidios para delincuentes, la ineptitud de los ministros y embajadores y los negocios turbios con Venezuela. No se ve un horizonte claro para el país, ni siquiera después de escuchar al expresidente Uribe, una vez terminada su charla con Petro, el martes.

El ministro de interior reconoció la paz de las multitudinarias manifestaciones, reclamando, eso sí, lo prematuro de las mismas a escasos 54 días de gobierno. Tal afirmación nos indica dos cosas: primero, es una advertencia previa al gobierno para que cambie el tenor de sus propuestas legislativas y decretos con fuerza de ley y segundo, es un preaviso de una nueva marcha programada para finales de octubre.

Es evidente, de nuevo, que hay dos Colombia: una minoritaria pero violenta y otra mayoritaria pacífica. Y esto se sabe desde antes. Nunca la guerrilla ni el narcotráfico han sido la mayoría en el país.

Siendo Colombia el primer productor mundial de cocaína, con 1.200/300 o más toneladas métricas del estupefaciente, la gran diferencia con lo que sucede ahora es el dinero, el producido multimillonario del narcotráfico, combustible actual del conflicto. Las innegables conexiones con los carteles mexicanos y con las mafias italiana y albanesa, entre otras presentes en el país, hacen que tal negocio sea rentable y que las distintas organizaciones sean catalogadas como multicriminales.

Para esemulticrimen, el gobierno Petro está proponiendo un proyecto de ley que facilita la entrega de armas, suaviza las penas vigentes, crea las cárceles colectivas y entrega el 10% de las ganancias ilícitas a los delincuentes, entre ellos al ELN. Pero además está la legalización política del nuevo Estado Mayor Central de las farc-ep (minúsculas mías), título resucitador, polémico y contradictorio para los bandidos farianos dizque arrepentidos que hoy fungen como parlamentarios de un partido dividido. Como lo hemos dicho, con el ELN el gobierno tiene doble problema: uno, es convencer a la gerontocracia del COCE (Comando Central) del ELN, altamente ideologizado por el comunismo castrista, que parece avenirse a la continuidad de una quinta negociación y dos, convencer a las cuadrillas elenas, dedicadas totalmente al narcotráfico con sus compinches mexicanos y europeos.

Queda en veremos cualquier tipo de negociación con las bandas delincuenciales puras como el Clan del Golfo, disfrazado de político con el título de Autodefensas Gaitanistas de Colombia y que pelea y se amiga con sus pares del ELN y las FARC. A lo anterior, hay que agregar otras bandas más sangrientas pero ligadas al microtráfico como la transnacional Tren de Aragua o los Maracuchos.

Al lado de las protestas legales y legítimas, constitucionales, en ciertos puntos del país algunos grupos de ciudadanos parecen estar tomando medidas más radicales, como en el caso de las invasiones a haciendas privadas y baldíos en donde tejidos criminales e intereses pecuniarios parecen guiar a la peonada.

“En general las marchas no tuvieron violencia”, dijo Petro hacia las 2:15 p. m. del lunes 26. ¿Síntoma de madurez y civilidad? ¡Wow!

Adendo: a pocas horas del primer encuentro en territorio venezolano entre los ministros de defensa Iván Velásquez y el general Padrino, la seguridad física en la franja fronteriza colombo-venezolana, tierra de nadie, en donde el intercambio inmediato de información y de inteligencia y algún nivel de coordinación entre las fuerzas públicas de ambos países, podrían marcar un nuevo rumbo. El secuestro de la personera de Tibú, justo en territorio colombiano ha dejado en claro de qué manera grupos armados irregulares controlan esa frontera y conocen a todos los contratistas del área, en una típica actividad de extorsión y chantaje.

Vigía: de nuevo a la ¿carga fallida?

Poco claro, el recién estrenado comisionado de Paz, Danilo Rueda, trató de convencernos, antier en la mañana, de su fanático y poco racional deseo de cumplir a toda costa la promesa de la Paz Total de Petro. Los tales diálogos con el ELN y las FARC, se han iniciado con mucha fuerza y acelere.

El fiscal general de la Nación emitió, el 22 de agosto de este año, una resolución que suspende todas y cada una de las órdenes de captura que se hayan dictado o que se dicten en contra de los 11 negociadores del Comando Central (COCE) del ELN, procesos penales por homicidio en persona protegida, terrorismo y rebelión agravada. Estas investigaciones se habían registrado en contra de los negociadores Pablo Beltrán, Nicolás Rodríguez Bautista, Antonio García, Luis Alfredo Cabiedes, Eliécer Chamorro y otros, según Proceso de Investigación y Judicialización FGN 20-f-03 del 2019. Lo anterior, como responsables directos del atentado terrorista contra la Escuela General Santander de la Policía Nacional en enero del 2019 y que causó 22 asesinados y 87 heridos.

Pero una cosa es negociar con los miembros del COCE, investidos de un claro determinismo comunista castrista y otra es dialogar con sus cuadrillas de cerca de 2.400 hombres y mujeres, en franco combate contra otras narcocuadrillas en las costas chocoana, caucana y nariñense, en Arauca y en el Catatumbo. Fue en territorio venezolano en donde el ELN creció al calor del arco minero del Orinoco, en los estados Bolívar (tres masacres en Tumeremo desde 2016) y Amazonas. Piquetes de elenos custodian los cargamentos de oro, diamantes y coltán que salen de esa zona hasta llegar a las pistas clandestinas de Apure y Táchira, según denuncias en Washington. Aeronaves surcan en trazas clandestinas los cielos de esta parte del mundo, cargados de cocaína que culminará en las narices norteamericanas. Los grupos federados elenos no cesarán en el empeño de hacer dinero y favorecer los apetitos de los carteles mexicanos y las mafias europeas. Acogidos por el gobierno madurista de clara influencia estratégica cubana, es válido pensar que se ha confiado el queso al ratón mayor.

El mismo día en que Petro echaba su florido y emocional discurso sobre la Amazonía en la ONU, la presidente de la Comisión Internacional Independiente de la Naciones Unidas para Venezuela documentó graves violaciones contra los derechos humanos, que irán directo a la CPI. Detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones extrajudiciales y todo tipo de flagrantes transgresiones, a cargo de efectivos policiales y con la orden de Maduro, Cabello, Reverol y Padrino. Que Venezuela sea el garante de los diálogos con el ELN, es un verdadero adefesio, signado por nulidad de origen.

Otro caso peculiar es el del Estado Mayor Central de las FARC-EP, como se autodenominan, quienes se reunieron con Rueda en vecindades de San Vicente del Caguán, Caquetá. No creo que los actuales y espurios parlamentarios farianos reciban de buen agrado semejante presentación. Las quejas de que el gobierno anterior no quiso implementar los acuerdos de La Habana, ahora tienen plena vigencia. ¿Qué hacer con esos acuerdos? El filosofastro Jaramillo, para quien “todos somos culpables”, de la Calle y Juan F. Cristo se han manifestado en contra de estos primeros pasos del joven comisionado de paz.

Los farianos, Ivanes, Márquez y Mordisco, voluntariamente regresaron al monte y oficialmente fueron descargados de la JEP. ¿Volverán ahora al Congreso?

Quedan pendientes las bandas narcotraficantes puras, como el Clan del Golfo, con disfraz político de Autodefensas Gaitanistas de Colombia y otras 22 estructuras nacionales y transnacionales, como el Tren de Aragua o los Maracuchos, todas ligadas al narcotráfico. La Paz Total en Colombia, pinta muy enredada.

Vigía: de Manhattan a la selva del Chocó

El pasado 11 de septiembre, se celebró el aniversario 21 de los cuatro atentados suicidas de miembros de Al Qaeda contra las 2 torres del World Trade Center, símbolos máximos del capitalismo, y contra El Pentágono y en ruta a la Casa Blanca. Murieron más de 3.000 estadounidenses. Aún asombrado por las imágenes de la televisión, testimoniamos la reacción bélica norteamericana contra Afganistán, con una invasión patrocinada por la OTAN el 7 de octubre del mismo año, 2001. Una nueva era empezó en el mundo: la guerra contra el terrorismo. En el 2003, se desencadenaría la invasión a Irak, para llegar a Irán y Hezbolá, tan presentes en Venezuela y actuantes en la región.

En Latinoamérica, los efectos de tal guerra no se hicieron esperar y el delito de terrorismo se impuso en todos y cada uno de los países de la región. En Colombia, por ejemplo, sin ninguna discusión congresional, se instauró en el Código Penal el delito de terrorismo, una figura delictiva preexistente en el Estatuto Antiterrorista del 2003, entre otras.

Pero en estas dos décadas, muchas cosas han cambiado, especialmente de la mano de la tecnología cibernética y de las redes sociales vigentes.

Siendo Colombia el primer productor mundial de cocaína, el narcoterrorismo es una idea que se configura desde los años 80 y que hoy en día se aplica a las FARC, al ELN y a los carteles de la droga; sus recursos monetarios ilícitos alimentan y son el combustible de la violencia actual. 19 masacres mal contadas durante las cinco semanas iniciales del nuevo gobierno, con su raíz narcotraficante, plantean un verdadero reto para las fuerzas de seguridad del Estado.

Los 19,5 (29,2 Anif 2017) billones de pesos, un 2 % (3 % Anif 2017) del PIB nacional, son el combustible para este tipo de violencia criminal que ha ensangrentado diferentes comunidades desde Barranquilla, pasando por Santander y llegando hasta el Cauca. Siete de cada 10 gramos del narcotráfico global (Unodc) se exportan desde el país y el 80 % de las víctimas de homicidios habitan en municipios con cultivos de coca. Bandas como los “Pachenca”,  la “Oficina”, los “Costeños”, la “Local”, la “Cordillera”, los “Mexicanos” y otras organizaciones criminales, se articulan con carteles mexicanos, mafias europeas y organizaciones criminales transnacionales venezolanas que, como el Tren de Aragua y los Maracuchos, campean en el país.

La propuesta “Paz Total” y el reinicio de negociaciones con el Comando Central (COCE) del ELN, plantean el doble discurso vigente: la gerontocracia de esa organización sesentera, mantienen un discurso político de corte castrista. Están protegidos en Cuba. Pero sus huestes, frentes y cuadrilla, que suman unos 3.000 efectivos, están profundamente comprometidos con la minería ilegal y el narcotráfico. Creemos que la tal Paz Total para Colombia, un país con seis décadas de violencia interna, va a ser un fiasco mayor. Porque si eso es con el ELN, ¿Cómo será con las otras organizaciones narco criminales? Esperemos que el Alto Comisionado para la Paz, tenga una hoja de ruta clara pues la inseguridad en Colombia nos está afectando a todos, a lo que se agregan las crecientes afugias económicas.

De las torres de Manhattan a las negociaciones con el ELN en La Habana y en las selvas el Chocó, la lucha contra el narco terrorismo no ha perdido vigencia, mucho menos en Colombia en donde la guerra irregular está en pleno desarrollo. Y la civilidad de Nueva York no tiene nada que envidiarle al primitivismo de la selva chocoana en Colombia.

Vigía: plebiscito refrescante

En octubre del 2019, Diosdado Cabello amenazó con una brisita bolivariana que recorrería la región y que “se convertirá en huracán”. Eran los años de Sebastián Piñera y los días de la quema del Metro, el saqueo de supermercados, la incineración de iglesias y la destrucción de instalaciones gubernamentales en Chile. Pero el rotundo triunfo del Rechazo sobre el Apruebo, ha enviado un refresco de democracia a los países latinoamericanos como Colombia, que entra al segundo mes de un primer mandatario procedente de la extrema izquierda y quien se ha rodeado de personajes con antecedentes pocos claros, con “ignorantas” e ignorantes. Es parte de su ethos: la ilicitud.

Por supuesto que la historia en el país austral no ha terminado. Gabriel Boric, quien se abrazó en Bogotá con Petro el día de la posesión de este, ahora está debilitado por el resultado de una nueva constitución que consagraba, entre otros conceptos, el de la unicameralidad, la plurinacionalidad indígena y el derecho al aborto, el agua y la saludUna pandemia nunca vista en el mundo moderno, una inflación histórica del 13 % anual con un crecimiento de casi cero y una crisis en la seguridad que bordea el 50 %, llevaron a un “voto silencioso” que floreció inesperadamente en los sectores populares de Santiago.

Chile, el país con el mejor desempeño macroeconómico de la región, es emblemático. La Constitución de Pinochet que data de 1980, con por lo menos una veintena de reformas que han desfigurado la carta original, con el texto actual firmado por el expresidente Ricardo Lagos quien en 2005 sacó algunos de los puntos más autoritarios y con una propuesta de la Bachelet (2014 – 2018) que no pudo cuajar, es de todo menos militarista: no existe hoy en día una constitución pinochetista, como la mamertada criolla proclama. Al respecto, el pasado lunes antes del mediodía, el presidente colombiano tuiteó: “Pinochet está vivo en ciertos sectores políticos de América, en todos aquellos que piensan que hay que eliminar físicamente a su rival”.

De acuerdo. Pero primero, hay que recordarle al mandatario su oscuro pasado de la década de los 90, como narcoterrorista del M-19; segundo, lástima que no diga lo mismo de su amigo Chávez, ni de su sucesor Maduro en Venezuela y tercero, que no olvide que todo pinochetismo genera violencia.

El caos, la corrupción y el narcotráfico, integran esta novedosa preocupación político-delincuencial, violentada por los mapuches de la Araucanía, Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) que, a principios de agosto, reivindicó un atentado incendiario contra un bosque en Lumaco. Los extremistas araucos han realizado 54 ataques en lo que va corrido del 2022. Dicho sea de paso, los indígenas caucanos en 8 departamentos del suroccidente colombiano ya llevan más de 48 horas esperando el Esmad para el cumplimiento del ultimátum de 48 horas, dado por los ministros de Defensa y Agricultura.

Claro que el país del Sur es muy diferente a este trópico: los mallecos asesinaron a un policía federal en 1997 mientras el pasado fin de semana, emboscaron y masacraron vilmente a 7 de nuestros policías en el Huila. Además, Colombia es el primer productor mundial de cocaína y en Chile solo la trafican y consumen.

En Chile y en Colombia, lo político y sus instituciones generan desconfianza. No es de extrañar, entonces, lo que sucedió en el plebiscito del Cono Sur, pues hasta la izquierda neogranadina, representada por el senador del Pacto Histórico Álex Flórez, videograbado cuando insultaba a la policía en Cartagena, es un desafuero que le puede costar muy caro, dada su investidura. Pero aquí, como allá, se difunde a los mensajeros y no el mensaje.

Finalmente, en Chile se impuso la sensatez y la cordura, en un país que se aleja de los extremismos ideológicos, especialmente el de la izquierda plurisexual, igualitaria, abortaria y ancestral. Con entrevistas con sus presidentes del Senado, el relevo de 5 de sus ministros más cercanos y la promesa de un acuerdo nacional, Boric enfrenta este demoledor golpe.

Vigía: un mes voraginoso

Hace 24 días, prácticamente un mes, asumió la presidencia de Colombia un ex narco terrorista, Gustavo Petro Urrego.

Muchos cambios, virajes y giros el nuevo Estado ha dado bajo la batuta de este joven que forjó su mentalidad e inteligencia en las rígidas disciplinas subversivas y terroristas de los años 90. Es tiempo de hacer un corte de cuentas inicial.

Las reformas tributaria y electoral; una indígena a la ONU y un negro a la embajada de US en Washington; el nombramiento de un embajador en Venezuela y la designación de su gabinete ministerial, son asuntos de vital interés para todos los ciudadanos.

En seguridad y defensa el panorama pinta muy complicado.

En asuntos de soberanía, la orden impartida por Palacio a los recién nombrados embajadores ante la OEA y en el país de Ortega-Murillo, para su inasistencia a la sesión extraordinaria del organismo internacional que sancionó a Nicaragua, plantea serios interrogantes sobre el futuro de la defensa territorial de Colombia, ante un rival que mantiene la ofensiva para quitarle al país suramericano más superficie marítima de la que ya está en discusión en El Caribe.

La barrida de unos 60 generales, almirantes y coroneles de la FFPP, ha planteado un nuevo reto sobre la idoneidad de sus reemplazos. “Hay injusticias” en estos cambios, declaró el propio presidente, con lo cual estamos de acuerdo, sobre todo en esta “purga” histórica de la cúpula militar y policial. Sin embargo, las estructuras básicas de inteligencia, operaciones y logística siguen ahí, esperando los nuevos comandantes que a estas alturas ya deben haber asumido sus nuevos cargos.

Como ninguno de los recién retirados ha salido a la palestra pública a denunciar su condición de injustamente descabezado, ni una sola asociación de veteranos, entre ellas la emblemática ACORE, se ha pronunciado.

En recientes declaraciones al periódico El Tiempo, el nuevo comandante del Ejército, mayor general Luis Mauricio Ospina Gutiérrez, nos ha mostrado un mando militar consecuente con la doctrina y los principios de la seguridad humana. Civilidad y subordinación al poder civil, dicen que se llama esa característica de un Estado democrático. Mientras tanto, las operaciones ofensivas y el dispositivo de la FFPP en el primer productor de cocaína del mundo se mantienen hasta el momento.

La orden de suspender los bombardeos (misiones Beta) contra los campamentos en donde se confirme la presencia de menores de edad, plantea serios escenarios. El tuitero eleno Antonio García del Comando Central (COCE), dijo en sus mensajes que los adolescentes en sus cuadrillas no son reclutados a la fuerza, sino voluntarios. El pasado 3 de agosto, un muchacho reclutado en el Tolima, fue hallado asesinado en Puerto Rico, Caquetá, después de comunicarse con su familia y pedirle que se encontraran en ese municipio del suroccidente colombiano. Los eventuales diálogos del nuevo gobierno con el ELN y otras cuadrillas alimentadas por Miraflores para el logro de la paz total, parece un embeleco mayor.

En cuanto a que alcaldes municipales convoquen a los militares a los Puestos de Mando Unificado (PMU) por razones humanitarias, es pertinente recordar que tales funcionarios no poseen la autoridad constitucional para esas citaciones a los militares.

Y para terminar este primer mes de montaña rusa en seguridad y defensa, la renegociación de la extradición, aunque ayer amaneció extraditando a 8 narcos; la suspensión paulatina de la Justicia Penal Militar; el desmantelamiento del servicio militar obligatorio con el proyecto de ley de orden público; la convocatoria a una Convención de cocaleros en el Catatumbo, la región con la mayor cantidad de cultivos ilícitos del mundo; la prohibición definitiva para fumigar y erradicar cultivos ilícitos y las 48 horas de plazo para el desalojo de predios invadidos por indígenas (foto), dejan flotando en el ambiente una mayor incertidumbre.

El nombramiento de un silencioso y oscuro personaje, compañero de travesuras del presidente, como director de la Dirección de la Agencia Nacional de Inteligencia (DNI) y del director de la UNP (Unidad de Protección Personal) otro colega de las andanzas sediciosas de Petro, plantean muchas preguntas a la mitad de Colombia, que no es petrista.

Así va Colombia a un mes de haber elegido presidente a Gustavo Petro Urrego, ex narco terrorista, exparlamentario y exalcalde de Bogotá.

Vigía: soberanía en riesgo en el Caribe

Si son comunes los asesinatos de cristianos en Oriente Medio y África, ya es tiempo de entender que en América central existe un país con una dura persecución contra sus practicantes católicos. Se trata de Nicaragua. El nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag fue expulsado en marzo; unas 18 monjas de la Asociación Misioneras de la Caridad, de la orden de la madre Teresa de Calcuta abandonaron el país; 9 sacerdotes y otros colaboradores permanecen incomunicados en la cárcel de El Chipote; Rolando José Álvarez, obispo de Matagalpa, se encuentra reducido a prisión en su residencia familiar en Managua; 8 radioemisoras y 3 tele canales cristianos fueron cerrados y un sin número de fieles han sido detenidos e interrogados por las fuerzas policiales de Ortega y su esotérica esposa Rosario Murillo.

Ante el pedido de 17 organizaciones opositoras, el reciente llamado papal a una charla entre el gobierno y la iglesia católica nicaragüense fue claro, aunque repetitivo: “Quiero expresar mi convicción y mi deseo de que, a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica” dijo Francisco en su discurso del pasado domingo.

Lo anterior palidece frente a la cruda realidad de la ausencia de Colombia en el Consejo Extraordinario de la OEA que condenó la histórica reacción del gobierno nicaragüense frente a las críticas sazonadas del púlpito católico. Con 27 votos afirmativo, 1 en contra, 4 abstenciones y dos ausencias, las de Colombia y Nicaragua, la sesión extraordinaria del Consejo culminó con una condena generalizada a la tiranía de Ortega-Rosario por “hostigamiento” y violación a los derechos humanos.

El recientemente designado embajador en ese país, exparlamentario León Fredy Muñoz, fue retenido en el aeropuerto José María Córdoba, el 31 de mayo de 2018, con 146 gramos de cocaína. Un delincuente frente a las leyes actuales y quien ya está llamado a responder por su delito por la Corte Suprema de Justicia. El embajador ante la OEA, magistrado Luis Ernesto Vargas, tampoco apareció en el evento, siendo la colombiana una de las más nutridas delegaciones de país alguno. La cancillería explicó que la no presencia de estos personajes se debió a que no tenían el reconocimiento oficial como representantes diplomáticos de Colombia ante las autoridades de la embajada de Nicaragua y de la OEA. Vanas justificaciones y débiles argumentos frente a un severo riesgo contra nuestra soberanía pues, si como dijo el presidente electo habrá que cumplir el fallo de la Corte de la Haya sobre los nuevos límites marítimos en el Caribe, las cartas parecen estar jugadas frente a sus compinches de Nicaragua y Venezuela.

En la actualidad existe un litigio pendiente ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, del 16 de septiembre del 2013, para una delimitación de la Plataforma Continental Extendida, más allá de las 200 millas. El otro, del 26 de noviembre del 2013, por supuestos incumplimientos al fallo del 2012, ya fue aclarado por la mencionada Corte.

El ex embajador de Estados Unidos en el país centroamericano, Arturo McFields, hizo una declaración pertinente: “Colombia todavía, si lo quiere, puede mandar una carta a la OEA y pedir que lo pongan como patrocinador de la resolución en contra de Ortega y pedir que su voto cuente a favor de la condena a los abusos de derechos humanos. Todavía está a tiempo de redimirse; eso sería algo extraordinario”.

Y el empresario cristiano brasileño Leandro Ruschel dijo: “Haciendo aún más claro su alineamiento con el movimiento totalitario de extrema izquierda en América Latina, Petro ordenó a sus diplomáticos abstenerse de la sesión de la OEA prevista para condenar los crímenes de Daniel Ortega en Nicaragua”.

“La posición de Colombia frente a la situación en Nicaragua, al abstenerse de condenar la aberrante y violación sistemática de derechos humanos del gobierno de Ortega, es una gran vergüenza…”, trinó el 14 de agosto el excandidato presidencial colombiano Sergio Fajardo.

Y tras esa timidez, va la cesión de soberanía como lo ha hecho el país desde 1810, entregando un 54% de su suelo a diferentes nacionalidades, inclusive a la nicaragüense.

Vigía: recorte institucional y desplante

La inesperada salida de más de 50 oficiales de alta graduación de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, se hizo como con la varita que utilizan los baristas para quitarle espuma en exceso a su producto. “Descremar el café”, dicen. No en vano, ahora se habla de barrida sin que nadie proclame una masacre laboral, como se haría en otros campos empresariales. Total, todos estos señores oficiales tienen una buena pensión que para nada les afecta su supervivencia cotidiana. En tal ejecutoria, como lo dijo el propio presidente, “las decisiones tienen grados de injusticia, no son perfectas”, pues no todos los llamados a calificar servicios están involucrados en investigaciones penales, administrativas o disciplinarias. Sería largo y dispendioso hacer la relación con sus “pecadillos” de los que salieron, algunos de ellos aún en periodo de prueba, pero desde Acore (Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares) se señaló en privado y por adelantado, la relación de algunos de los defenestrados.

Argumentar que los nuevos comandantes militares y de policía no tienen la experiencia de sus antecesores en inteligencia y contra el crimen organizado transnacional, es una presunción. El que no sabe aprende, aprendieron desde la escuela militar y ahí están los suboficiales que todo lo conocen. No es tan difícil, aunque táctica y estrategia requieren cierto esfuerzo de aprendizaje. Un caso excepcional es el de sanidad, al cual dedicaremos algunas líneas posteriormente.

Por otra parte, impartir la orden pública de que cualquier masacre o atentado contra alguno de los líderes sociales conlleve una anotación en la hoja de vida, que hoy en día se hace, de los comandantes jurisdiccionales, debe realizarse previa investigación, fácil o compleja, corta o larga. Si bien se aprendió desde la escuela militar que el comandante es responsable por lo que hagan o dejen de hacer sus subalternos, es claro que los recientes incidentes mortales que afectan a los llamados “líderes sociales” no forman parte de la responsabilidad de unidades militares sino de sicarios motorizados en su guerra por las rutas de salida de la cocaína hacia el Pacífico o hacia la frontera colombo-venezolana y por el control de los cultivos prohibidos. Con la ONU estamos de acuerdo, pues es el deber prioritario de militares y policías en todo el país preservar la vida de los ciudadanos.

La pregunta subsiste: ¿En dónde están las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo y de la Personería local? ¿Con qué criterio operacional actuará un comandante militar frente a las mencionadas alertas? Lo del presidente es una orden general, confusa y que llama a engaños. Ante una orden poco clara, amenazante si se quiere, que rememora a algunos comandantes militares o policiales atrabiliarios e ignorantones, no queda otra opción diferente a la de acatar la instrucción y que alguien de confianza ¿ministro de Defensa? le hable al oído al presidente. Desafortunadamente, el nuevo funcionario ministerial no goza de toda la simpatía y solidaridad de los cuerpos armados de Colombia. De ahí a que se desarrolle una campaña política que, junto con la propuesta de reforma constitucional, alargue el periodo presidencial a 6 años, da para pensar que estamos siguiendo el advertido mismo patrón socialista que hace furor por estos días en la región, de convertir la fuerza pública en una guardia pretoriana para garantizar la seguridad de los ahora dueños del poder. Como en la Venezuela de la “brisa bolivariana”.

Ayer por la tarde el ministro de Defensa y su presidente, pospusieron la ceremonia de reconocimiento a los generales de las Fuerzas Armadas en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdoba, en un desplante histórico e inaceptable de un primer mandatario a los mandos militares y policiales.

Vigía: desde la izquierda neogranadina

Lo noté abrumado, trémulo, por instantes lloroso. Nunca pensó que podría ser presidente en un Estado gobernado por la burguesía y con un desarrollo económico superior a cualquier otro país pos pandémico en la región.

Lo que dijo

Con 51 millones de almas acostumbradas a la violencia inmisericorde del narcotráfico, Colombia eligió al contradictor armado del sistema, posteriormente convertido a la civilidad, actor protagónico de la política criolla y cuestionado alcalde de Bogotá. Sus sueños de convertirse en una figura continental, como lo manifestó en su simbólico discurso custodiado por la espada de Bolívar, con la que se amistó desde 1974, pronto pueden verse deteriorados por la cruda realidad del prometer: del dicho al hecho, hay mucho trecho y que tenga ojos para la espina quien quiera admirar la rosa, dijo el inglés Óscar Wilde. Esas espinas están esperando al recién posesionado presidente, quien aún fantasea con una Colombia en paz total y sin divisiones.

Sus alusiones al incremento del comercio con África y Oriente Medio nos recuerdan el millón de hectáreas entregadas por Miraflores a los iraníes, mientras el avejentado canciller Leyva por un lado y la bancada de las FARC, por el otro, se reunieron con los delegados de la teocracia iraní y entretanto el avión piloteado por súbditos de la Yihad sigue retenido en Buenos Aires, pese a las rabietas de Maduro.

“Volveremos a construir distritos de riego con el Ejército y casas campesinas y caminos vecinales con los soldados de la Patria. Ejército, sociedad y producción pueden unirse en una nueva ética social indestructible. Los helicópteros y los aviones, las fragatas, no solo sirven para bombardear o disparar, también sirven para crear la primera infraestructura de la salud preventiva del pueblo colombiano”, dijo en su nada agresivo, nada incendiario y conciliador discurso. Pronto veremos a los soldados repartiendo comida al casi 50 % de los colombianos (DANE) que no pueden comer sino dos veces al día. Estilo CLAP.

La inteligencia militar, según Petro, no se debe dedicar a espiar a los enemigos políticos, a periodistas o a quienes piensen diferente, sino a buscar los autores y casos de corrupción, de los cuales no hay excepción en el Mando y la jerarquía militar.

Diálogos, Mindefensa y policía

Preveo una negociación difícil con las organizaciones narcoterroristas del ELN, que ya se manifestó a favor del reinicio de su quinto intento de diálogo, interrumpido por Duque después del bombardeo a los alumnos de la Escuela General Santander; con las FARC, que pronto enviaron un video manifestando su intención de reincorporarse a cualquier negociación y con el Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas, como las llama el Ministro de Defensa, organización criminal que ha enviado un comunicado expresando su idea de negociar con el nuevo gobierno.

Iván Velásquez, nombrado Mindefensa, experto en crimen organizado transnacional y corrupción, tendrá la grave responsabilidad de transformar la Fuerzas Militares en una guardia pretoriana que garantice la seguridad de quienes están en el poder, más que a la defensa de la constitución o el combate efectivo a los grupos armados irregulares.

Una reciente carta de un concejal del partido Alianza Verde, propone una “reforma popular y estructural a la policía que inspire confianza y sume para la paz” y esto nos lleva a la realidad ya manifestada por el nuevo ministro de Defensa de sacar la policía de su ministerio y trasladarla a un nuevo ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad, sin notificar los costos colaterales de tal movimiento. Y sobre el Esmad, (Escuadrón Móvil Anti Disturbios), dijo Velásquez “con seguridad (…) como se ha conocido, no puede continuar”, cambiará o desaparecerá. Panorama difícil para los militares y policías quienes brindaron su respaldo al nuevo mandatario, especialmente en la búsqueda de la tranquilidad social.

“…desde el socialismo, gobernará con los postulados de la izquierda radical”, replicó la oposición en la voz de la Cabal, la Valencia y la Holguín del Centro Democrático de Uribe.

Adendo: antier por la tarde, el ministro de defensa venezolano Padrino, desde Fuerte Tarapaima, en Barquisimeto, Lara, anunció la orden de Maduro de tomar contacto inmediato con el ministro de Defensa colombiano para iniciar acercamientos militares. El texto parece estar escrito bajo el entusiasmo de los military army games que por primera vez designan como subsede a Venezuela. Soldados rusos, chinos, iraníes, uzbekos, abjasios y bolivianos, entre otros, involucrados en este sniper frontier exercise, parecen haber encendido la llama de la amistad revolucionaria entre países latinoamericanos. Petro declaró que por ahora hay otras prioridades. Entretanto los militares colombianos, otean con recelo.

Vigía: “Respeto los símbolos” nuevo mindefensa colombiano

Durante el gobierno de César Gaviria, en 1991, Rafael Pardo fue el primer civil de los tiempos modernos en el Ministerio de Defensa, que incluyó la actual vicepresidente y canciller Marta Lucía Ramírez, en el 2002. Hace una semana, el gobierno entrante designó un nuevo ministro de Defensa civil, Iván Velásquez. Venezuela mantiene al general Vladimir Padrino López como ministro del ramo desde 2014.

Velásquez no la tiene fácil: 26 asesinatos por cada 100 mil habitantes, 210 hectáreas sembradas de coca y la inseguridad urbana disparada. Antier tuvimos otra masacre con cuatro indígenas aiwa muertos en Barbacoas, Nariño. Fue la masacre 58 en lo que va del año.

Pero el nombrado ministro se equivoca al reclamar que “Nuestro propósito es rescatar absolutamente esa buena imagen de las fuerzas militares…”, cuando las recientes estadísticas ubican a los militares como la institución de mayor credibilidad en la opinión pública, en una encuesta que pone a los grupos armados irregulares, al Congreso y a los partidos políticos, entre ellos el Pacto Histórico, en la parte más baja de la confiabilidad ciudadana.

Decir que el título de héroes no les pertenece a los soldados, que son simples cumplidores del deber, como él mismo, es ridículo: quisiera verlo empuñando un fusil hasta la muerte, para defender la seguridad ciudadana y la nacionalidad.

Rechaza el servicio militar obligatorio, el término “neutralización” y califica al Clan del Golfo como autodefensas gaitanistas, seguramente pavimentando el camino para una próxima negociación. Pero el problema persistirá: 300 mil hectáreas sembradas con hojas de coca se anuncian para un futuro inmediato de la “paz total” de Petro.

Que la policía salga del Ministerio de Defensa con destino a un nuevo Ministerio de la Paz, Convivencia y Seguridad, es una decisión tomada dijo el funcionario, quien no explicó cómo será el tren administrativo del nuevo cargo. Y añadió: “con seguridad, es que este Esmad, como se ha conocido, no puede continuar”. ¿Un nuevo escuadrón antivandálico? Pregunta en suspenso hasta nuevas indicaciones.

El pasado 29 de julio, el presidente electo en reunión con la Federación Nacional de Departamentos (FND) a la que asistieron 29 de los 32 gobernadores del país, aclaró que “el Ejército no debe perseguir a la oposición, el Ejército debe perseguir la corrupción y eso haremos”, aunque para luchar contra la corrupción están la Fiscalía General y la Policía. “Yo espero tener la confianza de que todos los miembros de fuerza pública van a actuar con absoluto respeto en estas labores de inteligencia y contrainteligencia. (…) “Cada persona encargada de la inteligencia, cada persona encargada de la información que permita esa filtración de inteligencia tendrá consecuencias” dijo Velásquez en su entrevista del pasado 30 de julio.

“Puedo asegurar es que estoy por la institucionalidad, estoy por la defensa y fortalecimiento de un Estado social y democrático de derecho. No hay enemigos en la fuerza pública. Las fuerzas militares no son enemigas, son garantes también de la estabilidad en el país”. No podemos menos que recordar, lo que sentenciosamente dijo El País, periódico español de izquierda: es “el hombre encargado por el presidente Gustavo Petro de desmontar uno de los ejércitos más poderosos de América Latina”. Y el principal problema del funcionario que pertenece al mayormente desconfiable de los sectores del país, es que como dijo que respeta los símbolos, mañana puede hacer lo contrario.

Coincidente con la entrevista del nuevo miembro del gabinete, la Comisión de la Verdad presentó su informe, “anacrónico y parcializado…” según uno de sus exmagistrados; el nombrado ministro de Educación, Alejandro Gaviria declaró que impondrá el estudio de ese informe en escuelas y colegios; la JEP llamó de nuevo al general Mario Montoya, supuestamente máximo responsable de las ejecuciones extrajudiciales y al coronel en retiro Iván Ramírez por la desapariciones del Palacio de Justicia; volvió a meter a la cárcel al General Arias Cabrales y un nuevo grupo de militares fueron llamados a responder ante la JEP por crímenes de guerra en Urabá. Y la pregunta es: ¿de la cúpula de 60 generales, se deberían excluir a 39 investigados por diversas causas? “El mensaje que quiero darles a todos los miembros de la fuerza pública es que no habrá tolerancia ni con la corrupción, ni con la violación de derechos humanos”, dijo Velásquez.

Aquí algunos conceptos de quien será el ministro de defensa en Colombia:

* “No hay enemigos en la Fuerza Pública”

* “No habrá revanchismo”.

* “Generar un ministerio del tamaño que se necesita”.

* “…vamos a actuar con responsabilidad y vamos a actuar con decisión”.

* “Yo respeto los símbolos”.

* “…nunca he marchado”.

El pasado martes, Petro dejó plantados 190 alcaldes municipales, quienes lo esperaron infructuosamente. La razón: dizque estaba definiendo la nueva cúpula militar junto a su nombrado ministro de defensa y otros asesores.

Vigía: del ministro de defensa y otras yerbas

El recientemente designado ministro de Defensa, Iván Velásquez, es una muestra de lo que espera a la mayor empresa del país: Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Policía Nacional. Las reacciones han sido emocionales frente al nombramiento de Velásquez, que nos cogió por sorpresa a todos, aunque como dicen, en el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo.

Dos precisiones: la institución de mayor confiabilidad en el país, según las encuestas, son las Fuerzas Militares. Baste recordar las demostraciones de admiración y cariño en las horas de la mañana, el 20 de julio, durante el desfile militar, para contrastar con la algarabía congresional, entidad que junto con los partidos políticos están en la última escala de las mismas encuestas; y la Policía Nacional de Colombia no es policía militarizada, como cacarean los petristas: es “…un cuerpo civil, armado…” dice la constitución; que imite los uniformes y los grados militares es otra cosa.

El País, periódico de la izquierda española, aclaró que Velásquez es “el hombre encargado por el presidente Gustavo Petro de desmontar uno de los ejércitos más poderosos de América Latina”.
Sobran los comentarios.

La Asociación Colombiana de Oficiales de las FFMM en Retiro, ACORE, ha iniciado aproximaciones con el nuevo Mindefensa, para intentar conocer sus intenciones, después de que ha sido expulsado de Guatemala por su imprudencia y que ha denostado con más frecuencia de la debida contra la Policía y en grado menor contra los militares. Su visión, sus proyectos y las líneas políticas que marcarán el rumbo de los militares y los policías, son claves para entender desde ya cuáles serán sus actitudes al respecto.

Por supuesto que se esperaría que el ministro de la Defensa actúe con la magnanimidad que proclama en un reciente tuiter, aceptando de hecho que su experiencia en el Crimen Organizado Transnacional le permitirá judicializar a los militares involucrados en corrupción, casos conocidos de los cuales no están exentos suboficiales, soldados y patrulleros.

Velásquez pasará a la historia como el funcionario que sacará a la Policía Nacional del Ministerio de Defensa, para trasladarla: a.) a otro ministerio ya existente, como el de Gobierno, lo cual reiniciaría un proceso de politización de nuestros queridos patrulleros o b.) al anunciado nuevo Ministerio de la Paz y Seguridad Social, lo cual implicaría un gasto excesivo de recursos y funciones. La eventual división del Ministerio de Defensa en dos viceministerios, el de Defensa para los militares y el de Seguridad Social para los policías y otras organizaciones de fuerza, plantea un nuevo escenario en donde los militares y policías retirados de Acore, Acorpol, Fecolsure, Acosipar y las demás organizaciones de retirados, tendrán mucho que opinar, comentar y decir.

Exigen los retirados, eso sí, que, de manera pragmática, se mantengan las asignaciones de retiro ganadas en buena ley, tanto como el respeto por las tradiciones, rituales y procedimientos que datan de 212 años de antigüedad y que constituyen el corazón de la moral institucional, regada con la sangre de héroes anónimos desde 1810. Cualquier alteración a los símbolos patrios, a los himnos, a las reglas ceremoniales y otros rituales, serán mirados como una afrenta.

Dicho lo anterior, no es menor importante aclarar que la fuerza pública colombiana en general es civilista y con seguridad que el domingo 7 de agosto, rendirá los honores correspondientes al presidente electo, ceremonia de la cual estaremos ausentes, naturalmente.

Los probables diálogos con las bandas criminales como el ELN, las FARC, el Clan del Golfo, están siendo analizados con perspicacia y prudencia por los retirados, como se hizo con los diálogos de La Habana, a lo que hay que añadir los comentarios, críticas y observaciones de los suboficiales, agentes, soldados y civiles pensionados del sector defensa, que se han comunicado con la opinión pública a través de una articulación de 53 estructuras de retirados que insisten en observar toda la fenomenología militar, policial, de seguridad y defensa del país. Creemos que dialogar con esas organizaciones narcoterroristas, le traerá problemas de seguridad no solo a Colombia sino también a nuestro vecino Venezuela, que las ha acogido y repotenciado con cocaína y minería ilegal, nombrándolas retaguardia estratégica de la revolución.

Adendo: el nuevo comisionado de Paz, Danilo Rueda, es director de la ONG Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, que en su página web declara: “La existencia de diversas organizaciones armadas guerrilleras son la expresión del ejercicio del Derecho a la Guerra, a la rebelión armada reconocida en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y en los Derechos de los Pueblos, en tratados de humanistas y de iglesias en el mundo”. Rueda fue protagonista, junto al hermano del primer mandatario electo, de una visita de 6 horas a los presos de La Picota, cuando se les ofreció el “perdón social” del que habló el presidente elegido. “Me ofrecieron asilo en Suiza o en Francia. (…) De hecho, la persona encargada de tramitar todo y de estar pendiente de hacer todo en Medellín era un señor Danilo Rueda…”, aseguró “el Tuso Sierra” en agosto de 2020. Así van las cosas por Colombia, gemelo de Venezuela.

Vigía: de algunos "cambios" en seguridad y defensa

Ayer fue 20 de julio, día de una patria que busca un viraje de la mano del Pacto Histórico y Petro. Las narrativas de Uribe (Seguridad), Santos (Paz) no encontró continuador en Duque. La izquierda se apoderó del relato (Cambio) y el anunciado reinicio de los diálogos con el ELN, entre otras variaciones, ha entreabierto las posibilidades de pláticas con las FARC: ambas organizaciones repotenciadas en Venezuela y dedicadas al mercadeo de cocaína, minería ilegal, extorsión, desplazamientos forzados y otras ilicitudes.

Por supuesto que Caracas y La Habana están de plácemes ante esta decisión que buscaría, según la retórica comunista, aposentar la paz social en el territorio nacional. Tales escarceos de parlamentos, que equipararán a los narcoterroristas con las fuerzas del orden, se prevén en un país con el dinero del narcotráfico alimentando todo el conflicto interno.

No es claro cómo el presidente electo va a apaciguar ese crimen organizado transnacional, que involucra al gobierno de Maduro, su “nuevo mejor amigo”. ¿Cómo va a lidiar con una violencia de raíz típica, dinero, del capitalismo salvaje?

La descarada presencia de una escuadra de milicianos de las FARC en el centro de Tibú y sus alrededores, frontera con Venezuela, ha sido un reto contra la institucionalidad democrática del país. Hemos sido testigos atónitos de tal desfachatez, al tiempo que no nos explicamos qué sucede allí, donde el fortalecimiento y el control territorial de las FARC y el ELN, junto con otros grupos alzados en armas, son evidentes. La policía no se asomó durante los eternos minutos del video. El ejército en cabeza de su comandante de división, apareció más tarde en el mismo sitio frente a la alcaldía, respaldado verbalmente por el alcalde municipal. Lo que sucede en Catatumbo es una impúdica representación inteligentemente promovida por redes sociales y algunos medios masivos.

Por otra parte, las neutralizaciones de alias “Iván Mordisco” el pasado 8 de julio en el área rural de San Vicente del Caguán, departamento del Caquetá, al suroccidente del país y alias “Roque” el 17, en el Catatumbo, en respuesta a los bandoleros del video, han generado un hálito de preocupación. Es predecible una reacción de los grupos narcoterroristas que convertirán las fronteras con el Ecuador y con Venezuela en áreas de dura confrontación contra la fuerza pública y contra sus rivales de negocio, mientras emisarios de los carteles mexicanos intentan por todos los medios, conciliar a los narco enemigos.

En seguridad y defensa, el presidente saliente entrega un país revuelto, aunque con logros significativos que tocaron a varios cabecillas emblemáticos de las FARC y el ELN, sin mencionar a alias “Otoniel”, gran capo equiparable a Pablo Escobar. El plan pistola actual, es una emulación al mismo plan que puso en ejecución el “Patrón” en Medellín a finales de los 80, precisamente, pagando hasta 5 millones por cada policía asesinado.  El Clan del Golfo, hemos aprendido, paga hasta tres millones de pesos por cada uniformado muerto. Y ambos carteles, el de Medellín y el del Golfo, delinquen en Antioquia, tierra de emprendimientos y negocios.

Así empieza a marchar Colombia por las sendas del nuevo gobierno socialista, con muchas dudas y expectativas y con ambos presidentes del Pacto Histórico, tanto de la Cámara de Representantes como del Senado, bien aposentados en sus curules desde ayer.

Adendo: La Unidad de Restitución de Tierras ha quedado bajo la dirección del sociólogo nasa de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) Giovani Yule Zape, 53, quien a no dudarlo conoce las raíces de la pertenencia ancestral de las tierras, especialmente las del Cauca, territorio con las mayores extensiones de cultivos de caña, ilícitos de coca y con salida al Pacífico. Yule fue uno de los cabecillas de la minga reciente en Cali y es miembro del CRIC (Consejo Regional Indigenista del Cauca). Nos queda la inquietud sobre quiénes serán sus asesores legales inmediatos, porque finalmente, el asunto es de leyes y argumentos.

Vigía: Venezuela, ¿a la ofensiva estratégica?

En la parada del 5 de julio, día de la firma del acta de independencia y de la Fuerza Armada Nacional detallamos, bajo la tutela de un Bigotón inflable, las últimas adquisiciones armamentísticas de los militares venezolanos.

Lo nuevo

Además de los ya conocidos tanques T-72, las plataformas de defensa aérea s-300, los Zukhoy, helicópteros de ataque M-35 y radares, destacamos los sistemas iraníes móviles de lanzacohetes múltiples Haseb de 107 mm, fundamentados en el sistema chino Type 63: 11 tubos, cada proyectil con cabeza explosiva de 8 kilogramos y 9 kilómetros de alcance. Los tales lanzadores, montados en los vehículos tácticos 4×4 Tiuna, están desplegados a lo largo de la frontera colombiana. Los otros Haseb están afincados en las lanchas Damen Interceptor 1102, de alta maniobrabilidad, construidas en un astillero holandés y asignadas a la Brigada de Infantería de Marina en Puerto Cabello. (No olvidemos la crisis de la corbeta Caldas en agosto de 1987 cuando se estuvo a punto de escalar la disputa en el golfo de Venezuela. Eran presidentes Barco y Lusinchi. Y sí, aún tenemos disputa fronteriza en aguas jurisdiccionales).

El otro detalle que nos llamó la atención fueron los nuevos drones ANSU-100 y ANSU-200, basado en el Mohajer-2 (“migrante”) iraní, un vehículo aéreo no tripulado que se utiliza para espiar instalaciones militares y posiciones enemigas. También puede usar armamento guiado por láser hasta sus objetivos. Para no mencionar los drones rusos Orlan 10 B/E, asignados a un batallón de Caribes, en cercanías de La Victoria, Estado Apure. ¿Cuántos de esos drones estarán vigilando los 2.219 km de frontera?  

Con la misma estrategia de Moscú frente a Ucrania, en el 2014, cinco batallones de infantería son entrenados por instructores rusos a solo 40 kilómetros de la frontera. Tres de ellos están acantonados en los Fuertes Mara, estado Zulia, Morotuto, Táchira y Carreño, Apure. “Unidades tácticas de armas combinadas…”, preparadas en guerra regular, espectro electromagnético y ciberinteligencia.

¿Contra USA / Otan?

Que los gobiernos venezolanos desplieguen sus fuerzas militares mostrándole los dientes a Colombia, es algo corriente desde Rómulo Betancourt (1964). La gran riqueza petrolera del hermano país le ha permitido estar siempre muy por encima de las capacidades armamentísticas colombianas y la crisis económica que vive no ha impedido su rearme mucho más ahora que el presidente electo Petro ha descartado la compra estratégica de aviones, lo que pone en estado de indefensión disuasiva a su país. La confianza está en el “uncle Sam”, que la semana entrante le enviará al presidente electo sus emisarios para hablar de eso, de seguridad.

Del 29 de julio al 1 de septiembre en Fuerte Terepaima, estado Lara, Venezuela acogerá ejercicios militares en los que participarían Rusia, Kazajistan, India, Vietnam y China, entre otros, y que podría convertirse en un bloque para hacer contrapeso a USA y la OTAN. «Las naciones VRIC —Venezuela, Rusia, Irán, China— se están preparando para hacer una fuerte declaración de que la región está lista para abrazar la fuerza multipolar», dijo Joseph Humire del Centro para la Seguridad de la Sociedad Libre y el general venezolano en retiro Manuel Cristopher Figuera recabó: “La idea era la convergencia en la región de otras potencias para quitarle fuerza a la influencia de EE. UU. …”

Miraflores tiene un aliado incondicional: el ELN, que entrena a cerca de 1.000 jóvenes terroristas venezolanos para apoyar el Plan Campaña Independencia, en previsión de una invasión de US, activación de grupos armados internos, ataque contra cabecillas del narco cartel y golpe de estado. “Cuente con el Ejército de Liberación Nacional hasta la muerte”, dijo alias Edward. Eso de “hasta la muerte” está por verse, viniendo de una organización dedicada al narcotráfico y a la minería ilegal. Y desde hace meses, emisarios mexicanos merodean en ambos países buscando la unión de las disidencias de las FARC, justo cuando Perú se anuncia como primer exportador mundial de cocaína.

A todo lo anterior, se agregan 18 “megabandas” (Tren de Aragua, Tren del Llano, Tren de Guayana, Tren de la Muerte, los Meleán, Yeico Masacre, entre otras), 28 grupos armados irregulares (ELN y FARC incluidos), y 22.500 personas delinquiendo en los estados de Zulia, Táchira, Apure, Bolívar, Amazonas y Falcón, con técnicas de irregulares colombianos, que son otro problema de seguridad interna del vecino país.

Ante este panorama, no nos queda sino evaluar el espíritu de combate de los militares venezolanos frente al de los colombianos, que completan más de 60 años de conflicto interno. En la evaluación del poder relativo de combate, nos preguntamos ¿intentarán atacar?

Vigía: ¿quién los está matando?

A lo largo de un año han caído Henry Castellanos, alias “Romaña”, Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias “Jesús Santrich” y Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias “el Paisa”, cuadros de la Nueva Marquetalia. Hace menos de dos meses murió Miguel Botache Santillana alias “Gentil Duarte” jefe del frente décimo de las FARC. Todos estos cabecillas de las que el gobierno vecino cataloga como Tancol (Terroristas, asesino y narcotraficantes colombianos) murieron en su ley y en territorio venezolano.

El sábado anterior a primera hora presumimos la muerte de Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, en una zona boscosa en vecindades de Puerto Ayacucho, Colombia, confluencia de los ríos Orinoco y Negro, al frente de Puerto Páez, límites con los estados Bolívar y Amazonas, en Venezuela. Recientes informaciones procedentes del país hermano, ubican el homicidio de Márquez a unos 25 kilómetros de El Callao, cerca de la frontera con Guyana y el más reciente rumor habla de que salió malherido del ataque y se está recuperando en un hospital.

Opinión pública y mercenarios

La opinión pública, de la mano de algunos medios, ha aceptado que se trata de retaliaciones entre las secesiones de “Duarte” y “Márquez”. Podría ser. Intentaron acordar una alianza, pero “Duarte” no reconoció el prestigio de “Márquez” y terminaron con un enfrentamiento entre ambos. Todo obedece, según la prensa oficial, a la disputa territorial por las rutas del narcotráfico, la minería ilegal y sus ricas ganancias.

Con el conocido bombardeo en Angostura, Ecuador, en marzo del 2008, es válido preguntarse si existe un plan secreto de neutralización de narco cabecillas, especialmente cuando están en territorio vecino: Santrich en la Serranía de Perijá el 17 de mayo de 2021, Romaña y el Paisa en Elorza el 5 y 6 de diciembre del 2021, Gentil Duarte en Zulia el 24 mayo del 2022 e Iván Márquez en Puerto Páez. Para algunos especuladores, se trataría de unidades especiales de nuestro Ejército que ha refinado sus tácticas y técnicas para neutralizar no solo los jefes de estas organizaciones ilegales. Ahí están como ejemplo “Mayimbú”, “Johnier”, “Cabuyo”, “Otoniel” y otros. Se ha llegado a pensar que unidades ultrasecretas militares, en conjunto con la Policía y agentes norteamericanos, han venido actuando sistemáticamente al otro lado de la frontera. Los “silencios de Duque” como algún bloguero bautizó su columna, no dejan de ser significativos, a lo que se une el más reciente reconocimiento del primer mandatario al general Zapateiro, soldado de Fuerzas Especiales y gran líder institucional. Algunos empresarios privados adhieren irrestrictamente a esta hipótesis, aunque El Callao está en el corazón oriental de Venezuela, lo que representa una gran dificultad logística.

Otra teoría es la del mercenarismo. Dada la precaria situación de seguridad en los estados fronterizos de Venezuela con Colombia y las jugosas recompensas (3 mil millones por “Márquez”, “Romaña” y “el Paisa” y 4 mil millones de pesos por “Duarte”) es legítimo especular sobre comandos de exmilitares de uno y otro lado, trabajando en conjunto por un premio en efectivo. Tales “perros de guerra”, habrían partido desde algún lugar de la frontera y la información la habrían obtenido de fuentes técnicas y humanas norteamericanas que, como todos sabemos, menos Petro, hasta ahora, son permanentes por estos lares. Los montos ofrecidos por los cabecillas de las bandas criminales, entre ellas las del ELN, son lo suficientemente atractivos para cualquier caza recompensas.

Miraflores en escena

Sin descartar traiciones al interior de las Narcofarc, no falta quien argumente que esa seguidilla de bajas en tan corto tiempo, son sospechosas y que lo más probable es que los tales capos hayan sido “sacados de circulación” por los jefes políticos de Venezuela, bien neutralizándolos o cambiándolos de identidad y reubicándolos para bajarle el perfil, especialmente si son dirigentes del narcotráfico. Mucho se ha rumoreado sobre “Santrich”, quien supuestamente vive en un apartamento en el barrio 9 de Enero con protección cercana de los colectivos de ese sector. Está aún por verse. Aunque recientes declaraciones del presidente Alejandro Giammattei de Guatemala parecieran convenir en esta venenosa teoría.

En la comunidad de inteligencia, se comenta que el posible sucesor de alias “Márquez” sería José Vicente Lesmes alias “Walter Mendoza”, reclutador de niños y creador de las “columnas móviles”, o José Andinever Sierra Sabogal, alias “el zarco Andinever”. Aun así, alias “Iván Mordisco”, segundo de alias “Gentil Duarte”, podría estar detrás de la muerte de alias “Márquez” y buscaría una unión de estas dos facciones farianas.

Y queda en el tintero, el caso del ELN y otras narco-bandas organizadas como El Clan del Golfo, Los Pelusos, Los Caparros, etcétera… todas conectadas con emisarios mexicanos y europeos. La mesa está servida.

Vigía: nombramientos y un retiro

A la fecha, dos designaciones han sido confirmadas por el presidente electo. Nombró ministro de Relaciones Exteriores al “conservador” Álvaro Leyva. “Un prófugo con privilegios” que se pasea por Costa Rica, España y Cuba, en permanente comunicación con los jefes de las FARC, según un editorial de, creo, El Tiempo, que es claro en señalar al nuevo canciller, como un delincuente con protección, gracias a sus gestiones para lograr el encuentro del expresidente Pastrana y alias “Tirofijo” en enero de 1999. “Recuperar con dignidad el sitio que nos corresponde” dijo el “operativo de las FARC”, como lo rotuló la senadora María Fernanda Cabal.

Y está la del mayor general en retiro de la Policía Nacional William René Salamanca como articulador del sistema del Ministerio de Defensa actual o eventual creador de un nuevo Ministerio de la Seguridad Ciudadana, si no le ponen a un civil como jefe o jefa. El general en retiro Salamanca Ramírez, exinspector de su institución, exdirector de seguridad ciudadana, agregado policial en Washington y exedecán presidencial, dio un paso al costado argumentando serios riesgos contra su seguridad personal y la de su familia, luego de un duro rifirrafe con el destituido director de la Policía Óscar Atehortúa, por una eventual corrupción en unas casas fiscales en San Luis, Tolima. Petro ha hablado de una reestructuración policial, que comprendería desde el cambio de doctrina, la salida de esa fuerza del Ministerio de Defensa y la eliminación del Esmad, un escuadrón cuestionado por abusos de fuerza. Mientras tanto, los militares activos y en retiro fantasean con la ministra de la Defensa, justo ahora que la fuerza pública perderá un componente, nuestra apreciada policía, que como dijimos, junto con el Impec, migraciones y la DNI, formarían un nuevo ministerio.

32 años después de haberse desmovilizado, Petro recibirá honores militares, reconocimiento oficial de la FFMM a su comandante supremo. El mando militar actual no enfrentó al M-19 en el campo de batalla, no tiene resentimientos contra la banda que originó el holocausto del Palacio de Justicia y nunca han tenido como comandante a un narcoterrorista. La inquietud que produce Petro en los cuarteles, no se queda en la alta oficialidad: llega a todos los niveles pues en la simplicidad conceptual de la guerra, todos ven al mandatario electo como un exguerrillero. “Espero que el general que me rinda honores lo haga de corazón” dijo en una reciente entrevista cuando, justo ayer, el general Eduardo Zapateiro Altamiranda, soldado bachiller desde 1968, comandante del Ejército, en una ceremonia militar en la escuela de soldados profesionales en Nilo, Cundinamarca, anunció que dejará a su cargo el próximo 20 de julio, inicio de las sesiones del nuevo Congreso. A los soldados hay que “mirarlos a los ojos como si fueran sus hijos” (…) “…vienen del pueblo y se deben al pueblo”, dijo.

Hace un par de semanas, el entonces candidato Petro envió una carta a los soldados y policías prometiendo vivienda, salud y educación dignas y aseguró que no tocará los regímenes especiales pensionales de los miembros de la Fuerza Pública, algo ya en desarrollo en la vigente Ley del Veterano. Con esas promesas, parece estar entendiéndose con la jerarquía, los soldados y los policías, aunque no sabemos si aquí, como en Venezuela y Argentina, la inflación deteriore la capacidad adquisitiva de las pensiones.

En el entretanto, la Comisión de la Verdad presentó su informe sobre las causas de la endémica violencia colombiana, señalando al Estado y a los militares como culpables directos del desbarajuste. Es la verdad frente a la cual se opone la verdad del excomisionado Mayor (R) Carlos Ospina, quien renunció por ser políticamente incorrecto, mientras el padrecito de Roux anunciaba lo que oímos ayer.

En el campo geopolítico, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla y la izquierda transnacional presionarán políticamente para que el presidente una vez posesionado, estreche lazos de amistad e intercambio con China –ya en desarrollo–, Rusia, Irán y, por supuesto, la inefable Cuba. Esperamos no tener que ver a instructores militares cubanos ni rusos en nuestros cuarteles, como los hemos visto en Venezuela.

El caso crítico del nombramiento del nuevo ministro de Hacienda nos deja en vilo, sabiendo que la reforma tributaria debe ser del orden de los 70 billones de pesos aproximadamente, que se deberán recolectar de entre los aportes impositivos a todos los colombianos que ganen más de 3 millones de pesos, según el economista Ricardo Bonilla, exsecretario de hacienda en la Bogotá Humana.

Con los dos nombramientos antes mencionados y una plantilla de 33 integrantes del equipo de empalme, avizoramos un unanimismo político que nos lleva a preguntarnos lo que se pregunta la mitad del país: ¿Quién liderará la oposición? Amenazante inquietud para el futuro de Colombia, ahora que hasta los migrantes venezolanos están pensando seriamente en irse del país.

Días de grandes expectativas, alegrías y frustraciones nos esperan. Nada será fácil, pero hasta los pájaros levantan el vuelo contra el viento, dice un viejo aforismo aeronáutico.

Vigía: geoestrategia y programas

Desapercibida en medio de la contienda electoral, se escurrió la noticia de la presencia de soldados, barcos y aviones rusos en Nicaragua. Desde hace casi tres décadas (primer gobierno sandinista 1979-1990), el país centroamericano viene coqueteando con el Kremlin y hacia 2014 se habló de la dotación de 10 vetustos tanques rusos T2 al autoritario Ortega y su esotérica esposa Rosario.

Ayer nomás, fue aprobado por la asamblea orteguista un decreto presidencial publicado el 07 de junio en el Diario Oficial del país, que renovaba la solicitud del dictador para la presencia de tropas y aprestos de guerra rusos con el objeto de “participar en ejercicios de adiestramiento e intercambio en operaciones de ayuda humanitaria”, en los espacios de Nicaragua en el Mar Caribe y en sus aguas jurisdiccionales. Tal autorización va del 1º de julio hasta el 31 de diciembre del presente año.

El orteguismo, que silencia voces como la de la Academia de la “Lengua cortada”, según dice Sergio Ramírez, mientras celebra el día del idioma ruso en Managua y León, también acoge la estación terrestre del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass), una enigmática estación instalada desde 2016 cerca de la laguna de Nejapa, que se presume sea un centro de espionaje. De manera que Nicaragua, por todos lados, es una plataforma al servicio de Rusia, al igual que Venezuela y Cuba.

Con esos tres alfiles equipados militarmente por Moscú, pareciera que los motivos de la presencia rusa conllevan razones más oscuras, especialmente cuando una vocera en la televisión rusa dijo que “si los sistemas de misiles estadounidenses casi pueden llegar a Moscú desde el territorio ucraniano, es hora de que Rusia despliegue algo poderoso más cerca de las ciudades estadounidenses”. Sería como la reedición de la crisis de los misiles cubanos a principios de los 60. Lo que sí es claro, es el progreso propagandístico a través de RT (Russia Today) cadena televisiva que ofrece sus noticias en 23 países y en más de 300 proveedores de televisión por cable en la región, a través de su supérstite venezolana Telesur. Para el profesor Vladimir Rouvinski“Moscú (…) parece estar ganando terreno en la batalla por la mente de los latinoamericanos”. Y cuando hablamos de mentes, hablamos de política.

Las frías relaciones Petro-EU han llevado a que uno de sus lugartenientes muestre su intranquilidad porque “la embajada americana o la DEA tengan como agenda impedir que Petro sea presidente”, dice quien tuvo una reunión con Terry Steers-González, consejero de Asuntos Políticos de US en el país: “Él ha hablado con Petro varias veces”, contó el alguacil petrista. “… Sepamos que hay una animadversión clara” remata. El candidato, asesorado por el comunista Sebastián Guanumen, proclama que hará ajustes a los roles de las misiones en la llamada “Doctrina de seguridad nacional”, que en su última encantadora carta a los soldados de tierra, mar y aire, titula “Política Integral de Seguridad”; asegura que impulsará la eliminación del fuero penal militar y muy probablemente se unirá en una abrazo solidario y revolucionario con sus pares Maduro, Diaz-Canel y Ortega, convirtiendo esta parte del continente en una plataforma “anti imperialista”, de la mano de Irán. Como Venezuela. La misiva de antier, dicho sea de paso, llena de melosidades y promesas irrealizables, muestra el camino clásico de los comunistas: enmelar a sus aparatos de seguridad para garantizar su lealtad como guardias pretorianos. Como en Venezuela.

El otro candidato, por su lado, señala que hay que definir una política clara que integre las necesidades de compra y modernización del equipo militar.

En un mundo convulsionado por la agresión rusa a Ucrania, “Inicio de la tercera Guerra mundial”, según el Papa, en proceso de reestructuración de alianzas internacionales, con graves amenazas económicas gravitando sobre todos nosotros, un rifirrafe marítimo fronterizo entre Nicaragua, apoyada por Rusia, Cuba, Venezuela y Colombia, eventualmente apoyado por US y otros países, a lo largo del meridiano 82 ¿estarán nuestras fuerzas aeronavales preparadas para defender ese espacio marítimo vital? Una circunstancia como esa puede enrarecer el mandato de quien sea electo, que esperamos sea RH. “Habría que ver también qué impacto podría tener frente al proceso electoral que está en marcha y que entra en su recta final” como plantea el general (R) Lemus Pedraza en su chat.

La pregunta es si frente a ese escenario geopolítico marítimo, los dos finalistas para la segunda vuelta han ofrecido algo con previsión estratégica o cederán ante el asedio de potencias extracontinentales como Rusia, precisamente. La respuesta la tendremos este venidero y tenso 19.

Vigía: del Salón Rojo del Hotel Tequendama a la cocina de Rodolfo

En 2013 Moisés Naím, exministro de Estado, exdirector del Banco Mundial y analista venezolano, publicó “El fin del poder” en donde argumenta que las fuentes de poder tradicionales se habían debilitado. Ahora vuelve al asedio intelectual con “La revancha del poder: cómo los autócratas están reinventando la política en el siglo XXI”, un vibrante ensayo que plantea, no tanto el ejercicio autocrático del presidente Nayib Armando Bukele en El Salvador, si no la teoría de las tres P: populismo, polarización y posverdad o propaganda.

“El populismo es simplemente una serie de trucos, tácticas y estrategias para obtener el poder y quedarse en él. Quien lo practica es capaz de usar cualquier ideología y adaptarla, usualmente con el mensaje de que representa a un pueblo noble, explotado por una élite depredadora y abusiva” dice Naím en una oportuna y aguda entrevista de Ricardo Ávila Pinto. Y sí: algo va del Salón Rojo del Hotel Tequendama, símbolo inequívoco del neoclasicismo partidista tradicional colombiano, a la cocina de Rodolfo, puesta en escena del populismo electoral en pleno desarrollo en el país, tanto que el propio Petro apareció ayer en pantalla jugando a ser cocinero en su propia cocinilla. Además, la polarización política se huele en el aire colombiano: 8 millones de votos por uno de la izquierda y 7 millones por Hernández. Estamos radicalizados.

En cuanto a la posverdad o propaganda, las redes sociales obtienen más resultados en el balotaje que las plazas llenas de fanáticos y de curiosos ondeando banderines y tocados con gorras con el nombre de su potencial candidato. Esas redes marcan la diferencia en estas calendas de tecnología comunicacional global e instantánea: nos abruman a todos por igual. Hernández, a sus 77 años, lo sabe bien y con un horizonte de vida limitado solo le resta aplicar su reciente experiencia virtual. No se llega a esa edad sin haber aprendido algo.

La corrupción, que siempre ha sido la comidilla histórica del país, ha adquirido dimensiones reales en esta campaña y se ha convertido en el punto focal de todas las propuestas presidenciales. Cualquier trabajador honrado se duele de los grandes peculados de funcionarios del Estado o de empresas contratistas y oportunistas. Al mismo tiempo de su ataque a los corruptos –“suspender de manera indefinida la operación y funcionamiento de los vehículos y demás equipos destinados al uso de los senadores y representantes a la Cámara”, “Voy a arrasar con todos”, le dijo a Vicky Dávila–, poco sabemos de las propuestas programáticas estructurales de Hernández, aunque esperamos conocerlas en estos días. Con un ideario incompleto –¿qué va a hacer con los cultivos ilegales que se extienden por todo el país?–  y con ítems aún vacíos, tres semanas le quedan a Rodolfo para llenarlos con su talante gerencial.

Cambio, es otra palabra talismán atractiva para incautos, desinformados y oportunistas. Muchos cambios hoy cuando países como Chile, rumbo al despeñadero y Perú, en donde un fiscal investiga un caso de corrupción del primer mandatario, ejercen una poderosa “brisa bolivariana” (del mismo Diosdado Cabello que hoy se queja de la influencia de US) sobre toda la región, que podría llegar a convertirse en un bloque amenazante para la seguridad territorial de Estados Unidos: Rusia, China e Irán deben estar muy preocupados.

Por supuesto que no esperaría que, como en Nicaragua, Hernández ordenara cerrar la Academia Colombiana de la Lengua y otras 82 ONG, ni que, como en Cuba, apresara más de 1.000 personas por protestar; ni que obligara el desplazamiento de unos 7 millones de conciudadanos por toda la región, como lo hace Maduro. Pero sí que, bajo la orientación estratégica de un publicista argentino, exasesor de Santos en el 2014 y de Petro en el 2018, Hernández entre al mundo contemporáneo de libertades y responsabilidades.

A la luz de estas alarmas o “sirenas”, como las llama Naím, vale la pena analizar si estamos frente a un texto programático de transgresión cultural comunista, que propone el Pacto Histórico según el manual de Antonio Gramsci, o frente a un cambio de rumbo urgente, sin corrupción, que pide la ciudadanía.

Vigía. La historia: ¿los absolverá, los condenará o los olvidará?

“La historia me absolverá” es el título de la autodefensa de Fidel Castro Ruz en el juicio en su contra del 16 de octubre de 1953. Sindicado de los asaltos a los cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de ese mismo año, fue condenado a 15 años en el penal de la entonces Isla de Pinos.

De Castro a Chávez

El entonces licenciado en Derecho Civil, dijo que su alegato ante el tribunal había terminado con “la historia me absolverá”, frase que hizo carrera entre los marxistas leninistas latinoamericanos. Desde 1953, sus fanáticos seguidores publicaron el libro que lleva el mismo título de su “profética” defensa la cual, rápidamente, en medio de la turbulencia continental provocada por el sovietismo, se transformó en el Manifiesto del Movimiento 26 de Julio… y el castrismo ha permanecido desde entonces por más de 60 años en el poder.

En 1955, Castro fue amnistiado por Fulgencio Batista, se trasladó a México y regresó a Cuba en el yate Granma, en diciembre de 1956. 28 años después de la intentona castrista, el entonces presidente venezolano Rafael Caldera le concedió el indulto al teniente coronel retirado Hugo Chávez Frías, en ese momento –marzo de 1996– detenido en la cárcel de San Francisco de Yare, condenado por la sublevación que intentó derrocar al “gocho” Carlos Andrés Pérez en 1992.

El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Ovidio Pérez Morales, firmó una carta dirigida a Caldera, como “una fórmula para buscar la reconciliación, tranquilidad y paz social, y así poder frenar la grave crisis política que hoy atraviesa el país, con el deseo de encaminar hacia la confianza colectiva y la normalidad…”. Entre las ocho firmas que acompañan el escrito está la de Hugo Chávez como comandante del MVR 200. Cualquier coincidencia con la situación colombiana NO es accidental. El modelo fue copiado con base en el odio de clases, tal cual sucede hoy en esta campaña preelectoral a escasos 11 días de sufragar.

De Chávez a Petro

El dirigente del M-19, que nunca fue amnistiado, recordó algo que tiene que ver con los anteriores dos dramáticos casos de seudo profetas embebidos en sus discursos históricos. Dijo Petro cuando recibió la visita del teniente coronel que el “espíritu del chavismo persistirá por años”. A la muerte de El Comandante, en marzo del 2013, el entonces alcalde de Bogotá viajó a Caracas y aseguró que “Han vivido en tiempos de Chávez y tal vez piensen que era un payaso. Están equivocados. Han vivido en los tiempos de un gran líder latinoamericano”.

No pareciera que el espíritu revolucionario de la mamertada criolla se haya desvanecido. Por el contrario, como resultado del tercer fiasco de moción de censura al mindefensa actual, el pasado de 26 de abril y votada el 4 de mayo, el senador Iván Cepeda tuiteó: “La mermelada salvó al ministro Molano. Pero la historia lo condenará”. (Negrillas mías). La otra cara de la misma moneda castrista. No he consultado los datos de otros autócratas latinoamericanos, pero imagino que Ortega y su esposa sentirán lo mismo, y que Boric en Chile y Castillo en Perú, van por idéntico camino: la historia los absolverá, aunque tal premisa nunca fue pronunciada, y la frase final ante la corte fue: “la historia, definitivamente, lo dirá todo”, según constaba en las desaparecidas actas del tribunal y en testimonios posteriores de los jueces.

Me resisto a creer que el pueblo colombiano, estadísticamente simpatizante de sus soldados, curas y empresarios, dé un viraje tan dramático y quiera someterse pasivamente al yugo estaliniano, resignado patológicamente en un estado de desmonte emocional, sobreviviendo, adocenado y enajenado, como en la Venezuela actual. Me resisto, definitivamente, a creer que eso pueda pasar, a pesar de la turbulencia, los gritos y el caos que genera el recientemente defenestrado alcalde de Medellín, un muchachito mal educado y lleno de odio visceral, convencido de que “El futuro se parece a nosotros”, como lo tuiteó en los últimos días. Solo nos queda esperar que la historia, la veleidosa y caprichosa Clío, mande a estos vanidosos izquierdistas a la sentina del olvido, como sucedió con aquel parlamentario…

Vigía: en América Latina la amenaza no son los militares

Ilicitud y estadísticas

La queja generalizada de todos los familiares de los mal llamados falsos positivos no es que los hayan asesinado, sino que limpien su nombre. “No era guerrillero”, es el clamor común de los dolientes. Entendible que en las mentes ciudadanas la ilegalidad, la ilegitimidad, no quepa dentro de su moralidad, prueba palmaria de la aversión que la mayoría de los padres y familiares siente por el narcoterrorismo. Terrible el asesinato a sangre fría de estos inocentes, pero, precisamente, de ahí surge la amplia simpatía de la opinión pública por nuestro ejército, a la cual cadenas tóxicas de información intentan contaminar. Nada solidarios los tales periodistas que presumen de objetividad y neutralidad.

Las estadísticas no solo revelan el momento como si se tratara de una foto, sino que también marcan tendencias, como en el caso de Invamer, que lleva varias décadas mostrando a Colombia como: a) un país cristiano y creyente; b) un país con profundo sentido patriota y afecto por sus militares y c) un país empresarial, de emprendimientos.

La semana anterior conocimos la encuesta trimestral Invamer (abril 27) que, una vez más, colocó en primer renglón a la Iglesia, con un 65,9 % de simpatía; en segundo lugar, a las fuerzas militares con un 63,1 %, y en el tercero a los empresarios con un 52,3 %. En la última línea de confiabilidad están el Congreso con un 32 % y los partidos políticos con un 29.2 % de aprobación. Las empresas financiadoras de la encuesta fueron Caracol Radio, Blu Radio y El Espectador.

Con esta marcada tendencia, ¿caben, entonces, propuestas que busquen cambiar la naturaleza confesional, occidental y de cultura capitalista como la de Colombia? A pesar de la miseria que nos ha dejado la pandemia, lo veo difícil. Mucho más ahora que la reciente renuncia del comisionado mayor retirado del ejército Carlos Guillermo Ospina, contaminó la supuesta verdad de la Comisión que lleva ese título y que es dirigida por un cura con simpatías por la izquierda.

América Latina, Perú y Venezuela

En América Latina “La amenaza no son los militares, sino el populismo” dijo Marta Lagos, directora de Corporación Latinobarómetro con sede en Providencia, Chile, en una charla en la Casa de América, en Madrid, el pasado 26 de abril. “Por un nuevo contrato social. Renovar la democracia para no dejar a nadie atrás”, fue el título de la conferencia en España, en la que participó la expositora. Nada refleja mejor el sentimiento de todos los colombianos, aunque “vivir sabroso” parece haberse convertido en el grito de batalla de la juventud 22, desconociendo lo que ese “paraíso” prometido ha significado para países como Venezuela, desgobernado por un populista indolente y altisonantes.

Vladimir Cerrón, neurocirujano y fundador del partido Perú Libre, al cual pertenece Castillo, lo ha dicho públicamente según un video que circula en redes. Penetrar y controlar las estructuras militares y policiales (patriotismo y fuerza), eclesiales (creencias y fe), magisteriales (“legalidad”) y burocráticas (administración y funcionalidad) son objetivos prioritarios del marxismo-leninismo. En ese país limítrofe, el ministro de Defensa, almirante retirado José Gavidia y los generales Arriola de la Policía Nacional (Dircote), Astudillo del Comando General de las FFMM y Zeballos, de la operación Chavín de Huantar, se han manifestado en contra de los pronunciamientos del ideólogo. En su comunicado, el mindefensa peruano ha dejado en claro que “…rechaza la más mínima insinuación que busque transgredir el rol constitucional de las Fuerzas Armadas, las cuales, sin ser deliberantes, están subordinadas al poder constitucional (…)” Dicha cartera, aclaró que intentar poseer el control sobre las FF. AA. va en contra de la Carta Magna, ya que es “irresponsable, fuera de lugar y atenta contra la institucionalidad de las mismas”“Cada uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas, (…) cumple a cabalidad la misión encomendada, con valor y sacrificio; por lo tanto, no se debe permitir que nadie intente mancillar su honor ni trate de confundir a la población sobre el rol que cumplen las instituciones armadas”, finaliza el pronunciamiento.

Qué falta que nos ha hecho un comunicado similar en el reciente incidente del general Zapateiro. De ahí surgen las especulaciones de un nuevo “ruido de sables” entre los militares colombianos, que alimenta la carátula de una popular revista. Con todo, y a pesar de la evidencia de miseria de los ciudadanos venezolanos pedigüeños en las calles de Colombia, la oposición generalizada a las propuestas del populista Petro será arrolladora en la primera vuelta.

Vigía: Colombia y Brasil, ¿próximos a caer?

El escenario es complejo. Mientras la guerra ruso-ucraniana continúa en primer plano, la Cuba de los Castro cumple 60 años con un 90% de pobreza, un sueldo mensual mínimo de U$ 9 dólares y una economía pauperizada, Rusia advierte sobre el envío de activos nucleares si Finlandia y Suecia deciden unirse a la OTAN. “Y en ese caso ya no se podrá hablar de un Báltico sin armas nucleares” aclaró el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvedev. En ambos extremos del globo la situación pinta crítica pues mientras en la isla prisión, recordada por la crisis de los misiles de 1962, la gente sobrevive con un mínimo calórico, en el Báltico las amenazas rusas no son de jugar. Así lo aclaró el actual director de la CIA, William Burns: “(…) nadie puede tomarse a la ligera la amenaza que supone que pueda recurrir al uso de armas nucleares tácticas o de baja potencia”, afirmó el máximo responsable de la agencia de espionaje, en un discurso en una universidad de Atlanta.

En esta parte del mundo, el analista Andrés Oppenheimer, advierte que los dos próximos países que potencialmente podrían caer en manos de la izquierda extrema son Colombia en marzo y Brasil en octubre, cuando se celebren las elecciones presidenciales. El interés geoestratégico y de supervivencia de La Habana y de Moscú, ambos involucrados profundamente en Venezuela, está en estos momentos en Colombia en donde la campaña preelectoral está en uno de sus momentos más álgidos, especialmente por la embarrada del candidato de la extrema izquierda, Petro, quien: “ante notario y en documento público, bajo gravedad de juramento (…) no habrá ningún acto de expropiación contra ningún bien los colombianos en mi gobierno”. Frente este impromptu petrista, la senadora María Fernanda Cabal saltó a las redes con un “Chávez dijo lo mismo”, sembrando una muy merecida duda ante las promesas falsarias del extremista.

Con una población de 50 millones de ciudadanos, de los cuales más del 70 % son católicos cristianos, el país registra a la fecha 33 masacres por cuenta de los grupos armados organizados, una situación en la cual la mayoría de los ciudadanos expresa su repudio y rechazo, siempre con la cocaína como excusa del actual conflicto. Para algunos estudiosos del sesentero conflicto interno, la causa y raíz de las guerras civiles de Colombia siempre ha sido la Constitución y no me cabe duda de que Petro, como lo aclara uno de sus excompañeros, no busca la reelección sino la insurrección de acuerdo con su evidente egolatría: morirá Sansón y todos los filisteos, dirá luego de su fracaso electoral que se huele en el ambiente. Y la culpa será de la malinterpretación de los postulados de la Constitución “burguesa” del 91. O de los electores, que equivocarán sus votos. Y aunque los colombianos podríamos dar una sorpresa como la del plebiscito del 2016 cuando inesperadamente le dijimos NO a los acuerdos espurios de La Habana, estamos en los prolegómenos de otra guerra civil según estos académicos.

Para Oppenheimer, las posibilidades de Petro de llegar a la Casa de Nariño son pocas, comparadas con la izquierda de Lula quien avanza en su candidatura apoyado en el supuesto descrédito político de Bolsonaro. Colombia en cinco semanas y Brasil a fin del año, corren el riesgo inminente de convertirse en satélites de gobiernos comunistas productores de bienes de consumo, como China que ha logrado sacar de la extrema pobreza a unos 99 millones de personas en los últimos 8 años, según los cantos de Jinping. Aunque se está dando la calculada casualidad de que el nuevo imperio chino, tiene un pie en toda la región, retando la supremacía económica y tecnológica de Washington, el polo que nos debe guiar a los latinoamericanos.

En el entretanto, en Cuba la ONG Prisoners Defenders denunció recientemente la “separación forzosa” de sus padres de unos 5.000 niños; con el dictatorial gobierno orteguista nos estamos viendo la cara en la Corte en La Haya hoy jueves 21 y en Venezuela se respiran aires de ¿probable modernización? El Kremlin amenaza con reforzar militarmente estos países y China permanece discreta y atenta a los acontecimientos. Así rueda este mundo.

En este entramado post pandemia, alistarnos para votar por el mejor programa de gobierno, es parte fundamental de nuestra obligación ciudadana.

Vigía: elecciones y ciberguerra

Parece ser lo que está en desarrollo en Europa: guerras emblemáticas que se han librado en países limítrofes de las áreas de influencia de las grandes potencias, tal es el fenómeno Rusia – Ucrania. A su vez, Colombia, Nicaragua y Cuba forman parte de un cinturón de defensa cercana de US, afectado por los intereses zaristas rusos. Y ahora que el Kremlin insiste en bombardear a Mariupol, mucho se habla sobre la eventualidad de Rusia enviando activos y tropas a Venezuela y tecnología a Nicaragua y Cuba. Rusia mantiene cuatro estaciones de seguimiento satelital a su sistema de posicionamiento global Glonass, tres en Brasil y una en Nicaragua, en las orillas del lago de Nejapa; China custodia una estación militar de exploración del espacio profundo en Neuquén, Argentina, mientras sus miríadas de barcos pesqueros invaden nuestras aguas del Pacífico e Irán sostiene en Venezuela el mayor centro operativo mundial de Hezbolá fuera de su área de influencia.

Pero existe un elemento adicional que en el pasado no se conocía: las redes sociales. Cubrimiento global, instantaneidad y miles de millones de usuarios conforman ese andamiaje de las tales redes, síntoma inequívoco de nuestro tiempo. En medio de la desconfianza generalizada por los resultados electorales y por el registrador –que recuerda a Tibisay Lucena-, la fuga de alias “Matamba” y la visita de delegados de Biden a Maduro, la ciberseguridad pareciera olvidarse, ignorando los recientes ataques cibernéticos al DANE y al Invima.

Virtualidad, algoritmos, IA, IoT, 5G, Instagram, YouTube, WhatsApp, Snapchat, TikTok, WeChat, Messenger, iMessage, Multitasking, fake news, Amnesia digital, DDoS, criptomonedas, se confunden en un mundo en donde se mueven 65 millones de mensajes por minuto vía WhatsApp, con una fuerte actividad de phising, hackeo, suplantación de identidad, Ramsomware, extorsión, secuestro o robo.

Según el último informe del Foro Económico Mundial, en el primer semestre del 2021 los ataques cibernéticos crecieron un 151%. Y la desinformación produjo unos 2.600 millones de dólares aproximadamente, como registró Newsguard y Comscore. De acuerdo con una encuesta de Forrester Research Inc., en 2021, el 66% de los adultos estadounidenses usaron Facebook semanalmente y según EMarketer, las aplicaciones de mensajería fueron utilizadas por casi 3 mil 100 millones de personas en 2021, unos 500 millones más que en 2019.

Las interferencias de Pekín y Moscú en los diferentes procesos electorales, jaqueos a cuentas establecidas, filtración maliciosa de engañifas y cortos videos, son parte de la ciberguerra con nuevas armas a disposición de garajes o bodegas que, como en el caso de China, integran esos “batallones de cinco centavos” compuestos por cientos de jóvenes. Porque es la guerra cibernética lo que nos debe preocupar en estos momentos, dadas las denuncias públicas de injerencia cibernética en nuestras próximas elecciones presidenciales. Nos causa escozor el lavado cerebral que han venido realizando potencias extracontinentales como China, Rusia e Irán a través de sus medios masivos, RT, Sputnik, TV China, TV Iraní, Telesur, ahora que un Nuevo Orden Mundial asoma sus orejas en Europa y en estas sempiternas colonias.

Venezuela, por su lado, se ha convertido en la panoplia militar rusa latinoamericana con tanques de guerra T-90, misiles antiaéreos S-300, Pechora y Buke, aviones Sukhoi y helicópteros de combate M-35, radares estratégicos P-18 y otros accesorios de la “guerra dura” (hard warfare). Pero es en las bodegas en donde reside el mayor poder perturbador del hermano vecino, lo cual no deja de preocuparnos ante las avanzadas tecnológicas rusa, china e iraní que ponen lo mejor de su ciencia al servicio de la ideología comunista para someter a la “joya de la corona” latinoamericana. Así lo ha denunciado el expresidente Uribe en sus redes sociales, exhibiendo documentos confidenciales de la Contrainteligencia del vecino país. Además, Biden alertó el pasado lunes sobre ciberataques rusos a oficinas federales y empresas privadas en US.

La pregunta es si con Petro y su camarilla tendremos un Putin, un Jinping o un Ayatolá en Colombia; o un Castro, un Ortega o un Chávez: difícil predecir el final de esta dramática historia que estamos viviendo día a día.

Ante la opción de convertirnos en los esclavos de un nuevo Mundo Feliz o la de pelear por la defensa de nuestra vapuleada economía neocapitalista, elegiría la segunda opción; o, debido a mi edad, escogería emigrar a un país tranquilo. ”Desaparecer” en medio del carnaval triunfalista de los revoltosos que agitarán los gallardetes de su revolución, es otra elección que consideraríamos.

Vigía: Venezuela ¿amenaza real?

La “blitzkrieg” rusa a Ucrania, ha puesto sobre el tapete la posibilidad de que Moscú envíe maletines nucleares tácticos a sus aliados de esta parte del mundo, para llevar perturbación a las fronteras de su archí enemigo tradicional, los Estados Unidos. Tal eventualidad, insinuada por el propio Putin y al parecer confirmadas por uno de sus vicepresidentes, el pasado febrero en Caracas, Managua y La Habana, plantea un riesgo real de una nuclearización total del mundo, poniendo en entredicho las capacidades militares tradicionales de países como Colombia, la “joya de la corona” de la región. Y es tal, por tres razones fundamentales: es el único país de la región que ha soportado cerca de 70 años de guerra irregular contra organizaciones comunistas, ha sido desde hace un siglo el gran amigo de Washington y posee una situación geoestratégica de gran valor para el subcontinente.

Colombia en la mira

Precisamente el presidente Duque alista su segundo viaje a EEUU este jueves para encontrarse con Biden, condecorarlo y probablemente plantearle la problemática geopolítica regional y la eventualidad electoral de este domingo 13. Esperemos que el mandatario norteamericano honre su disposición de hacer de Colombia su mejor aliado, tan como lo propone Bob Menéndez en su proyecto de “Colombia, principal aliado de US para la OTAN”. La reciente aparición de un submarino nuclear norteamericano que junto con un barco de guerra de ese país maniobraron en el mar Caribe al frente de Cartagena, acompañados por dos fragatas de la Armada colombiana, parece ser un buen indicio de lo que se puede esperar en este sentido. Gran parte de la parafernalia militar ruso-venezolana se movió en abril del 2021 al Apure, estado limítrofe con el Arauca colombiano, en otro capítulo de la guerra que enfrentó a células narcoterroristas de las FARC contra el ejército patriota. Ayer no más, un vasto desplazamiento de aprestos y hombres de las FANB en la “Operación Escudo Bolivariano 2022 Vuelvan Caras” fue denunciada en su página web por las FFMM colombianas, justo cuando una delegación de Washington visitó Caracas.

Amenaza a Brasil

Por otra parte, Brasil, el quinto país más extenso del mundo, ofrece una gran oportunidad para el espíritu belicista venezolano que ha movido tanques, helicópteros y mercenarios rusos a la frontera con Roraima, en donde las FARC han mantenido un campamento. Así pues, con Colombia en la mira y amenazando a Brasil, Miraflores le hace el juego al Kremlin mientras países como Cuba y Nicaragua, ayudan a conformar un triángulo pro ruso de gran impacto en Latinoamérica, especialmente por el diferendo fronterizo marítimo entre Managua y Bogotá, que puede llevar a algún tipo de confrontación armada en cualquier momento, con el apoyo inmediato de Venezuela y Cuba.

La pregunta que ronda en todos los centros de pensamiento y las academias del mundo es si habrá una nueva guerra fría en la región. Ese temor se extiende por todo el continente, particularmente con las demostraciones de las fuerzas militares venezolanas. La presencia de radares rusos P-18 en los estados Zulia, Táchira, Apure y Falcón y de militares de esa nacionalidad, han sido denunciadas por viejos amigos del régimen de Maduro, quien parece estar sacando su país de la tradicional hiperinflación.

El TIAR, la Convención de Palermo y la R2P, parecen formar parte del complejo ajedrez que tenemos al frente, en espera que la invasión a Ucrania se resuelva de alguna manera y podamos volver a un escenario previo, algo que parece, por ahora, imposible de predecir.

Vigía: de Chile a Medellín: el destino de los nigromantes

Chile tiene unos 20 millones de habitantes (Santiago, la capital, 6 aproximadamente) y un aprendizaje político nada fácil; la ciudad de Medellín, a 6.211 kilómetros de distancia al norte en Suramérica, registra solamente 2 y medio millones de habitantes (el departamento de Antioquia tiene 6 y medio aproximadamente) y una tradición política conservadora y exitosa. ¿Es posible establecer alguna conexión entre estas dos realidades geográfico-políticas?

Los que entran y los que salen

Lo cierto es que entre el presidente electo Gabriel Boric (35) y el alcalde en ejercicio Daniel Quintero (41) existen algunas similitudes: ambos son millennials, han alimentado una personalidad avasallante, tienen vínculos políticos con agrupaciones y movimientos violentos y delincuenciales, y los dos quieren destruir “lo establecido” en su afán de demostrar su “novedosa” propuesta política, el paraíso definitivo, según su torcida dialéctica. Y los dos son dos “cagones” sudamericanos, emergentes de una apatía política generalizada mezclada con una alienación colectiva resultado de la manipulación de las redes sociales.

Mientras a Boric lo eligió el 30 % del potencial electoral (4.6 millones de votos) y recién empieza su camino, que se adivina pedregoso y peligroso, a Quintero, elegido por 783.820 votos, lo quieren fuera de la alcaldía más de 300 mil firmantes, de los cuales la registraduría avaló 133.248 rúbricas, un 45 % más de las requeridas, que debían ser 91.210.

Desear que a Boric le vaya bien, es una actitud patriótica de la chilenidad y apoyar la destitución de Quintero, quien hasta el momento solo ha generado problemas, un visible deterioro en la estética urbana y un gasto fiscal errático, es una obligación moral para quienes viven y quieren a Medellín.

Marzo del 2022 parecería ser el mes cuando el electo presidente de Chile deberá tomar posesión de su cargo y cuando podría darse la elección de un nuevo alcalde en Medellín. Si ambos caminos siguen el derrotero que la experiencia nos enseña, Chile oficializaría su hundimiento en el abismo venezolano mientras Medellín recuperaría su camino de ciudad limpia, de progreso y de fe montañera, marcando un mentís a la estrategia del Foro de Sao Paulo y a la práctica del Grupo de Puebla, engolosinados con los recientes triunfos de la izquierda continental.

Realidades y tendencias

Algo importante de esta revocatoria en desarrollo es el mensaje que Medellín en particular y Antioquia en general, le están enviando a Colombia y al continente: el conservadurismo progresista, la derecha democrática, tienen en esta región su más firme baluarte, a pesar de los consistentes ataques del gobierno Santos para desestabilizar un entorno político y económico ejemplar para las otras regiones de la nación y contradictor a sus políticas entreguistas ante el poder del narcotráfico fariano.

Colombia mantiene su posición como primer productor de cocaína y Chile ve aumentar el tránsito de narcotráfico en su territorio, ambos países señalando al Crimen Organizado Internacional como actor de gran vigencia en Latinoamérica. El escenario con la posesión de Boric y la eventual revocatoria de Quintero, pues, es un escenario de valor geopolítico en el que Cuba, Venezuela y Nicaragua, principalmente, han desplegados sus agencias y agentes para tener una desestabilización que está logrando su cometido en Chile y está en veremos en Colombia, en donde a cuatro meses de elecciones se registran 92 masacres, 168 líderes sociales, 48 firmantes del acuerdo de paz matados y un promedio de un miembro de la fuerza pública asesinado diariamente, especialmente en Antioquia.

Si Colombia cae, todo el continente se convertirá en una plataforma de riesgo serio e inminente contra la seguridad territorial de Estados Unidos en cuyo interior, mientras tanto, hierve una turbulencia social animada por organizaciones marxistas leninistas que dicen defender el etnicismo y la ecología, entre otros temas hábilmente explotados como banderas políticas. La seguidilla de logros de la izquierda en Perú, Honduras y Chile no tiene por qué ejemplarizar un camino inexorable que nos lleve a la desgracia y el infortunio a los 46 países del subcontinente. La revocatoria de Quintero, puede animar la reorientación de esta tendencia.

Vigía: entre encantamientos y engañifas

La ciencia, entendida como un cuerpo organizado de conocimiento, con leyes fijas y con capacidad de predictibilidad, ha ayudado a desvirtuar algunos de los mitos propios de la evolución humana. Pero irónicamente la tecnología, hija directa de la ciencia aplicada, nos ha traído hasta las redes sociales que son ahora el instrumento preferencial de los mistificadores de siempre, que existen desde antes de los egipcios.

De Santa a micro drones

La Navidad es propicia para hablar de encantamientos, de fantasías. El pesebre, el niño Dios, el árbol de Navidad, Papá Noel, Santa Claus viajando desde el Polo Norte en un trineo aéreo tirado por renos, Rudolf entre ellos, y entrando por una chimenea, etc… son mitos de esperanza y de fe religiosos a los cuales la NASA, que le sigue el plan de vuelo a Santa desde su iglú, aún no logra erradicar de nuestra cultura occidental judeocristiana. Y si bien los adultos sonreímos con esas narrativas, las mismas formaron parte de nuestro mundo infantil.

La doctrina de la conspiración reina hoy más que antes. Ahora se llama posverdad y su cadena de trasmisión son las redes sociales. Un ejemplo del encantamiento que manejan las redes sociales es la web de un joven que en 2017 creó “Los pájaros no son reales”, teoría conspiranóica según la cual las aves son mini drones diseñados para espiarnos y su popó es tecnología de rastreo en forma coloidal. Unos 350 mil seguidores están registrados en la página de esta gran broma. Y no mencionaremos aquí el caso de la pandemia del serial covid y su correspondiente sistema de vacunas. Cualquier papanatas difunde una especie por las redes y más de uno le da credibilidad como si fuera un nuevo sol que ilumina la historia. Aprendices de brujos o magos auto preparados en las artes del sofisma, convierten la realidad en una colcha de dudas, de incertidumbres. La verdad, entonces, descienda a un nivel de improbabilidad o por lo menos de sospecha y empieza a perderse en la oscuridad de alguna secta secreta que chupa la sangre de los niños, como se decía de los cristianos en los años de las catacumbas. Así de atávico es el entramado cerebral que facilita el implante de la maquinación.

Navidad izquierda

Pero el hechizo propio de diciembre es permanente en el mundo de la política por cuenta del comunismo, socialismo, progresismo, transhumanismo o como se quiera llamar. La fabricación del encantamiento es sencilla, conocida y efectiva: uno o varios mentirosos propalan ciertas “realidades” y convierten la verdad en duda. De ahí en adelante el proceso se desenvuelve auto dinámicamente. La izquierda política ofrece una permanente “Navidad” de paz, amor, miel, leche y felicidad. Sus voceros repiten fantasías de gratuidad e igualdad. Estas campañas fantasiosas calan especialmente entre jóvenes en búsqueda de novedades o entre personas incapaces o perezosas para razonar y argumentar. Coros de caras felices estilo Mao, se publicitan aplaudiendo el arribo del paraíso.

La Navidad pasa. Los pastores y el árbol vuelven a sus cajas y al depósito. La cuesta de enero nos aterriza y la brega en el mundo real, reinicia. En el caso del socialismo, el asunto no es diferente, solo que, en medio de los renovados hambre, violencia y desplazamiento forzado, los magos oportunistas siguen resonando en las redes anunciando estrellas salvadoras, posverdades irrebatibles, mientras los imbéciles, los ingenuos y los perversos de siempre caen en la reciclada miseria humana. Duro es entrar en la realidad de la cuaresma, pero más duro es continuar en el engaño, con el amargor de la realidad golpeándonos. Y así ha sido desde antes de las pirámides, repito.

El mundo y la vida humana se mueven entre ciclos litúrgicos e hipnosis políticas masivas, como las de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela. Aquellos nos permiten soñar por un rato; estas nos condenan a décadas de tinieblas, frustraciones y propaganda mentirosa. Feliz y larga Navidad para mis amigos en Chile. Ho, ho, ho.

Y feliz Navidad para mis lectores a ambos lados de la frontera.

Vigía: se debe romper con Cuba

El martes, 7 de diciembre, un grupo de congresistas colombianos enviaron una carta a Biden, pidiéndole que eliminara la ley de bloqueo económico y financiero para permitir que al interior de la isla se abriera dizque un eventual diálogo que traiga libertad y democracia a esa dictadura.

Historia de violencia y complicidad política

Fieles a su ideología extremista, los firmantes, todos de la Alianza Verde, el Polo Democrático y la Unión Patriótica se muestran complacidos con la exclusión de sus amigos de las FARC de la lista de organizaciones terroristas y dicen que, desde hace 40 años, Cuba registra acciones diplomáticas por la paz de Colombia, “consecuentes y fiables”. ¡Ja!

Muy a pesar de este llamado típico de personas y organizaciones maliciosas y perversas posando de democráticas, el 09 de este mismo mes, el exembajador de Colombia en US, Francisco Santos, declaró a un medio radial que alias “Iván Márquez”, huyó hacia Cuba y permanece refugiado allí. La muerte de sus dos alfiles guerreristas, alias «el Paisa» y alias «Romaña», muy probablemente por parte de las disidencias de alias «Gentil Duarte», habría precipitado este carrerón del matasiete para evitar la misma suerte fatal. Al respecto, Miraflores repitió en voz de Padrino, la cantinela archiconocida.

El sábado 11, el presidente Duque dijo, que de ser cierta esa información, Cuba estaría violando explícitas normas de las Naciones Unidas, sobre la prohibición de acoger en su territorio a personas solicitadas por otros países. Sobre Márquez pesa una circular roja de Interpol por terrorismo, una recompensa de varios millones de dólares y una solicitud de extradición basada en un prontuario denso y aterrador. Para el lunes 13, alguna prensa mencionaba que el susodicho narcoterrorista, podría estar aún en Venezuela, decidiendo entre Cuba y Nicaragua como asilo.

Desde hace casi un año, la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro, Acore, le ha pedido insistentemente al gobierno Duque que rompa relaciones con la isla la que, desde 1948, ha sido protagonista de los principales hechos terroristas en el país neogranadino y fue la fundadora y promotora del Ejército de Liberación Nacional, ELN, en 1964.

La actual gerontocracia elena, sigue refugiada en la isla, como lo hizo en 1974 el sanguinario Fabio Vásquez Castaño, quien a punto de ser aniquilado por el Ejército en la operación Anorí, logró escapar a Cuba con el apoyo del presidente López Michelsen, tal como lo estaría haciendo hoy Márquez con el soporte de Maduro.

Los beneficios de la ruptura

La ruptura de relaciones diplomáticas entre Colombia y Cuba, en 1962, (gobierno Lleras) y en 1981 (gobierno Turbay), no evitaron ni redujeron la violencia promovida desde allí, que ha continuado sin pausa hasta el día de hoy a través, no solo del ELN, sino de las FARC, del M-19, del G2, del Sebin y la Dgicm venezolanos. Baste mirar los atentados del miércoles pasado en el aeropuerto de Cúcuta.

No solo han sido grupos armados. Un acuerdo de intercambio técnico educativo firmado en el gobierno López en 1978 se convirtió en Ley de la república en 1998, gracias al presidente Gaviria y células “educativas” de cubanos y enfermeros posando de médicos, merodean por todo el territorio colombiano, especialmente en la frontera colombo-venezolana, adoctrinado y adelantando labores de inteligencia.

En contra de la decisión de romper relaciones con Cuba, se levantará una polvareda mediática aupada por los quintacolumnistas de las bandas del ELN y la FARC, que no escatimarán análisis, crónicas, relatorios, quejas, acusaciones, epítetos y amenazas. Este eventual distanciamiento tiene toda la lógica del mundo, pues si lo hemos hecho con Venezuela, nuestro segundo socio comercial después de EEUU, cómo no hacerlo si con la isla hay cero comercio. Solo un vínculo ideológico y político justifica tal relación. Ningún momento más oportuno que este para romper relaciones con un Estado en cuyo interior la situación económica, política y social no pintan nada bien. Y es ahora cuando el Grupo de Puebla levanta algazara por el triunfo de la chavista Xiomara Castro en Honduras y que apunta sus narcobaterías hacia Chile, y el año entrante sobre Colombia y Brasil, con que con un rompimiento sería un verdadero golpe a todo este entramado de mentiras y falacias que tienen a un narcoterrorista y sus cómplices a las puertas del Palacio de Nariño.

Y el reclamo de Acore nada tiene que ver con Relaciones Exteriores, ni con diplomacia: tiene que ver con seguridad nacional.

Vigía: ¿hay rumbo?

En las pasadas elecciones en Venezuela, sucedió lo tan anunciado. Pero que Zulia, Maracaibo, San Francisco y otras 11 municipalidades hayan salido de los colmillos del PSUV y pasen a las manos del MUD, podría ser una bocanada de oxígeno a un cuerpo ya cianótico.

Entre Zulia y Barinas

La confrontación al poder central caraqueño desde el confín colombiano, uno de cuyos últimos episodios fue la “guarimba” que en Maracaibo enfrentó la fuerza represiva del Estado en 2015, pareciera abrir un nuevo capítulo con los resultados electorales recientes que sacaron del poder al PSUV.

Por tratarse de localidades de una zona fronteriza con muy alta conflictividad, las ejecutorias de los nuevos mandatarios locales, para tener vocación de éxito, deberán estar coordinadas de alguna manera con las autoridades colombianas limítrofes. Este obligatorio enlace, bien puede ser manipulado por Miraflores para apropiárselo y anunciar una integración fronteriza de facto.

Por otra parte, en Barinas, ante la ganancia electoral del opositor Freddy Supelano, la dictadura expulsó a 130 representantes de la Misión de Observación Electoral europea que denunció irregularidades y anuló las elecciones. Maduro, sin vergüenza, anunció el próximo gobernador producto de su propio puchero: el comodín de la revolución y excanciller Jorge Arreaza. Algunos analistas entienden esta situación como una confrontación de poder entre Maduro y Diosdado en el estado natal de Chávez, gobernado desde hace años por el padre y los hermanos del coronel.

Mientras tanto en Apure…

Desde Apure, al lado de Barinas, nos llegan noticias de la “neutralización”, como dicen en el país neogranadino, de dos narcoterroristas farianos de reconocido prontuario y peligrosidad: alias “el Paisa” y alias “Romaña”, cabecillas militares de la espuria “Nueva Marquetalia”, encabezada por alias Iván Márquez, exparlamentario narcotraficante. Meses atrás alias “Santrich”, segundo de Márquez, supuestamente también fue muerto por los duartianos en territorio venezolano.

Estos hechos nos muestran varias realidades indiscutibles: que las FARC operan libremente en Venezuela; que alias “Gentil Duarte” probable autor de los asesinatos, se empodera cada día más del territorio apureño en donde derrotó a punta de bombas artesanales a las fuerzas militares venezolanas; que el narcotráfico alimenta carteles vestidos de revolucionarios chavistas; que el ELN está pasando inadvertido mientras acumula ganancias de la minería ilegal procedente de los estados Amazonas y Bolívar, y que ambos, el frente 10 duartiano de las FARC y el Laín Sáenz del ELN, proyectan su poder estratégico sobre el vecino departamento de Arauca, en donde, precisamente, acaban de nombrar a un general retirado como gobernador ante la detención del mandatario elegido, por sus vínculos con el ELN.

En Bogotá están de plácemes por este canibalismo fariano mientras en Washington, seguramente los planificadores deben estar frotándose las manos y confirmando que el asunto de las FARC, es como la cocción de los calamares: en su propia tinta.

Porque el verdadero problema para Estados Unidos en Latinoamérica no son las FARC, ni que la izquierda vuelva al poder en la región, ni que Colombia caiga en manos de Petro. Su preocupación ahora es la contención militar de Rusia en Bielorrusia, en Ucrania, en Polonia y el bloqueo de China con su Huawei, su tecnología 5G, su acelerado crecimiento armamentístico que amenaza a Taiwán y su estratégica ruta de la sede que tiene como eje articular en esta parte del mundo a Panamá. Complejo ajedrez geoestratégico, geopolítico y local.

Cota: “…compañero Nicolás, no estás solo, ¡habemos hombres y mujeres, en las naciones del mundo que estamos respaldando esta lucha y no los vamos a dejar, y no los vamos a defraudar! ¡Chávez, Chávez es pueblo, pueblo y Latinoamérica y las naciones son Chávez, hasta la victoria siempre! ¡Unidos venceremos!”, dijo en su discurso triunfalista la nueva presidente hondureña Xiomara Castro, sí, Castro, esposa del depuesto presidente Manuel Zelaya. Éxito celebrado por Gustavo Petro en Bogotá. ¿Alguna duda?

Vigía: la Abuela Elena

Aprovechando la visita del secretario de la ONU con motivo del primer quinquenio de acuerdos de La Habana y los alborozos de quienes mantienen su fe ciega en una paz que no se ve, el ELN, alentado desde Miraflores, renovó a través de quintacolumnistas y de ciudadanos intimidados, su llamado a un diálogo con el gobierno de turno.

Banda o secta

El ELN ha sido una banda castrista impregnada de una histórica influencia sacerdotal que le da un cariz de secta marxista leninista con quintaesencia religiosa: la fementida Teología de la Liberación. Esto la hace más próxima a un grupo extremista islámico, que a un tradicional grupo guerrillero latinoamericano. Ese tufillo religioso justifica en gran parte, la moralidad de sus radicales sentencias revolucionarias que culminan en ejecuciones sumarias “dolorosas pero necesarias para la ganar la guerra por el pueblo y los pobres”, según uno de sus documentos. En 1998, por ejemplo, ejecutó por la espalda y en indefensión al Obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, de 73 años.

Gracias a su resiliencia y al fresco apoyo de Caracas, el ELN se ha transformado en una amenaza terrorista regional igual o superior al Primer Comando Capital del Brasil y al cártel de Sinaloa de México. Sus miembros pelechan en la frontera venezolano-brasileña y en las fronteras de Colombia con Perú, Ecuador y Panamá.

Otra particularidad es su definitivo involucramiento con las redes transnacionales del narcotráfico y la minería ilegal. En este último negocio, el Arco minero del Orinoco le reditúa grandes cantidades de dinero. A esto se agrega el avance del control del andén pacífico colombo-ecuatoriano, por donde sale un 75% de la cocaína que no para de producirse en Colombia; ha financiado su propio semisumergible para el transporte de la droga y, además, aportó su cuota para la campaña presidencial de Arauz en Ecuador, lugarteniente de Correa y actual integrante de Grupo de Puebla.

Mientras alias “Pablito” mueve los hilos de la guerra en la frontera colombo-venezolana, especialmente en Catatumbo y Arauca, Emilse Oviedo Sierra, alias la “Abuela”, agita las aguas en toda la región de Chocó, Antioquia, Valle del Cauca y Risaralda, luego de las neutralizaciones de alias “Uriel” y alias “Shumager”. Reclutada desde los 16 años, señalada como sanguinaria, paranoica y ambiciosa revolucionaria, la “Abuela” es ahora la mandamás del ELN en toda esa geografía. Esta veterana sobreviviente de varios bombardeos, oriunda de Dabeiba, marca un punto de inflexión en cualquier posible acercamiento entre el gobierno y la organización narcoterrorista.

Emoción o razón

En la historia del ELN la jefatura de una mujer tiene muchas y decisivas significaciones para un horizonte de paz o de guerra. Su mote, que hace referencia a su edad y no a su genealogía, podría insinuar algunas posibilidades de aproximación que el gobierno, con toda razón, mantiene bloqueadas hasta el momento. Si bien las mujeres pueden ser más sanguinarias y violentas que los hombres, no es menos cierto que su emocionalidad les hace tomar giros sorpresivos no exentos de niveles de racionalidad. Ahí está el caso de alias “Karina” de las FARC.

Dos son los factores de muy difícil manejo en este escenario: primero, el narcotráfico, en el cual está definitivamente involucrado el ELN y de cuyas garras es casi imposible zafarse, y segundo, Venezuela, que con un discurso siempre bajo la guía de los intereses geoestratégicos de Rusia, China e Irán, estimula el crecimiento y anima la esperanza de la banda narcoterrorista.

Algunos analistas plantean una fractura dentro del Frente Occidental del ELN, debido a la figuración que la “Abuela” ha adquirido recientemente. Si es cierto, esta es una coyuntura que con una operación militar quirúrgica y efectiva, podría postrar este bloque narcoterrorista el cual, como el M-19, en 1981, terminaría devorado por la manigua chocoana. A propósito, en 2011, el ejército neutralizó un guerrillero en las FARC a quien denominaban alias el “Abuelo”: Alirio Rojas Bocanegra, mano derecha y jefe de seguridad de alias “Alfonso Cano”.

Observando las gerontocracias que rigen estas organizaciones, podemos decir que entre “Abuelos” andamos, pero de sus nietecitos nos cuidamos.

Vigía: de Rittenhouse a Cali

El caso Rittenhouse en Estados Unidos es emblemático de lo que está sucediendo, no solamente allá, sino en Latinoamérica. Una guerra no declarada, en las calles y contra el establecimiento, contra la cultura occidental de familia, religión, propiedad privada, empresarismo, libertades y tolerancia. Un sometimiento de la ciudadanía pacífica a la violencia de unos pocos armados.

Marxistas leninistas en Estados Unidos

Kyle Rittenhouse formaba parte de un grupo de seguridad vecinal, activado a raíz del vandalismo que siguió a la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco en mayo de 2020. Las protestas convocadas por Black Lives Matter (BLM), cuyas fundadoras y cabecillas (Garza, Cullors y Tometi) se declaran marxistas leninistas, seguidoras de Assata Shakur, una terrorista ex Pantera Negra asilada política en Cuba, en donde también están protegidos los cabecillas del ELN, todos con circular roja de la Interpol. Una turba atacó y derribó a Kyle, quien, haciendo uso de la segunda enmienda, portaba un arma larga. Desde el piso, abrió fuego y mató a dos de sus agresores: uno había pasado 14 años en prisión en el 2002, por abuso sexual contra menores, y el otro también había cumplido condena por violencia intrafamiliar y escándalo público en 2012. Un tercer agresor resultó herido y admitió que había apuntado su arma contra Rittenhouse, antes que este disparara.

Muchos políticos norteamericanos calificaron al joven de supremacista blanco (presidente Biden), hombre violento y peligroso (Di Blassio, alcalde de NY, que admira al Che Guevara) y la prensa demócrata pintó el caso como un incidente racista, a pesar de que ambos muertos eran blancos.

Pero un jurado sensato, entendió que Rittenhouse empleó el derecho universal a la legítima defensa y lo declaró inocente de los cargos de homicidio.

Recientemente, también en Colombia, un médico en legítima defensa mató a tres asaltantes en un puente peatonal en Bogotá. El hecho sucedió en enero y en julio de este año, un juez falló a favor del galeno. La opinión pública que en más de un 70% no cree la justicia neogranadina, que está abrumada por la inseguridad y que mira con desconfianza que hasta las armas traumáticas sean restringidas, tiene como referencia fresca este caso.

… Y en Latinoamérica

Colombia es el único país del mundo en donde no un joven civil como Rittenhouse, sino un soldado de la República, en cumplimiento de una orden de operaciones, uniformado, equipado y con un arma constitucional en sus manos, permitió que un indígena borracho y amenazante le colocara un machete en el cuello y entregara al azar su derecho a la legítima defensa. Entonces, los indígenas caucanos envalentonados avanzaron el pasado abril sobre Cali y la destruyeron. Consecuencias de un ejercicio de autoridad claudicante. Ahora planean volver a la misma ciudad, ante unas autoridades conciliadoras y convencidas de que los lobos son vegetarianos. Dudo mucho que esta nueva protesta indígena se realice en paz. Si así sucede, gran logro. Pero la experiencia nos dice que estos deseos pasan casi siempre como ingenuidad o inexperiencia.

La ley del machete, es la que parece estar imperando en las protestas “pacificas” colombianas, con un claro propósito de desestabilización preelectoral.

El uso de la fuerza letal es válido por parte de militares y policías, ante una grave e inminente amenaza contra su vida. Las condiciones de proporcionalidad, discriminación, advertencia, etcétera, no impiden que una agresión con un machete, dirigida a la humanidad de un uniformado, pueda ser repelida por uno o varios disparos. Un proyecto de seguridad ciudadana, radicado por el gobierno de Duque, urge ante cifras de homicidios al alza (+18.3%) y de lesiones personales subiendo (+18.7%). En lo relacionado con la legítima defensa, el proyecto establece presunciones legales que favorecen a las víctimas.

Cota: la eventual decisión del gobierno demócrata norteamericano de excluir a las Narcofarc de la lista de organizaciones terroristas, a pesar de sus estrechos vínculos con Hezbolá en Venezuela, demuestra el desinterés de Washington por las dinámicas regionales. Pero la injerencia cubana y venezolana a través de las FARC, el ELN, Hezbolá, Rusia, China e Irán en las turbulencias preelectorales colombianas, es una amenaza directa a la seguridad de US. Tanto como el caso Rittenhouse.

Vigía: entre bombas, sicarios y políticos

Pocos ejércitos, si alguno en el mundo, y con certeza ninguno en América Latina, puede presentar estadísticas más estremecedoras que el colombiano en las décadas recientes.

Catarsis

Según el informe Catarsis, entregado a la JEP, justicia diseñada en Cuba por el secretario del Partido Comunista español, 5.707 militares fueron desaparecidos, 18.841 asesinados fuera de combate y 316 secuestrados, con corte a 2016. De las 269.573 víctimas militares que registra el informe preparado por el ejército y varias universidades, la JEP hasta ahora solo ha reconocido a 320.

Después de Afganistán, Colombia llegó a ser el país con más minas antipersonales sembradas en el mundo. Como consecuencia del empleo por parte de las FARC de estas armas prohibidas en el tratado de Ottawa de 1997, 7.829 víctimas son militares, pero solo 2.195 están reconocidas en el Registro Único de Víctimas. 71,9 % de los militares afectados, aún no pueden acceder a un sistema de reparación integral.

Por otro lado, según el consejero presidencial para la Estabilización y la Consolidación, a 13 mil exnarcos terroristas farianos cuyas garantías asignadas en el acuerdo habanero vencían en agosto de 2019, esta administración se las prorrogó por tiempo indefinido. Es el proceso más garantista de todos los procesos de reincorporación en el mundo, asegura el funcionario, mientras en Colombia hoy se asesinan diariamente un promedio de dos miembros de la fuerza pública, por la espalda y en estado de indefensión.

Y la guerra política

Los resultados operacionales de las fuerzas militares y de la policía, son aprovechados retóricamente para desprestigiar las instituciones, minar su moral y entorpecer su operatividad. Los bombardeos, por ejemplo, legales y legítimos a la luz del DIH, son “asesinatos de niños” y cínicamente se exculpa a los terroristas del reclutamiento y presencia en sus campamentos de menores de edad. Imposible negar los “falsos positivos” por parte de miembros de la institución, pero la JEP especula con unas 6.400 ejecuciones extrajudiciales, sin nombres, fechas, lugares, como lo denuncia la candidata María Fernanda Cabal, una mujer de carácter. Este número arbitrario recuerda los 1.000 muertos de las bananeras de García Márquez (que no fueron más de 17, pero “había que llenar un vagón…”) y los 30 mil desaparecidos durante la dictadura en Argentina (inventados, no como frivolidad sino como política, como confesó el exmontonero Luis Labraña). Ya se sabe: lucha política. La creación de una sala especial para militares dentro de la JEP, es más urgente que nunca y ayudaría a aliviar la desconfianza que la gran mayoría de colombianos siente hacia esa ilegítima supracorte profariana.

En reciente sentencia, la Corte Constitucional autorizó el linchamiento público de varios comandantes militares, con un afiche titulado “¿Quién dio la orden?”, pregunta que de por sí, indica la incertidumbre de la situación. Sin un proceso legal completo, sin ser condenados en firme, se intenta estigmatizar ante la opinión pública los militares allí señalados, mientras los autores confesos de crímenes de lesa humanidad campean en el Congreso sin cejar en su lucha por el poder político, en paralelo con sus colegas que en la selva y con el apoyo de Venezuela, arrecian el terrorismo armado.

A pesar de esta campaña la institución militar del país neogranadino sigue siendo estadísticamente la más apreciada en el sentir nacional. En una reciente encuesta entre jóvenes, en un importante diario bogotano, a la pregunta “Qué tanta confianza tienen en…”, la respuesta fue, tratándose de jóvenes, sorprendente: primero las iglesias con el 43%, seguidas en segundo lugar por el Ejército con el 42%.

Siendo la institución con mayor confianza y, por ende, con mayor piso político en el país, la evidente falacia política de su maldad puede pasar una cuenta de cobro muy dura, como lo seguimos advirtiendo.

Vigía: ejércitos en transformación

En mayo de 2013 murió el general Rafael Videla, en el baño de su celda del Penal Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires, olvidado de sus propios compañeros de armas y de todos aquellos políticos, empresarios y civiles que lo animaron a “enderezar” el rumbo del país, hoy en medio del desastre kirchnerista. Esas son las miserias del poder. En Venezuela, la muerte (¿homicidio?) del general Raúl Isaías Baduel, en la prisión de máxima seguridad de Fuerte Tiuna, presuntamente por covid-19, es una muestra de cómo actúan las dictaduras vestidas de civil mientras escarban la felicidad del pueblo. Esas son las consecuencias de las malas compañías. En Colombia, el general Jesús Armando Arias Cabrales cumple 35 años de condena por los supuestos desaparecidos del Palacio de Justicia, mientras los autores del holocausto disfrutan las prebendas del poder y uno de ellos puntea las encuestas para la presidencia. Así es la pérdida del rumbo moral del país neogranadino.

¿Desaparecen los ejércitos nacionales?

Además de los jefes militares, las instituciones castrenses también están siendo asediadas y afectadas. El miércoles 3 de este mes, en Bolivia, el presidente Luis Arce, de la cuerda del neo inca socialista Evo Morales, ha asumido el control total de los ascensos militares, excluyendo al ministro de Defensa y revocándole atribuciones para sugerir o decretar cargos en las Fuerzas Militares, aumentado de esta manera la injerencia política en la estructura castrense.

Dos días más tarde, en el Perú, el presidente Pedro Castillo ordenó el ascenso a generales de dos coroneles, hijos de un viejo amigo en su tierra natal en Cajamarca. Al negarse el comandante del Ejército por estar ya cerrada la selección, el presidente lo destituyó a él y al comandante de la Fuerza Aérea. Los militares retirados advirtieron en un comunicado, la politización del estamento militar y el proceso de desestabilización que esto significa, tanto como nombrar 10 ministros de Defensa en 100 días de gobierno.

Estos dos recientes hechos, son resultado de la estrategia del Foro de Sao Paulo para convertir los Ejércitos Nacionales de la región, a través de decisiones políticas y de nuevas doctrinas ajenas a las realidades de los países, en guardias pretorianas politizadas que garanticen la perdurabilidad de las camarillas que acceden al poder, como en La Habana desde hace 60 años, en Caracas desde hace 22 y en Managua desde hace 20. La alternancia en el poder, característica fundamental de una democracia, por supuesto que no se contempla en el ejercicio del totalitarismo marxista-leninista-maoísta, del castro-chavismo. Acaba de suceder en Nicaragua.

La “Doctrina Lleras”

Nunca, como en las actuales circunstancias, adquieren relevancia las palabras del presidente Alberto Lleras Camargo, en el Teatro Patria, el 9 de mayo de 1958: “Yo no quiero que las Fuerzas Armadas decidan cómo se debe gobernar a la Nación, en vez de que lo decida el pueblo; pero no quiero, en manera alguna, que los políticos decidan cómo se deben manejar las Fuerzas Armadas en su función, su disciplina, en sus reglamentos, en su personal…”. Una clara aplicación de lo que desde 1904, Arthur Bentley había descrito en su teoría de élites y grupos de presión en cualquier gobierno, asignándole a los militares, además de su misión constitucional, un papel de defensa de sus intereses gremiales. Esta tarea, que debería recaer sobre los militares y policías retirados, desafortunadamente los encuentra por estos días dispersos y confusos en medio de una lucha política vinculada al crimen organizado transnacional.

Después de la constitución del 91 y con el nombramiento de los ministros de defensa civiles, la “Doctrina Lleras” se modificó fortaleciendo la subordinación militar al poder civil y demandando de políticos y burócratas nombrados para dirigir la seguridad nacional, un mayor conocimiento de los asuntos pertinentes. Esto, desafortunadamente, no se cumple a cabalidad y la miríada de expertos académicos y teóricos sobre la seguridad pública y la defensa nacional, ha concluido en el poco promisorio escenario colombiano y regional actuales. Y los militares y policías retirados, los veteranos, siguen esperando la oportunidad de aportar su invaluable experiencia.

Vigía: desbarajuste funcional

Una de las causas por la que los Estados latinoamericanos no salen de su “en vías de desarrollo” y de su enfermiza dependencia de las ayudas de países con menos recursos naturales, pero con mayor organización, es eso precisamente, la organización.

Disfuncionalidad a izquierda y derecha

A esa falencia organizativa contribuye en grado mayor la disfuncionalidad de las instituciones de los Estados, que es proverbial en los gobiernos de derecha y de izquierda. Especialmente los gobiernos de izquierda, como el de Venezuela, cuya obcecada ideologización les impide ver la realidad y priorizan la adherencia política al conocimiento y experiencia. Mentecatos de partido gerencian empresas sin conocimiento ni experiencia y los resultados están a la vista. El cuento de la “felicidad” del pueblo sigue vendiéndose para estúpidos, incautos y aprovechados. En la disfuncionalidad del Estado comunista las fuerzas militares, el ejército, tienen como prioridad misional garantizar la permanencia de la camarilla gobernante que, entre más se hunde más se aferra a las armas, institucionales o no, para defender su incompetencia. El fenómeno no es solo de Venezuela sino de Nicaragua, de Bolivia, de Cuba. En la isla, el cuento de “la dignidad”, tiene a los cubanos en diáspora, aguantando hambre y miseria desde hace 60 años.

En Colombia, un aspecto de la disfuncionalidad misional de las FFMM se ha vuelto rutina, con costos muy altos para el futuro de la estabilidad del país. Soldados que reemplazan su fusil de dotación por azadones para arrancar matas de coca, no logran relevar al país como primer productor de cocaína mientras el Ejército se convierte en rey de burlas. Cultivadores de coca y marihuana, insultan, detienen, retienen, secuestran a soldados y policías encargados de erradicar sembradíos ilegales. Machete en mano, los vocingleros representantes de los acorralados campesinos llaman estos desafueros “cercos humanitarios”. Habilidosa expresión para justificar su accionar ilegal, ilegítimo, delincuencial, a favor de las organizaciones narcotraficantes.

¿Un incidente esperando suceder?

Los militares soportan estoicamente improperios y hasta golpes. Las imágenes de un sargento comandante de pelotón arrastrado fuera de su base por indígenas desafiantes, aún perdura en la memoria. Y la de un indígena borracho colocando su machete en el cuello de un soldado armado y equipado, también persiste.

Los frecuentes sometimientos de unidades militares del tamaño de escuadras (7-8 hombres) o equipos (14-14 hombres), saltaron a pelotones y la semana pasada confinaron 6 pelotones, 180 efectivos. A este paso, los cocaleros del Cauca y del Catatumbo paralizarán un batallón entero, con comandante y plana mayor incluidos.

Los problemas de mando y conducción que generan estos incidentes harán crisis cuando algún soldado, suboficial u oficial saturado de insultos y ofensas, desesperado, haga uso de su arma de dotación. Entonces todo el peso de la prensa fletada y de la izquierda partidista y congresional, caerá sobre los militares, con el apoyo de organizaciones internacionales a quienes esos escándalos les reditúan ventajas políticas y beneficios económicos. Entretanto, las FARC y el ELN siguen aumentando su pie de fuerza y su armamento, gracias a los cultivos de coca más grandes del mundo en las fronteras con Ecuador y con Venezuela, que Duque nunca fumigó. No faltará algún “colectivo melón” (verde por fuera, rojo por dentro) que proponga cambiar los fusiles por armas no letales como dotación del Ejército, para evitar un incidente. Parece increíble, pero puede suceder. Si hasta el capo mayor del narcotráfico en Colombia, alias Otoniel, con el apoyo del senador comunista Cepeda, aspira a meterse a la JEP y quedar libre, probablemente refugiado acá en Venezuela. Porque para la izquierda continental, el narcotráfico es asunto de pragmatismo político, no es asunto moral: en La Habana logró que ese delito transnacional se convierta en conexo al delito político. De nada valdrán azadones y el desprestigio será para los militares. Disfuncionalidad que desbarajusta al Estado.

Vigía: Otoniel y el panorama al frente

Desde niño el cabecilla se encuadró en la ideología maoísta del ejército popular de liberación, EPL, mientras su primo, en las FARC, llegaría a ser jefe del Bloque Noroccidental. Como supremo del Clan Úsuga Otoniel convirtió la famiempresa en el Clan del Golfo y se arropó con las banderas pseudo políticas de las autodefensas gaitanistas. El cariz ideológico de su prontuario delictivo, pues, siempre ha tenido el recurso político a mano, como lo han hecho exitosamente las FARC y lo hace con empeño el ELN. Y eso podría ser definitivo en lo que viene.

Escenarios a la vista

Su captura tiene consecuencias más allá de Colombia y tocan a Venezuela, a la región y a buena parte de la red global del crimen organizado transnacional del narcotráfico. Los fuertes vínculos del Clan del Golfo con los carteles mexicanos y las mafias europeas plantean varias perspectivas a corto, mediano y largo plazo, todas complicadas.

Un eventual escenario sería el de lucha intestina por el mando de toda la organización, con muertos, masacres y ataques indiscriminados. Otro, puede ser una fragmentación en pequeños carteles regionales los cuales, sin dirección única, obliguen a una alta multiplicidad de esfuerzos operacionales, en un mapa general de inseguridad. Uno más, sería una combinación de los dos anteriores con confrontaciones entre regiones y localidades. Los enemigos circunstanciales del Cartel del Golfo, principalmente el eln, los Caparros y en algunas áreas las FARC, revitalizarán los ataques a su rival percibiéndolo débil y sin un poder central orientador.

No se puede descartar que carteles mexicanos y mafias extracontinentales aumenten su control en las fronteras con Venezuela, Ecuador y Panamá. Transversal a cualquier escenario y como en el pasado, se está dando una retaliación contra militares, policías y civiles de las áreas de influencia del Clan del Golfo. Antier dinamitaron cuatro soldados en Urabá y el “plan pistola” se incrementará.

Las redes internacionales del narcotráfico también sufrirán los efectos de este resultado operacional. No es claro si cargamentos ya negociados se detendrán, demorarán o suspenderán; si se acumularán “caletas” mientras se aclara el panorama; si los intermediarios para Europa, US, Australia y varias áreas con oferta al alza, saltarán a otros proveedores como Perú o Bolivia; o si el precio del gramo de cocaína subirá en las calles de New York o Pekín.

Agamenón

En la Operación Agamenón, lanzada en 2015, rebautizada Agamenón II y después Agamenón II Plus resaltan: la persistencia en el empeño, a pesar del asedio de la izquierda a la fuerza pública colombiana; la coordinación entre las fuerzas militares y la policía para el logro de objetivos de alto valor estratégico; la capacidad de inteligencia con el apoyo de las tecnologías norteamericana y británica, y los enlaces transnacionales permanentes, como los del Senafront panameño y lo de las autoridades ecuatorianas, en donde se sabe del vínculo del Clan el Golfo con la banda de los Choneros.

Agamenón llegó al objetivo, después de erosionar sistemáticamente la periferia y el entorno cercano de la jefatura, en una persistente campaña que incluyó, entre otros resultados, la neutralización de alias Giovanny, antecesor y hermano de Otoniel, y la captura en Argentina de Mi Sangre, en 2012; La Flaca, esposa de Otoniel, en 2015 y Boliqueso, arrestado en Sao Paulo, en el 2016; el Zorro, cabecilla en Nariño, frontera con Ecuador; el negro Perea, en el norte de Antioquia; el Lobo, en Sucre, y Polocho, en el bajo Cauca, en el 2017; Mordisco, cabecilla en la Guajira y Norte de Santander, frontera con Venezuela, en 2018, y Carlos Mario, hermano y alias Pablo, primo de Otoniel, en 2020.

La captura en comento es probable que afecte la campaña electoral en desarrollo en Colombia señalando aportes de la organización criminal a candidatos y políticos locales, regionales o nacionales. Una vez extraditado a US, no es de menos valor lo que pueda decir sobre sus contactos en Venezuela, sus negociados con el llamado Cartel de los Soles y con mandos militares fronterizos que facilitaron y aún facilitan el trasiego de narcóticos y minería ilegal: con Saab y el Pollo Carvajal, sería una tríada mortal para el régimen en Miraflores.

Como sea que fuere el rumbo que tomen los acontecimientos, la captura de alias Otoniel, sin dejar de ser un golpe de valor estratégico, no cambiará en mucho la dinámica del narcotráfico desde Colombia, con una producción incremental a pesar de la reducción en cultivos ilícitos, pero con el impulso de una demanda al alza. El problema continuará y el golpe a Otoniel puede ser un punto de referencia, sin ser un punto de quiebre, que sí puede serlo la nueva política propuesta por Estados Unidos para enfrentar el problema.

Vigía: se agitan las fichas en los tableros

Los tableros geopolítico y geoestratégico, que nunca se detienen y que son interdependientes, ofrecen recientes e importantes movimientos para el análisis.

Mientras Alex Saab, so pena de apolillarse en el olvido o convertirse en blanco mortal de sus patrones, revela a la justicia norteamericana todos los intríngulis del crimen organizado transnacional que empapa a Maduro y a su camarilla, y no dudo que lo hará a satisfacción, el emisario de Biden, míster Antony Blinken, visitó el sur de México, ayer Colombia y hoy Ecuador. Pareciera que Washington tuviera el pálpito de lo que repetidamente hemos advertido: sus rivales y enemigos se están instalando definitivamente en sus vecindades, apretando un cerco fronterizo que amenazará la seguridad del heartland norteamericano.

Del mar de China al mar Caribe

A la precipitada salida de Afganistán que dejó un muy mal sabor sobre las reales capacidades proyectivas de la potencia, se agrega el lanzamiento hace pocos días de un misil chino hipersónico con capacidad nuclear y que tomó por sorpresa a los militares y científicos de Estados Unidos: “No tenemos idea de cómo lo hicieron” dijo un alto funcionario al Financial Times. La supuesta indiscutible superioridad militar y tecnológica de US está, más que antes, en discusión y esto anima las ambiciones de sus rivales (China y Rusia) y enemigos (Irán y otros), mientras la fricción militar aumenta en el mar del sur de China, en el estrecho de Taiwán, con Australia, Japón e India en creciente protagonismo.

En Suramérica también suenan trompetas, aunque en otra clave. En Colombia, hasta el periodismo rosa y venial, llena cuartillas sobre las confesiones del barranquillero Saab, que incluirán la financiación de Miraflores a la campaña de Petro, “El Expropiador”, inversión confirmada en Madrid por el “Pollo” Carvajal. Además, las revelaciones del colombiano confirmarán la participación de otros personajes de la farsándula política socialista criolla, el saqueo de Venezuela y la pauperización de los venezolanos.

Maduro replicó a la extradición de Saab enviando a las mazmorras del Helicoide 6 estadounidenses ejecutivos de Citgo, en tanto se habla de grafitis en los baños de Fuerte Tiuna que indician una discreta pero peligrosa rebelión castrense interna, disparada por la misteriosa muerte del general Raúl Isaías Baduel, el “compadrito” de Chávez, convertido en héroe y mártir militar. Con miseria material y moral doquier, elecciones a la vista y la mesa de negociación en México rota, trazas de un caos intestino se entrevén en los discursos de Maduro que traslucen gotas de pánico ante la posibilidad de perder el control de las fuerzas militares, corroídas en su disciplina y moral por la escasez, la corrupción en el mando y su derrota en el Apure.

Lo que sabrá Estados Unidos y lo que sabremos nosotros

Los norteamericanos obtendrán toda la información que tiene Saab y luego la que tiene Carvajal, pero es impredecible la porción de esos datos que será entregada al gobierno colombiano. Las informaciones críticas que le regalen a Bogotá como las de Petro, puntero en las estadísticas preelectorales, es posible que no pasen de titulares amarillistas, comentarios cómico-deportivo-musicales y miles de memes mientras se refunden en el mar legalista de la justicia veleidosa que ahoga y gobierna el país neogranadino. Y el “dossier Maduro” continúa llenándose inexorablemente hasta convertirse en una espada de Damocles en manos de unas manos no tan fuertes como quisiéramos y tan indecisas que permiten que el juego se enrede más y su final se adivine muy complicado y peligroso.

Las perturbaciones políticas y sociales internas de US, las sorpresas tecnológicas y militares chinas y la intervención cada vez más frecuente de Rusia en los asuntos políticos regionales (“medidas groseras e imprudentes”, dicen con referencia al caso Saab), están generando una turbulencia de seguridad global que necesariamente llega a estas tierras en cuerpo de mentecatos marxistas leninistas, de impostados “progres” quienes, esgrimiendo un discurso engañero y de fácil venta, pueden llevar a Colombia, la “Joya de la corona”, a un desastre peor que los de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Argentina, vecinos periféricos del imperio. Finalmente, somos peones de potencias con intereses propios en juego.

Vigía: ¿negocio y/o guerra?

Con ese aire de autosuficiencia e inexorabilidad que caracteriza a los “científicos” comunistas, el 6 de octubre Maduro hizo un meloso llamado a los empresarios colombianos a invertir en Venezuela. “Bienvenidos colombianos y colombianas, venid a mí, venid a nosotros con vuestras inversiones” dijo sin sonrojo, como una madre gordinflona acogiendo a su crío.

¿Invertir sin mirar atrás?

Habrá que ver si alguien quiere invertir en un país endeudado, quebrado, hiperinflacionario, vinculado al crimen organizado transnacional y con un éxodo masivo de los más grandes del mundo.

“Cantos de sirena”, advirtió el presidente Duque con referencia a los llamados del sátrapa de Miraflores y su camarilla. Fiarle a Venezuela es un riesgo muy alto, enfatizó el mandatario. Expropiaciones que afectaron a muchos empresarios colombianos y experiencias de no pago, generan un recelo muy grande.

Cuatro días después de la melosidad madurista, la revista Semana publicó un detallado informe titulado “Colombia en peligro: Semana revela las pruebas de los misiles, bombas y radares que Maduro le compró a Irán”. Según el artículo “Maduro está desesperado, (…) pierde cada vez más el control territorial…” y en las circunstancias actuales se “…puede desestabilizar geopolíticamente el continente…”

Así pues, entre una convocatoria económica y una alerta militar, se mueven las relaciones colombo-venezolanas actualmente.

El 4 de octubre, a través de su vicepresidenta y de manera unilateral el gobierno de Maduro ordenó abrir su frontera, por razones comerciales, no humanitarias, con la esperanza de que sea un alivio comercial transfronterizo que, sin embargo, eventualmente beneficiaría más a Colombia que a Venezuela.

Y el 9, con motivo de la visita de Duque a Villa del Rosario, Miraflores ordenó el movimiento de efectivos y de drones al Táchira y el Zulia. Esos drones rusos, lanzados desde La Victoria, al frente de Arauquita, han ingresado repetidamente por Arauca hasta 5 kilómetros adentro de territorio colombiano.

Han sido pues, días agitados entre ofertas de negocios y amenazas militares, entre llamamientos económicos y advertencias guerreras. Pareciera una estrategia con sabor mafioso.

¿Plata o plomo?

A decir verdad, los movimientos de tropas, de aprestos militares y de arreos de guerra a la frontera son inveterados y vienen desde mucho antes del chavismo. El riesgo es que nos acostumbremos a eso, pues el primer paso prebélico es la acumulación de recursos en los sitios críticos desde donde se apretará el gatillo.

Mientras se desarrollan los diálogos con la oposición en México y la campaña política en Colombia entra en su fase final, esta disyuntiva de ganancia o guerra es un remedo de aquel dilema infame de la mafia, plata o plomo, elevado ahora a categoría de política de Estado.

Como siempre, el juego parece ser el que aplica el comunismo y las películas de Hollywood: mostrarse benévolo, generoso, soportando insultos y golpes y de esta manera justificar una reacción excesiva. El argumento venezolano para acumular semejante cantidad de armamento por encima de que su gente esté en un 94.5% de pobreza y el 76.6% en pobreza extrema, ha sido y es el de la defensa. Jugar a ser víctima es la norma de quienes quieren arrebatarle el poder a los que siempre llaman “victimarios”.

Preocupante, eso sí, la presencia cada vez mayor de armamento y de militares iraníes en Venezuela, lo que representa una directa amenaza a la seguridad de los Estados Unidos y que tendría como primera víctima a Colombia. En su momento Elliot Abrams calificó esta situación de “intolerable” pero el nuevo gobierno Biden parece desestimarla, a pesar de las advertencias del Almirante Faller, comandante del Comando Sur.

Finalmente, hay que ver cómo se compaginan en este caso las perspectivas de negocio y las intimidaciones bélicas, aunque lo que la historia nos enseña hasta el cansancio es que toda guerra es un negocio.

Vigía: "no deje de mirarme a los ojos"

Tres historias verídicas…

  1. Hace 200 años, al final de la batalla del Puente de Boyacá, la noche del 7 de agosto de 1819, el soldado boyacense Pedro Pascasio Martínez observó a dos señores tras unas rocas a orillas del río Teatinos. Armado de una lanza improvisada, el jovenzuelo del ejército patriota intimó rendición a los que por sus prendas eran chapetones a todas luces. Uno de ellos, el general José María Barreiro, buscó salir del trance ofreciendo una bolsa con monedas a Pedro Pascasio quien, dicen, le respondió “muévase o lo arreo”. El comandante español, y el otro oficial, fueron entregados a las tropas y Santander los fusiló junto con otros 36 militares españoles en la plaza Mayor en Bogotá, en octubre del mismo año. Era la Guerra de Independencia.
  2. Sobre el cauce del río Güepí, el 10 de abril de 1933, botes con soldados colombianos trataban de llegar a la orilla controlada por el enemigo que desde una posición dominante y con una ametralladora amenazaba masacrar a las tropas. El soldado, Juan Bautista Solarte Obando, nariñense él y de oficio ranchero, en un acto heroico se abalanzó sobre el nido de la ametralladora blandiendo un machete. El tirador peruano viró su arma sobre el soldado pastuso y lo impactó repetidamente, pero no impidió que Juan Bautista cayera sobre los tres peruanos de la pieza y detuviera el fuego mortal, permitiendo que las tropas colombianas desembarcaran y ocuparan el puesto. Murió abrazando la ametralladora enemiga. Era la Guerra del Perú.
  3. En pleno desarrollo de la batalla del Monte Calvo, el 21 de marzo de 1951, cuatro cadáveres de soldados colombianos fueron expuestos por los chinos en la cresta de la colina 180, provocando su recuperación. El comandante del Batallón Colombia ordenó una misión de rescate que causó un asombro total en el regimiento del coronel norteamericano Smith. El soldado Alejandro Martínez Roa, en una demostración de arrojo y valentía, alcanzó la cresta en solitario, desactivó una mina debajo de uno de los cadáveres y descendió con el cuerpo al hombro, bajo intenso fuego enemigo. Lo entregó a las tropas de su país y regresó a rescatar a los otros. Era la Guerra de Corea.

…Y un mentís a la cobardía

El pasado 18 de septiembre, un bombardeo de la FAC destruyó un campamento de los narcoelenos en la selva chocoana. Ocho terroristas fueron neutralizados instantáneamente. El jefe de la banda, con sus piernas diabéticas gravemente lesionadas e infectadas, se arrastró durante diez días por la selva circundante hasta que, vencido, se acurrucó junto a un pajonal y se dispuso a morir como un animal salvaje. Debió pensar en sus jefes en La Habana, paseando en Catamarán o en Caracas con cena caliente y cama tibia. ¿Habrá encomendado su alma a Fidel? Una patrulla de Fuerzas Especiales, lo encontró agonizante y a pesar de las muy difíciles condiciones atmosféricas y de terreno, un helicóptero logró evacuar el cuasi cadáver. A bordo, el soldado profesional Wiemar Cortés, enfermero de combate, lo mantuvo vivo hasta su arribo a Cali a un hospital. “Yo le gritaba fuerte al oído, que no me dejara de mirar a los ojos, que me apretara la mano, que yo lo estaba ayudando…” Era el mismo cabecilla terrorista que ordenaba el asesinato de soldados, dizque para liberar a Colombia de no sé qué carajos.

Su tez morena, sus facciones angulares y la serenidad de su rostro, son la mejor representación del soldado colombiano, héroe desde hace 200 años, que por estas calendas es asesinado por la espalda por bellacos comunistas mientras sus quintacolumnistas tratan de borrarlo de la historia y reemplazarlo por secuestradores, asesinos, torturadores y violadores de niños. No faltará el imbécil que le asegura a la Comisión de la Verdad que, como se puede evidenciar en la foto, el soldado Cortés estaba estrangulando al cabecilla en el helicóptero y con guantes quirúrgicos para no dejar huellas. Es la actual guerra de la mentira narcoterrorista contra Colombia.

Vigía: la iconoclastia del odio

Un Bolívar con falencias tácticas pero decidido, solitario en su grandeza, pero bien respaldado por unos coroneles imbuidos en su misión, navegó más que Colón y Vasco de Gama, anduvo 10 veces más que Aníbal, tres más que Napoleón, el doble de Alejandro Magno y fue derrotado en seis de las 472 batallas que peleó.

Historia para un depósito

Con el apoyo de sus amigos ingleses, el caraqueño expulsó a los españoles de estas tierras y gestó la creación de seis naciones en una campaña militar asombrosa: luego de la batalla del Pantano de Vargas, (julio 1819), en donde murieron 300 patriotas, según el comandante español Barreiro, siguieron las de Boyacá (agosto del mismo año) con cerca de 100 bajas; Carabobo en Venezuela (junio 1821) con unas 300 bajas patriotas; Bomboná en el sur de Colombia (abril 1822),con más de 600 bajas; Pichincha en Ecuador (mayo 1822) con 350 bajas patriotas; Junín en Perú (agosto 1824) con unas 150 bajas, y Ayacucho, Perú, (diciembre 1824), con cerca de 1.000 bajas patriotas en combate contra Canterac y De la Serna, dos de los últimos generales españoles expulsados de suelo sudamericano.

Todos estos sacrificios se empezaron a reconocer públicamente desde principios del siglo anterior y en 1963 se inauguró el Monumento a los héroes, que recordaba el costo en vidas y sangre de esa proeza que nos parió como naciones soberanas y libres, en lo posible, claro. Y aunque en 2006 el Ministerio de la Cultura lo declaró bien de interés cultural del ámbito nacional, la Alcaldía de Bogotá, argumentando el paso del proyectado Metro, demolió la torre a martillazo limpio con la promesa de un nuevo centro cultural en otra parte de la ciudad, desatendiendo la ley, pues los bienes culturales deben ser protegidos, preservados y restaurados por mandato constitucional.

Como los vándalos de la tal Primera Línea vilipendiaron y pintarrajearon el monumento con grafitis de odio, de rabia, de una nueva historia de caos, pues la mesa estaba servida.

Bolívar, el idolatrado fetiche de la robolución bolivariana, fue evacuado del monumento en andas, a medianoche con todo y montura, y guardado en un depósito ante el riesgo de que algún muchacho ignorante y alucinado lo decapitara. Es un “canalla cobarde, brutal y miserable” dirían esos mozalbetes aprendices de nazis, citando a Marx (1858). No importa que estemos hablando del “el americano más prominente del siglo XIX”, como lo calificó recientemente la BBC de Londres.

Reescribiendo una historia feliz

Este desafuero es una demostración palmaria de la estrategia de la izquierda cuando llega al poder: borrar la memoria histórica vigente y recomponerla según su versión, por aquello de que quien gana es quien escribe la “verdad”.

El reemplazo de la historia oficial empezó de pleno a partir de los acuerdos habaneros. La Comisión de la Verdad oficia, espuriamente, como tribunal inquisitorial velado que en su Santo Oficio proclamará la nueva verdad: esos soldados patriotas que hace 200 años se sacrificaron y sus sucesores de hoy, todos, son culpables. Su memoria será maldita. Los generales y coroneles del Ejército bicentenario de hoy son estigmatizados, los soldados y policías colombianos asesinados por la espalda. La demolición de sus símbolos y monumentos es necesaria.

Y sus sustitutos ya están en camino. El buenazo líder campesino de alias “Monito Jojoy” es un buen alterno; alias “Timochenco” es un paradigma viviente del verdadero espíritu narco revolucionario que creará una nueva patria; alias “Sandra”, maternal ella, que jura que los secuestrados tenían una “buena camita” y “buena comidita” en los campos de concentración de su amigo Jojoy, no puede ser mejor opción para la nueva historia.

De la JEP y la Comisión de la Verdad a la condena y de allí al derribamiento de monumentos, que ya se inició ante la indolencia generalizada, mientras se reescriben las cartillas escolares que recitarán las nuevas felices generaciones. En eso vamos.

Vigía: conflicto colombo - nicaragüense, ¿solo hipótesis?

En el perfumado Palacio de la Paz de La Haya las delegaciones de Nicaragua y Colombia dan otra vuelta a la manivela que gira el añejo litigio fronterizo entre los dos países. Viejas discusiones que pueden darnos sorpresas, ahora que la “Caída de Kabul” irradia incertidumbres globales y Estados Unidos no pasa por su mejor momento.

El mar colombiano en el Caribe

El Caribe es la frontera de seguridad próxima norteamericana y ha sido desde siempre objetivo geoestratégico de Rusia y otras potencias. Recordemos la crisis de los misiles de octubre de 1962 y la ostentación de bandera del crucero nuclear Pedro el Grande y 4 barcos de guerra en el 2008. Hoy, la reconfiguración del avance de los intereses de China, Rusia, Irán, Turquía y otros países en América Latina, con una cabeza de playa muy bien establecida en Venezuela y sólidas posiciones en Nicaragua y Cuba, hace pensar seriamente que cualquier rifirrafe fronterizo marítimo entre el país de Ortega y el gobierno colombiano, puede escalar a un incidente que obligue a Washington a involucrarse y entonces se arme un bochinche mayor. El triángulo, ¿eje?, Managua – La Habana – Caracas, aupado por Rusia, puede provocar un embrollo aeronaval. Además, mientras Estados Unidos se lame la herida de Afganistán y trata de reordenar su casa, AMLO cargará a favor del triángulo mencionado cualquiera que sea la situación.

“¿Peligra la Plataforma continental colombiana?”, se preguntó el mayor de la Reserva Activa, Ramiro Zambrano Cárdenas, exveterano diplomático, presidente de la Academia Colombiana de Historia Militar y miembro de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro, Acore, en un interesante conversatorio este miércoles 22. Sus conclusiones fueron poco tranquilizadoras. Ya se perdieron 75 mil kilómetros de mar (95 mil según el gobierno sandinista), a pesar de que “la soberanía la defendemos hasta la muerte y hasta el último centímetro” como proclamó Santos, en San Andrés, en 2015, y que defenderemos los intereses de Colombia en La Haya”, según dijo Duque desde España. Los jueces de La Haya pueden estar pensando otra cosa y desafortunadamente, la historia ha sido inclemente con pacifistas alborotados y con ingenuos.

Advertencias geoestratégicas

Desde 1983, el general Alberto Ruiz Novoa, excomandante del Ejército y para ese año presidente de Acore, escribió en el Boletín número 118 de la Sociedad Geográfica de Colombia: “En sus pretensiones, Nicaragua contará con el apoyo de Cuba y Venezuela (..) Es decir, que Colombia, en un momento determinado se verá obligada a atender tanto el frente nicaragüense como el venezolano, con las previsibles consecuencias de pérdida de su territorio”. Y hace 38 años, el mayor general Gustavo Berrío Muñoz, también en la Sociedad geográfica, anotó: “(…) Se ve claro pues que Colombia puede verse abocada en un determinado momento a atender a dos frentes; Venezuela y Nicaragua”. Chávez y el socialismo del siglo 21, no actuaban en el juego.

En noviembre de 2013, el almirante Vladimir Ruban declaró desde el muelle de un navío de guerra ruso anclado en el puerto de Corinto: “Apoyaremos a Nicaragua si se desata un enfrentamiento armado”. Su Embajada desmintió al militar, aclarando que “…no habrá quien consiga sembrar una sombra de duda en los sentimientos de franqueza, amistad y mutuo entendimiento propio de las relaciones de Rusia y Colombia”. Desde ese entonces las violaciones del espacio aéreo por aviones militares y de inteligencia rusos, la expulsión de espías de ese país y el permanente merodeo de soldados rusos en territorio venezolano fronterizo, son señales inequívocas de una activa presencia del Kremlin en la región. Recientemente Moscú intervino en las Naciones Unidas a favor de un diálogo con el ELN y hace pocos días expresó repetidamente su interés particular en el caso Alex Saab. Rusia, Venezuela, Cuba, ELN: no se necesita ser muy experto para entender ese vínculo. Colombia, además de errático en el proceso litigioso, carece de las capacidades disuasivas estratégicas para garantizar la integridad del país que, de acuerdo con la novela ucrónica de Nicolás Martínez el “El archivo Cóndor”, puede sumirse en un catastrófico Plan B, orquestado por los enemigos de su débil democracia.

Vigía: septiembre, de primavera a otoño

Mientras el adusto bombero neoyorquino tañía la campana en el aniversario del abatimiento de las Torres Gemelas, mi memoria voló rauda a septiembre de 1972, cuando, como aprendiz de periodista en Radio Manizales, bajo la tutela de Javier Giraldo Neira y las enseñanzas de Néstor Gardner, oíamos impactados y expectantes de qué manera 8 terroristas palestinos habían ingresado a la villa Olímpica en Múnich y secuestrado a la delegación israelita en sus habitaciones.

Múnich, Manhattan y El Callao

Todo terminaría mal 21 horas más tarde, cuando la operación Sinnenschein fracasó en su intento de rescate y 17 personas fueron asesinadas, entre ellas 11 atletas judíos, 5 terroristas y un policía alemán. Septiembre Negro, se llamó el grupo extremista palestino de este episodio y el noveno mes de nuestro calendario gregoriano, quedó impreso con letras de sangre. Los asesinos fueron cazados uno por uno por las fuerzas de seguridad israelita en la operación Cólera de Dios, que sirve de argumento de la película “Múnich”, dirigida por Steven Spielberg. “Se hizo justicia”, me chatea un buen amigo desde un kibutz.

Lo de Manhattan, casi 30 años después de lo de Múnich, cambió muchas cosas de nuestro mundo. La profunda herida en el orgullo nacional norteamericano aún ronda como fantasma cada 11 de septiembre, al tenor de la monódica lectura de nombres de seres humanos inocentes, sacrificados por fanáticos a un dios inclemente y sanguinario. Después de dos décadas y 6.4 billones de dólares gastados en la subsecuente guerra contra el terrorismo, el mundo sigue siendo un lugar inseguro y la incertidumbre ronda por las cuatro esquinas entreverado en pandemia, clima y sectarismos.

Por confluencias del destino, a las 04:00 horas de este mismo sábado 11, en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad de la base naval de El Callao, falleció alias “presidente Gonzalo”, la “Cuarta espada del comunismo”, profesor de filosofía y fundador de “Sendero luminoso”. Y es que, si los extremistas de Al Qaeda asesinaron en Nueva York tres mil ciudadanos en 102 minutos, Abimael Guzmán asesinó 30.000 peruanos, algunos dicen que fueron 70 mil, en poco más de una década, en los 80. Estaba próximo a cumplir 89 años, cumpliría 29 de su cadena perpetua y murió asfixiado en los efluvios pulmonares de su maoísmo. ¿Se hizo justicia?

Preocupan ahora los vínculos de varios ministros y funcionarios del nuevo presidente Castillo con esta banda narcoterrorista que, en mayo pasado, asesinó a 16 adultos y niños, como advertencia a los votantes por la Fujimori.

Nuevo terrorismo

En nuestro obituario revolucionario también septiembre tiene su historial, que sería largo enumerar. Baste mencionar en 1983 la toma de Cutufí, Apure, frontera con Colombia, por parte del ELN, banda que este mismo sábado 11, asesinó a 5 e hirió 6 soldados colombianos en Saravena, Arauca, frontera con Venezuela. No esperemos justicia.

En el 2021, hay un elemento nuevo que marca la diferencia entre Múnich, las Torres Gemelas y tantos otros eventos terroristas mayores ocurridos en esta calenda: las redes sociales. La razón por la que el terrorismo catastrófico del 9/11 no se ha repetido es porque otras tácticas, hasta ahora, han funcionado mejor, más rápido y mucho más barato”, dice Emerson T. Brookings de Digital Forensic Research Lab (DFRLab). La “caída de Kabul”, por ejemplo, no fue solo un asunto militar de barbudos misántropos y radicales con muchos muertos como se pronosticaba: las redes sociales jugaron un papel importante en esta nueva derrota septembrina del imperio norteamericano y están siendo una herramienta sustancial en el diseño del “nuevo proyecto islámico” talibán. Y no mencionamos tecnologías nuevas que están cambiando rápidamente no solo al mundo sino al mismo ser humano, tales como inteligencia artificial, algoritmos, realidad virtual amplificada, conexiones 6G, criptomonedas, etc., que hacen que las subametralladoras y los carros bomba parezcan artificios bélicos medievales, desafortunadamente aún activos y efectivos.

Volviendo a septiembre, queda para el registro que también el 11 de ese mes, en 1973, el mando militar bajo la dirección del general Augusto Pinochet, asaltó el poder en Santiago y reversó el avance comunista en Chile. Episodios de septiembre, mes asignado a Vulcano.

Vigía: el tablero de una guerra híbrida

Mientras seguimos calibrando las consecuencias para la región de la “caída de Kabul”, miremos algunos hechos interesantes en nuestro entorno cercano.

Nacionales, regionales y extracontinentales

El pasado 25 de agosto fue detenido y expulsado de Colombia el sirio Samer Al Hasanieh, portador de cédula venezolana. Se le señaló de adelantar actividades de observación y espionaje a bases aéreas militares en Mosquera y Bogotá. Recordemos que, en marzo del 2019, el cubano José Manuel Peña, agente del G2 que había ingresado al país desde Venezuela, fue detenido en Puerto Salgar, sede de una base aérea de la FAC, mientras registraba aviones y su armamento. Lo apoyaban dos médicos venezolanos, entrenados en Cuba.

El 27, otro sirio venezolano, Naman Waki, detenido en Estados Unidos por hacer millones vendiendo carne en mal estado al gobierno de Caracas, transfirió 21 millones de dólares por su fianza, una de las más altas registradas en el país del norte. Tampoco se puede olvidar que, en diciembre del 2020, dos espías rusos fueron expulsados mientras merodeaban por sectores energéticos de Colombia, posando como empresarios influyentes en su país.

La situación se vuelve más interesante cuando el 29 del mismo mes, nos enteramos de que Rahmat Asadi, un reconocido terrorista iraní, estaba tras el intento de asesinato de dos empresarios judíos en Bogotá. Asadi subcontrató dos narcotraficantes colombianos para la tarea. El iraní pertenecería a la Fuerza Quds, organización militar con muchos de sus agentes en Venezuela.

Desde febrero, se supo de dos iraníes y su socio venezolano explotando ilegalmente oro en el Chocó, sobre la costa pacífica, y de su “desaparición” después de mover más de 50 millones de dólares en el negocio. Reportaban sus actividades a coordinadores en Libia y Estados Unidos.

La concurrencia geopolítica y la alianza de conveniencia entre crimen organizado transnacional y política, no es una rareza en el ámbito nacional en América Latina, particularmente en los gobiernos dizque socialistas. En Venezuela están los casos Alex Saad, colombiano, y de Waldi Makled, ambos de origen sirio, por citar solo dos casos. La derecha no está exenta de ese maridaje, por supuesto. Miren el caso Samper, vergonzosa situación reflotada por el expresidente Pastrana en la Comisión de la Verdad de Roux.

De la Guerra Fría (ideología) a la Guerra Híbrida (¿Realpolitik?)

Los vínculos entre gobernantes y funcionarios corruptos, espías y empresarios extracontinentales, políticos y comunicadores, convergen en un solo esfuerzo: tomar y mantener el poder. La ideología, entonces, se convierte en un confite para los jóvenes que viven en una virtualidad globalizante y confrontacional, alienados por las redes sociales.

Entretanto, el debate ideológico regional se envilece en una oleada infructuosa de vandalismos, destrucción y muertes; China explota disimuladamente el oro y el coltán venezolano y avanza sobre el litio de Bolivia, Perú y Chile; Rusia permanece con su aparataje militar en Cuba, Nicaragua y Venezuela, y apoya al narcoeln colombiano en las Naciones Unidas; Irán continúa con células de Hezbolá desplegadas en toda la región lavando dinero del narcotráfico y con sus militares campeando en Venezuela y Estados Unidos, después de los de Afganistán, genera desconfianza y es señalado como un “amigo traicionero”. Agréguese a este boceto, un advenedizo chileno financiado por Soros y empoderado, por ingenuos unos y perversos otros, que busca debilitar a su voluntad las fuerzas militares y de policía, las defensas naturales de las débiles democracias latinoamericanas. Todo esto en medio de un flujo imparable de cocaína para suplir la demanda creciente de europeos, norteamericanos y australianos, estresados por todo lo que está sucediendo, pandemia incluida.

Este mapa, debe llamar seriamente a la reflexión sobre el futuro de estos países, que continuarán siendo actores descartables de intereses geoestratégicos superiores y quedarán condenados al subdesarrollo y a la pobreza, a pesar de sus grandes riquezas para el futuro de la humanidad. En 9 meses, las elecciones de Colombia sellarán el destino de la región y en medio de la campaña electoral neogranadina, Bogotá se parece a Estambul, la capital turca centro de convergencia de todos los intereses geoestratégicos durante la Guerra Fría. Ahora los contextos son diferentes pero la interacción entre crimen organizado, señores de la guerra, gobiernos corruptos, ciberguerra, criptomonedas, empresarismo y redes sociales, ofrece todas las características de una Guerra Híbrida.

Vigía: la caída de Kabul

En este periodo post Kabul, los cerebros de los analistas y los ojos del mundo están atentos al mar del sur de China y al estrecho de Taiwán, que recalibrarán la fortaleza y la actitud norteamericanas como primera potencia militar del mundo. América latina en este “interesante” mapa geoestratégico, ha entrado discretamente a jugar su papel de reparto.

La “caída de Kabul” pronostica para nuestra región una ofensiva política, diplomática, económica, mediática y eventualmente militar de US. Tiene que lavar la cara frente a los ataques mediáticos de Rusia y China que se burlan de “su supuesto poder global” y que enfatizan la no confiabilidad en el apoyo norteamericano, mensaje muy sensible para Brasil y Colombia, a menos de un año de sus elecciones y con las capacidades cibernéticas de Moscú y Beijing, previamente demostradas a estos gobiernos de centro derecha.

Colombia, el mejor amigo de US en la región, ha acudido a su llamado de apoyo humanitario y albergará unos 4.000 refugiados afganos, que se trasladarán al país del norte en un impredecible futuro. La gran diferencia con unos 10.000 migrantes haitianos, cubanos, venezolanos, asiáticos y africanos varados en Urabá, frontera con Panamá, es que a estos musulmanes los financiará la potencia. Y el primer hotel en ser utilizado para su albergue será el de la Caja de sueldos de los militares retirados.

Se habla de una posible infiltración de miembros de organizaciones radicales islamistas entre los migrantes afganos y el potencial riesgo que representarían contra la seguridad pública de los países que los hospedarán. Pero hasta ahora, Al Qaeda, Isis y Hezbolá, no están interesados en abrir un nuevo campo de batalla, especialmente en este baluarte cristiano, sino en usufructuar las ganancias del crimen organizado transnacional de la cocaína y la minería ilegal (el coltán y el oro producen tanto o más dinero que la cocaína) cuyos dineros lavan hábilmente.

Los afganos en general conocen el asunto del narcotráfico del opio (llegó a ser casi la mitad de su PIB en años anteriores) y no se extrañarán del negocio de la cocaína, pero debido a su idioma, cultura y condición, será relativamente fácil su control.

El verdadero riesgo de tener afganos “temporalmente” pagos por Estados Unidos, es que se instauren guetos, zonas de no intromisión, como en París, Madrid, Fráncfort o Londres. Islas en donde impera la sharia, no necesariamente en su versión Talibán, y en donde el Estado, sus leyes y su policía, no aplican. La mejor apuesta caribeña, sin embargo, es que estos afganos terminarán bailando cumbia o salsa, comiendo arepa, aficionados al guayoyo y pariendo crías colombo-afganas.

De caer el poder político de Colombia en manos de la izquierda amiga de Chávez, lo hemos dicho, el desprestigio militar norteamericano por lo de Afganistán y el asentamiento de China, Rusia e Irán principalmente en Venezuela, obligaría al Pentágono a tomar cartas serias en el asunto. Si es que no las están tomando ya.

El asunto finalmente puede terminar en una confrontación bélica entre señores de la guerra del ELN, las FARC, Hezbolá, carteles mexicanos, bandas delincuenciales venezolanas tipo Tren de Aragua, mafias europeas y asiáticas, militares nacionales y extranjeros, y otras organizaciones ilegales. Algo que ya se está viendo en Arauca-Apure. En este teatro del desastre, las ideologías serán artificios desacreditados y subsidiarios al interés económico inmediato y a la consecuente lucha por el control territorial. Con fondos ilícitos, los sexagenarios cabecillas marxistas leninistas insistirán en financiar su revolución, a pesar de que la experiencia colombiana les ha demostrado que el narcotráfico deprava su base combatiente.

La presencia de asilados afganos en Colombia y otros países de la región, no se ve, en principio, como un riesgo de seguridad. Pero en este peligroso juego “feopolítico”, muchas cosas pueden suceder.

Vigía: Rusia maniobra en la región

La rápida y contundente respuesta del gobierno colombiano, el 13 de agosto, al reclamo del gobierno ruso en la ONU para que Duque negocie con el ELN y “asegurar el apoyo del proceso de paz por parte del Consejo de Seguridad y el secretario general de la ONU”, pone de nuevo sobre la mesa a Rusia y sus relaciones con Colombia y Latinoamérica. Aún están frescos los señalamientos del ministro de Defensa a finales mayo cuando declaró que los ataques cibernéticos contra las páginas del Ejército y el Senado durante la primera semana del fracasado paro nacional “vienen de Rusia particularmente”, a lo que la Embajada en Bogotá replicó que “Tales acusaciones (…) no contribuyen de ninguna manera al desarrollo de relaciones tradicionalmente amistosas entre Rusia y Colombia”.

Los intereses declarados

A mediados de julio, Nicolay Tavdumadze, embajador extraordinario y plenipotenciario de Rusia en Colombia, invitó a una delegación de la Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro, Acore, para tratar asuntos de interés común. La geopolítica del Kremlin en la región fue tema central durante el agradable almuerzo. “Solo queremos mantener una buena relación con Colombia y ayudarles de la mejor manera que podamos” nos dijo Tavdumadze. Diplomáticos expulsados, violaciones del espacio aéreo, señalamientos de ataques cibernéticos y ahora presión para que se dialogue con los narcoterroristas elenos, no parece ir en la dirección de las intenciones del señor embajador.

Rusia maniobra en América Latina apoyándose en sus viejos amigos Cuba y Nicaragua y en su “nuevo mejor amigo”, Venezuela. Luego de la guerra fría y el glasnost, minimizó su participación militar en la región, aunque en el 2008 hizo una demostración de fuerza en el Caribe mientras convertía al país chavista en el mejor armado de la región. La participación de Moscú en el comercio regional es pobre, muy superado por su aliado China, con quien recién ejecutó ejercicios militares estratégicos de gran calado. Lo que sí es notorio, es su avance propagandístico a través de RT (Russia Today) cadena televisiva que ofrece sus noticias en 23 países con cerca de 300 proveedores de televisión por cable en la región. Para el profesor Vladimir Rouvinski, “Moscú (…) parece estar ganando terreno en la batalla por la mente de los latinoamericanos”. Y si hablamos de mentes, hablamos de política.

El real interés

A ningún colombiano le extraña que Noruega sea el principal promotor y tutor de los inciertos diálogos en México, entre el gobierno y la oposición venezolanos. Con el cartel de las FARC, los mismos pazólogos nórdicos ayudaron a configurar el acuerdo habanero, precisamente en Cuba, país de simpatías de AMLO. En este tejemaneje, Rusia ha logrado un trascendental avance político al convertirse junto con los Países Bajos, en acompañante de tales acercamientos. Y ahora que la Corte Penal Internacional va a recibir de la OEA y de la ONU acusaciones contra al gobierno madurista de serias violaciones a los derechos humanos, las instancias rusas en esas Cortes serán de gran ayuda.

Para confirmar su posición frente a los reclamos de Rusia, el 15 de este mes, Bogotá envió una circular roja de Interpol a 192 países, para la detención y deportación a Colombia de los cabecillas narcoelenos, protegidos en Cuba y en Venezuela, esta última con actividad permanente de militares rusos. Y mientras avanza la “presión externa” rusa en la ONU, organizaciones campesinas de Catatumbo estrujan la opinión con el miedo de la guerra. Dentro de poco veremos “expertos” opinando sobre la necesidad urgente de esos diálogos.

Una cosa es clara: en el actual juego de potencias, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia y cualquier otro país latinoamericano, están en la agenda estratégica política del Kremlin por un solo motivo: Estados Unidos. Mucho más ahora que “La caída de Kabul” está renovando el mensaje de Washington como un aliado poco confiable.

Vigía: de Afganistán a Colombia

Amanecemos todos estos días con noticias sobre los extremistas talibanes controlando sistemáticamente capitales afganas. Ahora que las tropas norteamericanas se retiran de Afganistán, los talibanes recuperan el poder que les había sido reducido, gracias a las acciones de la alianza armada internacional que allí intervino.

A unos 15 mil kilómetros de distancia, aproximadamente, el cultivo y la producción de sustancias ilegales, consumidas mayormente por norteamericanos y europeos, parecen marcar la agenda política de ese país asiático, sus regiones circunvecinas y el de Colombia.

Un estudio del sociólogo francés Alain Labrousse “Geopolítica de las drogas” publicado en 2011, mostró un interesante parangón entre los talibanes de Afganistán y las FARC de Colombia. Uno de los puntos expuestos por Labrousse es que tanto los talibanes como las FARC, utilizaban el opio que extraen de los cultivos de la adormidera y la cocaína que procesan de los cultivos de coca, como arma política para el logro de sus propósitos. Los talibanes y las FARC manejan y utilizan la dinámica geopolítica de las drogas ilícitas para hacer alianzas, siempre regidas por el interés material pero justificadas como necesarias para su lucha política. Otro interesante documento de la académica Ángela María Puentes “El opio de los Talibán y la coca de las FARC”, hace un estudio comparativo que adquiere vigencia ahora que los talibanes están ganando la lucha armada por el poder y las FARC insisten en utilizar la narcoviolencia como complemento a sus logros políticos, consecuencia del negociado habanero.

En Colombia, combinando todas las formas de lucha como lo ordena su manual, los comunistas farianos en alianza con otras organizaciones, “ progres”, avanzan al paso del aumento de la producción de cocaína, ante la impotencia del gobierno por decidirse a fumigar, asustado por las consecuencias inmediatas, que, además de protesta social violenta y manipulada por narcotraficantes, involucra la crítica y la presión de una gran cantidad de medios, ONG y personajes de la farándula de los derechos humanos y las protecciones ancestrales, a quienes el destino de Colombia en realidad les importa un pepino.

Ahora que es evidente lo que se había advertido, que los vándalos de la llamada primera línea están siendo alquilados para la barbarie y la destrucción y pagados con el dinero del narcotráfico, es claro que la droga sigue siendo el principal combustible de lo que escritores imaginativos unos, prosaicos otros, y comunicadores, también alquilados o interesados, llaman la protesta social pacífica. Grave error el de los alcaldes de Bogotá, Cali y Medellín al legitimar políticamente estas organizaciones impelidas por una ideología de odio y destrucción y que entrenan a sus imberbes fanáticos en el uso del machete. Mientras los talibanes avanzan inexorablemente hacia Kabul, en Bogotá, dos meses de paro violento se disolvieron como una gota de tinta en un vaso de agua, dejando una mancha que no alcanza a detener el maltrecho avance del país debido a la pandemia, pero que previene un feo sabor que todo el país repele.

Se recrudece la violencia del país islámico, con unos 38 millones de habitantes (Colombia tiene más de 50 ciudadanos) y 650 kilómetros cuadrados de extensión (Colombia tiene un poco más mas de dos millones de km cuadrados) y el tráfico de opio empieza a aumentar. En Colombia, se registra producción histórica de cocaína y la violencia brota por los cuatro puntos. Pareciera que Alá y Jesucristo concurrieran en este desajuste que no puede ir a bien.

Cabe preguntarse si Washington al abandonar Afganistán, una de las fronteras lejanas de su geoestratégica global, dejándole de paso la plaza a China, pondrá mayor interés en su frontera cercana de la geopolítica regional y decidirá afinar su presión sobre países como Venezuela, Cuba y Nicaragua que además del narcotráfico, sirven de cabeza de playa a sus rivales, China y Rusia, y a Irán, su enemigo.

Vigía: el caso del general Montoya

Crudo asunto el de la guerra: siempre queremos que alguien nos defienda, vaya a la batalla, mate o muera, se unte las manos por nosotros y luego lo ignoramos cuando sus enemigos cobran venganza por la derrota infringida.

El caso del General Montoya, comandante del Ejército de Colombia durante los años 2006-2008, es emblemático de la condición de los militares en estas democracias de países en desarrollo.

Militar de escuela, soldado de tiempo completo, reconocido comandante militar y duro contendiente de las organizaciones narcoterroristas, ostenta a su haber operaciones que todo el país. Vale la pena recordar cómo la Orión rescató comunas nororientales de Medellín de las manos de las milicias farianas, la Meteoro que recuperó la posibilidad de viajar por carretera en el país y la clásica operación Jaque, caso de estudio en las principales academias militares del mundo. Como todo comandante militar exitoso, Montoya es odiado por unos, queridos por otros, criticado por muchos, pero indudablemente inolvidable para todos.

Sobre este oficial se descarga ahora toda la vindicta de la externa izquierda que no logró asaltar el poder a pesar de 60 inútiles años de desafueros. Y ha sido gracias a soldados como él que Colombia sostiene, con muchos problemas, claro, su democracia, su empresarismo, su libertad de prensa.

El asedio a Montoya por parte de la JEP y ahora de la fiscalía, es una advertencia intimidatoria a la institución armada, que contribuirá a la debacle del país, pues ante el crecimiento de las estructuras narcoterroristas en la región, difícilmente se encontrarán soldados y comandantes militares decididos que defiendan a Colombia. Y vendrá el desorden, las comunidades asumirán su autodefensa y retrocederá el país a la época del caos tribal.

A quienes desde la comodidad de sus escritorios burócratas apoyados en la línea ideológica y política diseñada desde Cuba, destrozan retóricamente al General, hay que recabarles su absoluta ignorancia en las realidades de la guerra, asuntos totalmente desteñidos en sus textos académicos y en sus teorías acomodaticias rebosadas de contextos ajenos a la realidad regional. No en vano, todos los países mantienen el fuero a sus militares, que en el país neogranadino desapareció debido a argucias politiqueras circunstanciales.

Atemorizados por fiscales y jueces que ni siquiera prestaron servicio militar, los soldados sostienen muy a su pesar una clase política errática y siguen arriesgando su vida por orden de la misma ley que los condena cuando ejercen la violencia legal y legítima del Estado que defienden. Claro que para la guerra hay normas, reglas, protocolos y que quien las viole debe responder. Pero lo de Montoya va más allá de la sanción a conductas ilegales. Es un golpe a la institucionalidad que, repito, con el ánimo de escarmiento, solo logrará debilitarla.

Sin soldados no hay Estado que garantice libertades y derechos. La JEP, la Comisión de la Verdad y ahora la Fiscalía, están destruyendo referentes militares, convirtiéndolos en demonizadas figuras de la institución que genera la mayor confianza de la ciudadanía. Un Ejército bicentenario al que, como al venezolano, no buscan destruir pues no hay reemplazo a la vista, pero sí doblegar y manejar a sus antojos.

Con el general Montoya, se repite la historia del Palacio de Justicia en donde los militares que cumplieron con su deber están encarcelados y los delincuentes que asaltaron y asesinaron a los magistrados, farandulean y gozan de los beneficios del Estado. Ahora los asesinos de la narcofarc son senadores y quien los combatió está siendo condenado, con el aplauso paroxístico de plateas adoloridas, amenazadas o compradas.

Los hechos son tozudos: no vemos la paz por ningún lado y, por el contrario, Colombia repite un nuevo ciclo de violencia que se está instaurando en el país y que se agravará con un nuevo gobierno peruano proclive a los narcoterroristas de Sendero Luminoso y el traslado de bandas criminales venezolanas desde la cota 905 de Caracas a la frontera. No habrá reconciliación y sí mucha repetición. “Es la guerra, estúpidos”, le diría a quienes en sus infantiles fantasías creen que condenando a sus soldados y ensalzando a los narcoterroristas violadores de derechos humanos, se logrará la paz. “Quien se humilla para evitar la guerra, termina humillado y con guerra”, dicen que dijo Churchill. Colombia no entendió este aforismo.

Demoliendo estatuas y destruyendo símbolos, terminaremos por perder la patria en democracia, ante la apatía de muchos, el desconcierto de todos y la sonrisa de los comunistas de siempre, los verdaderos y los imbéciles.

Vigía: contratistas y mercenarios

Para el afán amarillista de tantos comunicadores ansiosos de rating, ningún titular puede ser más atractivo que el del asesinato de un presidente de una isla del Caribe a cargo de unos mercenarios colombianos. Y no solo es rating: el hecho entra al arsenal de argumentos políticos contra la desajustada democracia colombiana. Basta oír las declaraciones del robótico canciller venezolano.

Durante más de 60 años, Colombia soportó el asedio de la extrema izquierda que buscó llegar al poder a balazos, asesinando civiles, magistrados, policías y militares, dinamitando vías y oleoductos, activando carros bomba. No logró su propósito, aunque hoy en día persiste en su malogrado empeño a cargo de los mismos matasiete de siempre, las FARC y el ELN. El dique que impidió tal desafuero, fueron principalmente las fuerzas militares, el Ejército Nacional, que desde hace 200 años viene defendiendo a costa de su sangre un sistema de libertades y de desarrollo. Cualquier otra explicación sobre el fracaso del proyecto marxista-leninista, es política.

Los militares y policías colombianos mantienen un gran reconocimiento en el ámbito mundial debido, precisamente, a su experiencia, disciplina y formación; miles de ellos, representan dignamente al país, en diversas latitudes en donde son respetados y apreciados, y varios retirados son los responsables globales de la seguridad de importantes multinacionales. No son mercenarios, de acuerdo con la Convención Internacional sobre el mercenarismo de las Naciones Unidas; son contratistas, término genérico utilizado para quienes se emplean en los asuntos relacionados con la seguridad pública y privada, y los asuntos de la defensa nacional.

Otras profesiones y especialidades también emplean el mismo término, contratistas. Ingleses, franceses, israelíes, norteamericanos, sudafricanos, campean en este empresarismo legal y legítimo que ofrece perspectivas económicas gratificantes para quienes, una vez de regreso a la vida civil, seleccionen esta opción entre muchas otras, pues entre los militares retirados se encuentran cientos de abogados, médicos, ingenieros, docentes, empresarios y pocos políticos. Y los militares neogranadinos, a pesar de todo y lo de Haití, siguen siendo una de las instituciones más apreciadas por los colombianos y respetadas por las demás nacionalidades.

Los militares retirados, con todo, son miembros de un gremio mirado con odio o sospecha por los detractores y malquerientes de la institucionalidad, pero también con esperanza y confianza por empresarios, ciudadanía, organizaciones sociales y muchas instancias gubernamentales.

Los mercenarios han existido, existen y existirán, en tanto la guerra y el conflicto sigan siendo parte de la naturaleza y la civilización humanas. Baste revisar nuestras guerras de Independencia y en años recientes, la presencia de mercenarios británicos, israelíes y norteamericanos en la región. En el caso de los militares retirados colombianos en Haití, de confirmarse definitivamente su participación consciente y activa en el asesinato de Moïse, sería el primer caso claro y evidente de mercenarismo colombiano, aclarando que también existe el mercenarismo a cargo de ciudadanos no militares según la misma convención de la ONU. Además, los actores del Crimen Organizado Transnacional, en pleno esplendor actualmente, convergen en este embrollo para generar mayor confusión.

Al caso de Haití, se agrega el involucramiento de un capitán retirado en el atentado en contra del presidente Duque, algo difícil de explicar y que genera serias dudas sobre los mecanismos de contrainteligencia interna de las FFMM. Parecieran estos hechos, indicios del desbarajuste moral en que entró el país desde que los acuerdos habaneros concluyeron con el quiebre del régimen democrático, después del plebiscito del 2016. Dura tarea la de recuperar la moral pública, justo en estos momentos de crisis económica, agravada por el desastre educativo en que Fecode ha sumido a los jóvenes de hoy, que deambulan con celular, sin historia ni lógica, embriagados de odio y resentimiento. Ya lo hemos advertido: un nuevo ciclo de violencia se está iniciando y reiteradamente los colombianos tendrán que confiar en sus soldados para que los protejan y contengan a los estalinistas aupados desde Venezuela, que insisten en lograr el poder a punto de AK 47, porque por votos no lo lograrán.

Pero, cualquiera que sea la discusión y más allá de titulares, el daño que han causado a la imagen de Colombia los militares retirados presuntamente involucrados en el magnicidio de Haití, es irreparable.

Vigía: nuevo gobierno en Perú: ¿Riesgo regional?

El Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla están de plácemes. Si bien en palabras de su vocero, el expresidente Samper, habían “recuperado” a Bolivia, también habían “perdido” Ecuador, pero ahora “ganaron” a Perú, en otro de los vaivenes de la geopolítica regional que no encuentra un rumbo grupal, cierto y de progreso. En medio de esas oscilaciones, un riesgo mayor de inestabilidad crece peligrosamente: el narcotráfico y sus consecuentes e incontrolables corrupción y violencia.

Perú y la coca

El ascenso al poder del “candidato del lápiz”, el gremialista Pedro Castillo, plantea serios problemas de seguridad para toda la región y particularmente para Bogotá. Sus propuestas claramente de corte marxista leninista, como él mismo las define, no es asunto que políticamente incumba a sus vecinos. Cada país tiene derecho a escoger la opción de gobierno que considere mejor. Pero siendo Perú el segundo productor de cocaína en el mundo, después de Colombia, las políticas de Castillo previenen un horizonte complicado en asuntos de seguridad.

En la última medición de Washington, Perú incrementó en 16 mil hectáreas sus cultivos ilícitos de coca en el periodo 2019-2020, lejos de Colombia, que en el mismo periodo aumentó en más de 30 mil hectáreas tales cultivos. La producción potencial de cocaína en el Perú para el 2020 fue de 810 toneladas métricas, mientras en el caso colombiano picó en 1010, según el mismo informe. Resultados muy conservadores para nuestro análisis, que incorpora un consumo histórico del narcótico en Europa y una creciente demanda en Australia y otras regiones del Pacífico.

Las implicaciones de este ensanchamiento en los cultivos peruanos de coca se pueden apreciar en el deterioro de las estadísticas de seguridad, especialmente en la región fronteriza peruano-boliviana de El Puno, que ha llevado a varias comunidades a organizar sus propias autodefensas, ante la incapacidad del Gobierno para lidiar con asaltos, robos, homicidios, extorsiones. Huallaga y el Vraem siguen siendo los principales focos de atención de las autoridades peruanas para la erradicación, al tiempo que mantienen un combate permanente contra reductos de Sendero Luminoso.

Si bien la cocaína peruana se ha movido especialmente para Bolivia y Argentina vía aérea, ahora se incrementarán las rutas terrestres a través de cargadores o porteadores, y con ellos el reclutamiento de jóvenes que con la narco chequera y las banderas elenas y farianas, ayudarán a acrecentar el poder armado transnacional de esas organizaciones.

Castillo y la seguridad regional

La exigua agrupación terrorista maoísta Sendero Luminoso, puede repetir la historia del ELN que, reducido a su mínima expresión por la acción de las Fuerzas Militares colombianas, creció y es hoy la más riesgosa amenaza regional, gracias al cobijo que desde Caracas le dio el Gobierno chavista-madurista y debido a los recursos del narcotráfico y la minería ilegal.

La preocupación viene de un Gobierno que probablemente siga la dinámica de Miraflores pues, aun antes de ser proclamado presidente, Castillo recordó sus principales “novedosas” ofertas: una asamblea nacional constituyente, nacionalización de las industrias extractivas, muchas de ellas en manos chinas, mercados populares y control a los medios de comunicación, fórmula ya conocida en la región y que tiene sumida en la miseria a países como Venezuela, que ya no produce petróleo, Cuba, que hace rato dejó de producir azúcar y Argentina que escasamente tiene carne. Además, para nuestra preocupación, anunció el retiro de la DEA de su país, fórmula adoptada por Bolivia y Venezuela, con las consecuencias conocidas.

Para Colombia, una política de Estado como la propuesta por Castillo, abre el espacio para que estructuras narcotraficantes como el ELN, en alianza con carteles mexicanos y la mafia internacional, aumenten su presencia al paso del incremento de los cultivos ilícitos en la región amazónica, afectando países como Brasil, y a Colombia, en la provincia de Loreto, limítrofe con el Putumayo, parte del área con los mayores cultivos ilícitos de coca en el mundo. Es probable que, por diferencias ideológicas, se dificulte un acuerdo binacional que permita operaciones policiales y militares entre ambos países, algo similar a la relación colombo-ecuatoriana en la época de Correa-Uribe. Mucho más si se tiene en cuenta el interés venezolano en apoyar a un gobierno de su cuño, mientras ataca a uno demócrata como el colombiano, desafortunadamente primer productor mundial de cocaína. Con Castillo en el Perú, se complicarán mayormente los serios problemas de seguridad por los que atraviesa la región.

Vigía: si el castrismo cae

Las inéditas protestas de Cuba, pone sobre el tapete, de nuevo, la situación y posible futuro de la isla de los Castro. Para cualquier persona con un mínimo de educación política en democracia, es claramente perceptible la domesticación física y mental a la que han sido y siguen siendo sometidos los cubanos.

Fidel Castro, como la figura cimera y emblemática de la mágica palabra “revolución”, arremolinó a su alrededor a gran parte de la intelectualidad latinoamericana, de aquellos que leyeron una página, un capítulo o un libro más que sus condiscípulos o contertulios. La solución a todos nuestros problemas cotidianos y nacionales era la revolución, proclamó esa intelectualidad, mientras tomaba vino en los cafés de París o whisky en los clubes sociales de Bogotá. Y Castro era el paladín de tal solución final. Había que perder los escrúpulos, eso sí, y fusilar y seguir fusilando, como lo declaró sin rubor el Che, el Carnicero de La Cabaña, en la Naciones Unidas.

La onda expansiva de la revolución cubana llegó a los lares colombianos con el ELN, que no fusilaba, sino que “ajusticiaba”. Y lo sigue haciendo hoy en día, bajo la mirada benigna de prelados católicos imbuidos de la moral de la teología de la liberación, que como diría un magistrado, entiende que matar a otros por el bien social, no es delito. Así la logística de esa máquina asesina sea el narcotráfico.

Urgido de sobrevivir a cualquier precio, el castrismo encontró en el chavismo una vaca que ordeñó hasta el agotamiento. Ahora extiende sus ambiciones a Colombia, a lomo de protestas sociales contaminadas por la violencia de células narcoterroristas del ELN y las FARC.

Pero, reventados por una letal y progresiva pandemia ‒a pesar de una vacuna artesanal‒ y por un hambre que a diario les punza el estómago, los cubanos no aguantaron y salieron a la calle con un grito que simboliza muy bien lo que es un régimen comunista: “No tenemos miedo”.

Lo inesperado de esta protesta social cubana, abre la gran oportunidad de demostrar la miseria de un régimen estalinista que sostiene una camarilla en el poder gracias a la represión. En esta coyuntura, que el gobierno colombiano rompa relaciones con Cuba, fracturaría una rodilla a ese monstruo que se arrastra por la región buscando una nueva víctima a la cual chuparle su energía y zombificarla como lo hizo con Venezuela.

La dificultad para tomar tal decisión reside en que la isla insiste en jugar un papel “pacificador” ante la amenaza que puede llegar a representar el ELN, su hijo dilecto, para la seguridad del país y la región. Así lo dicta el manual marxista-leninista: “asusta, inquieta, aterroriza y entonces ofrece tu solución”. Las permanentes ofertas y recomendaciones de diálogo y negociación con el ELN apuntan en esa dirección.

Engaño estratégico en el cual se cae fácilmente y que ahora tiene dos nuevos elementos que antes no existieron en el combate contra esta banda: las redes sociales y el apoyo y aliento de Venezuela, no sobra repetirlo, país rico ahora también en miseria y en diáspora debido al timón político cubano.

Resultados militares efectivos y contundentes contra la banda, serán la manera correcta de contener la amenaza de desestabilización orquestada desde La Habana, habilidosa enemiga de la democracia colombiana desde 1948. Pero romper relaciones con esa dictadura, es el procedimiento óptimo para que la democracia, a pesar de sus defectos, se mantenga y mejore en la región.

Si el castrismo cae, el chavismo-madurismo cae, el orteguismo cae y podría verse un nuevo horizonte político, social y económico, para una región en situación crítica y Colombia podría tener una desaceleración en el ciclo de violencia en que está entrando. Si Cuba rompe las cadenas que la esclavizan desde hace 70 años, renacerá la esperanza. Si Cuba cae, lo incómodo en lo personal, será que tendré que renovar la vergüenza de haberle gastado muchas horas a la estéril lectura de Granma, a los inútiles documentos de la Casa de las Américas y a los embaucadores audios de Radio Rebelde.

Vigía: rumbo a los dolorosos

La Justicia Especial para la Paz, otro de los engendros de los acuerdos habaneros a los que la mayoría de los colombianos les dijo NO en el 2016, emitió el comunicado 071[1] en el que imputa crímenes de guerra y de lesa humanidad a un general y a varios coroneles y suboficiales del ejército.

Lo que dice Acore

La Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro, Acore[2], replicó a tal informe con un comunicado corto y sencillo, que pone de manifiesto cómo la JEP, al amparo de su autoridad judicial ‒uno de los cinco aparatos de justicia existentes en el país‒ promueve los lemas que desde los 60 han propalado las organizaciones narco criminales de las FARC y el ELN. Según la JEP, el Ejército de Colombia ha desarrollado un “ataque generalizado y sistemático contra la población civil”. La gravedad de tal aserto reside en la desmotivación que quiere la JEP sembrar en el que ha sido el dique de contención durante más de medio siglo frente a los embates de la extrema izquierda para imponer en Bogotá un gobierno enfusilado. Los fiscales y jueces de esa espuria estructura no tienen ni remota idea de lo que es una operación militar y mucho menos de lo que sucede en un combate. Académicos ideologizados, lectores ocasionales de manuales militares, argumentan lo que leen en sus cartillas políticas y lo que les cuentan sus amigos. Ni pensar que alguno haya prestado servicio militar, algo indigno según se colige de su comunicado, pero útil cuando se trate de que se les asegure su vida, villa y billetera y las de sus familiares. Ingrato oficio eso de ser soldado en medio de tanto ignorante en asuntos castrenses. Trasplantar a Colombia la práctica militar norteamericana del “bodycount” en Vietnam, es otra de esas fantasías propagandísticas de acusar a los aliados y amigos de US de lo que no es cierto. El Ejército colombiano ganó en el campo de batalla una guerra irregular de las que US no ha ganado ninguna en su historia. Además, aún hoy, en medio del asedio de comunicadores fletados unos e ideologizados otros, de las Fuerzas Militares, el Ejército nacional sigue siendo la institución de mayor confiabilidad en el país. Pero la consecuencia mayormente crítica de este comunicado es la debilitación a la moral y del espíritu de combate que puede llevar a soldados y policías, estos últimos también bajo terrible asedio para cambiarles su naturaleza, a ceder en su empeño de cumplir la noble tarea que les asigna la constitución.

Si flaquean los militares

Si el Ejército y la Policía Nacional, merman su espíritu de combate al ser catalogados todos como miembros de una estructura de asesinos, Colombia descenderá al primitivismo social y serán las tribus urbanas, ahora llamadas primera línea, expresión usada por Fidel Castro en 1948, las que empiecen a gobernar en las ciudades, al mejor estilo de los colectivos chavistas sobre los cuales los ciudadanos venezolanos pueden testimoniar mucho. Se desatará una guerra urbana en la que también entrará en escena la Guardia indígena, una estructura paramilitar que irá a Bogotá el día nacional del 20 de julio, a demostrar por qué es la encargada de la seguridad de los mayores cultivos ilegales de hoja de coca en el mundo.

Otro grupo de militares retirados encabezados por el general Jorge Mora Rangel[3], polémica figura de los acuerdos habaneros, ha emitido un comunicado en el cual advierte graves amenazas y peligros para Colombia. Es un sentimiento generalizado. Se percibe en el ambiente la desazón de los momentos críticos y no es para menos. Un intento de asesinato contra el presidente, la destrucción de una ciudad como Cali y los actos vandálicos en muchas otras ciudades, el entrenamiento de niños en técnicas de combate callejero contra la policía, la connivencia de alcaldes con jóvenes enmascarados que bloquean calles y destruyen bienes públicos y privados, en fin, un inventario continuo de hechos violentos, preocupan y plantean una perspectiva poco halagüeña, más aún cuando la comisión de la CIDH que visitó por una semana el país, ahora avala tales desafueros. Claro, son burócratas que viven en Washington y no tienen que soportar este permanente riesgo.

Un minucioso artículo publicado en el diario El Espectador[4] el martes 6, que relaciona una serie de declaraciones, incidentes y hechos, prefiguran un panorama de seguridad muy complicado para Colombia y por extensión para la región. Eso de que “la guerra se la vamos a hacer su territorio” como lo dijo Diosdado apuntando al país neogranadino, es un pronunciamiento irresponsable porque dadas las circunstancias actuales, cualquier eventual conflicto será regional: el sueño dorado del marxista-leninista castro chavismo-madurismo, para ocultar y legalizar todas sus embarradas, pero que se puede transformar en su peor pesadilla.

[1] https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Paginas/JEP-imputa-cr%C3%ADmenes-de-guerra-y-de-lesa-humanidad-a-10-militares-y-un-civil-por-‘falsos-positivos’-en-Catatumbo.aspx

[2] https://www.acore.org.co/noticias-2/comunicado-a-la-opinion-publica-sobre-reciente-comunicado-de-la-jep/

[3] https://www.acore.org.co/boletin-acore/comunicado-de-los-oficiales-de-la-reserva-activa-del-ejercito-curso-militar-coronel-antonio-arredondo/

[4] https://www.elespectador.com/politica/colombia-en-riesgo-paranoia-o-realidad/

Vigía: ELN a la ofensiva

El relevo de alias Pablo Beltrán en la jefatura del ELN, obedece a dos hechos: un cáncer que agota a este hombre quien, a pesar de su pausado hablar, no logra ocultar su visión política radical y en segundo lugar un “consenso”, según el término del comunicado, lo que no es frecuente en esta organización. Este cambio no solo genera expectativas e inquietudes, sino amargos recuerdos. Y es que sobre el nuevo “Primer Comandante”, alias Antonio García, pesan unas 20 órdenes de captura por secuestro y homicidio agravado. La masacre de Machuca, el secuestro de un avión comercial en 1998 y el carro bomba de la Escuela General Santander en el 2019, son algunos de los desafueros con su firma como autor o coautor.

Secta en crecimiento

El ELN ha sido una organización castrista con gran nivel de autocrítica, a diferencia de las FARC, lo que se explica por su origen universitario, académico si se quiere, impregnado por una fuerte influencia sacerdotal, lo que le da un cariz de secta marxista leninista con motivación religiosa –la fementida Teología de la Liberación–, que la hace más próxima a un grupo extremista islámico, que a un tradicional grupo guerrillero latinoamericano. El espíritu religioso impregna no sólo el discurso de sus cabecillas, sino que le da justificación moral a sus radicales sentencias revolucionarias que culminan en ejecuciones sumarias “dolorosas pero necesarias para ganar la guerra por el pueblo y los pobres”, según se lee en alguno de sus documentos. En 1998, por ejemplo, ejecutó por la espalda y en indefensión al Obispo de Arauca, monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, de 73 años.

En el 2021 varias condiciones caracterizan al ELN. Gracias a su resiliencia, se ha convertido en la organización armada ilegal de mayor crecimiento en toda la región, transformándose en una amenaza terrorista igual o superior al Primer Comando Capital del Brasil y al cártel de Sinaloa de México. Sus elementos merodean la frontera venezolana-brasileña y las fronteras de Colombia con Perú, Ecuador y Panamá.

Otra particularidad es su definitivo involucramiento con las redes transnacionales del narcotráfico y la minería ilegal. En este último negocio, el arco minero del Orinoco le reditúa grandes cantidades de dinero por sus escoltas a cargamentos de oro y coltán perteneciente a compañías chinas, que salen de los estados Bolívar y Amazonas, y llegan a aeródromos clandestinos del Alto Apure, en Venezuela, según denuncian desde Washington. A esto se agrega el avance de su control del andén pacífico colombo-ecuatoriano, por donde sale más del 75% de la cocaína que no para de producirse en el país neogranadino. Inclusive financia sus propios semi-sumergibles para el transporte de la droga.

¿Juego desde Venezuela?

En todo el contexto actual, es crítico el estímulo del gobierno venezolano a las actividades de las células elenas urbanas en los disturbios del reciente Paro Nacional, aún sin plena prueba o al menos sin confirmación de las autoridades en Bogotá. Pero la “brisa bolivariana” fue una advertencia que, de confirmarse, plantearía serios problemas de orden estratégico y de soberanía nacional no solo para Colombia: en Venezuela, según la ONG Fundaredes, el ELN está presente en 19 de sus 23 estados.

El relevo de alias “Gabino”, no ofrece un panorama propicio para un eventual diálogo de paz debido a la consistente posición del gobierno colombiano de no ceder en sus condiciones previas a cualquier negociación. Otro óbice a cualquier intento de diálogo es la fuerte influencia del ahora “Tercer Comandante”, alias Pablito, jefe del poderoso brazo armado que anima el desueto discurso sesentero que monódicamente esgrime el ELN y que siempre nos retrotrae al clan de los hermanos Vásquez Castaño y al Manifiesto de Simacota de 1965. Alias Pablito es el cabecilla del llamado Frente de Guerra Nororiental, que campea descaradamente en la frontera colombo-venezolana y es el jefe de los frentes urbanos, que en Cúcuta mostraron sus capacidades con el carro bomba de la Brigada 30 y con el abaleo del helicóptero presidencial.

A lo anterior, se agregan los intereses de Venezuela, empeñada en crear “la patria grande de Bolívar” mediante una desestabilización regional con la estrategia del Foro de Sao Paulo, el activismo del Grupo de Puebla, el aliento de Cuba y la complacencia de Rusia, Irán y China. El ministro de defensa ruso renovó su apoyo a Venezuela, Irán desvió dos barcos que venían con rumbo a Venezuela con material de guerra y las vainillas de los disparos contra el helicóptero presidencial, son de origen ruso e iraní.

Con todos estos elementos, nuestras perspectivas apuntan a un recrudecimiento de las acciones armadas en las ciudades por cuenta del ELN, teniendo como objetivos principales unidades militares, policiales o altos funcionarios del Estado. Y, repetimos, la frontera es un foco de inestabilidad regional que puede sorprendernos en cualquier momento.

Vigía: entre Fecode y la Unesco

Cuando se reveló el video de un regordete dirigente de la Federación Comunista de educadores de Colombia, hoy asilado probablemente en España o Canadá –no en Cuba, por supuesto–, aclarando que el tal paro nacional no era por ninguna reivindicación social, laboral o educativa, sino que era una táctica electoral, no escuchamos nada nuevo, nada que no se hubiera advertido por muchos analistas. Fecode ha venido aplicando juiciosamente las recomendaciones de Gramsci de convertir la educación en un proceso de ideologización para acceder al poder.

Fecode y la doctrina del odio

Durante muchas décadas, las directivas de este directorio político-gremial han logrado sembrar en el corazón de sus educandos, la esencia del espíritu marxista leninista: el odio. El odio al Estado, a la autoridad, a los ricos, a los empresarios, a la iglesia, a los militares, a la policía, a los propios padres. Apalancados en errores contumaces de élites económico-políticas, fallas y fisuras inocultables del sistema democrático y de manidos errores institucionales, los fecodianos, además, aprovecharon las consecuencias advertidas de la imprevista pandemia. Encuadrado dentro de un plan regional de desestabilización, promovido y apoyado desde Venezuela, financiado por el narcotráfico y disparado por las narco ELN y FARC, el paro nacional se configuró dentro de la estrategia comunista óptima para llegar al poder: la combinación de todas las formas de lucha.

Mientras los obesos “líderes” sindicales de Fecode, que ganan millones de pesos mensuales y se regodean en su “ fuero sindical”, se ríen de la mayoría de colombianos, el incendio callejero cunde y la institucionalización de los bloqueos y la tal “Primera Línea” que inauguró Fidel Castro el 8 de abril de 1948, corre por cuenta de alcaldes como el de Cali, hijo de la subversión que desangró a Colombia en los años 90.

La legitimación de esos bloqueos citadinos por cuenta del(a) alcalde de Bogotá es otra consecuencia de valor estratégico para los socialistas que planean asaltar el poder en el 2022 en el país neogranadino, a punto de politiquería y violencia, utilizando como idiotas útiles a los estudiantes educados en fanatismos, desconocimiento de la historia y acriticidad. Jóvenes hormonados, como todos los jóvenes, que serán los primeros en sufrir las consecuencias de una dictadura petrista, a pesar de ver día a día en las calles, los resultados del mal gobierno chavista con jóvenes venezolanos hambreados, vendiéndose por 70 mil pesos por noche para enfrentar a la policía y causar destrucción.

La Unesco del “Che”

Pero la situación se complica cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Tecnología, la inefable Unesco, a través de su cuenta en Twitter celebró el 14 de este mes, el nacimiento del argentino nacionalizado cubano, Ernesto Guevara de la Serna, el “Carnicero de La Cabaña”.

“Recordemos su figura viendo su histórico discurso en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en 1964”, precisó el organismo internacional. Y mencionó una frase del discurso del asesino: “Queremos paz. Esta disposición nueva de un continente de América está plasmada y resumida en el grito que día a día nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha paralizando la mano armada del invasor”. Invasor muy bien representado por Cuba que militarmente invadió a Panamá, República Dominicana, Venezuela, Bolivia, Grenada, Nicaragua, Chile, El Congo, Argelia, Siria, Angola y Etiopía, que desde hace veinte años controla a Venezuela y que ahora afila sus garras sobre el Perú. Sigue Colombia.

Por obvias razones, se omitieron otros acápites espeluznantes de ese discurso como este: Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”. «Fusilamientos… Sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte», exclamó Guevara en aquel entonces. Si ese discurso es aplaudido por la Unesco, no es de extrañar que Fecode, haga lo que está haciendo. Mas aún, cuando Cuba asesora desde hace décadas la educación en Colombia, gracias a un convenio perverso, convertido en Ley y renovado por el gobierno actual.

En un comunicado del 18 de junio, la Unesco indicó que “nadie nace como extremista violento”, que “está empoderando a hombres y mujeres (…) para que alcancen su potencial como actores de cambio positivo a través de un trabajo intersectorial único”, que desarme debe comenzar con “los derechos humanos y el estado de derecho, con el diálogo a través de todas las fronteras, empoderando a todos los hombres y mujeres jóvenes”, y que los jóvenes deben convertirse “en ciudadanos globales activos”. Todo esto, ¿bajo la tutela de los postulados del Che asesino?

Discretamente desde la Unesco, abiertamente a través de Fecode, y con el apoyo de Venezuela y Cuba, se promueven la desestabilización del país y la destrucción de la democracia colombiana.

Vigía: odisea policial

Con un 80% de los habitantes de Latinoamérica viviendo en ciudades, es entendible que la perturbación actual se esté desarrollando en las calles y que un objetivo prioritario de las organizaciones revoltosas de la izquierda regional sea sacar a la policía de allí. Cuando los gobiernos ceden a esta pretensión, apoyada por burocracias internacionales de marcado tinte mamerto, la transformación o la destrucción del aparato policial del Estado, conlleva graves consecuencias para la seguridad del ciudadano. Que lo digan la severa violencia y la alta inseguridad de Caracas, especialmente en aquellas zonas que engañosamente se llamaron zonas de paz, de las cuales se sustrajo la policía, con el argumento de que, sin el respaldo de la fuerza, la bondad natural humana permitiría la convivencia y el cumplimiento de la ley. Otra de las falacias del comunismo: la eterna felicidad.

Capeando el temporal

En Colombia, la reforma a la policía anunciada por el presidente Duque, no obedece a un proyecto programático del Gobierno sino a la coyuntura de perturbación social que después de cinco semanas deja una veintena de muertos, cerca de 2.000 heridos, ciudades vandalizadas, pérdidas por más de 15 billones de pesos, medio millón de desempleados y el mayor descrédito político de los jefes gremiales de tres sindicatos que no suman ni el 2% de la población colombiana.

La presentación al Congreso del proyecto de ley con la reforma propuesta a una institución crítica para la supervivencia del país, justo en momentos de zozobra, garantiza una discusión polarizada, poco racional, con resultados que pasarán cuenta de cobro más adelante. Es precario intentar la reforma de una institución al calor de incendios, denuestos y una virtualidad de redes sociales que han logrado estigmatizarla con opiniones engañosas que tienen como objetivo, finalmente, la desestabilización del país.

En medio de esta desastrosa pandemia, picando en 600 muertos diarios, y nuevos carros bomba en la frontera por cuenta del ELN, la reforma policial luce inadecuada y a su inoportunidad se abonarán la lentitud proverbial del Estado, las severas limitaciones presupuestales y las urgencias del orden público que no cederán a corto plazo. Todos estos factores pueden hacer que la reforma se transforme en un maquillaje que no podrá, en ningún caso, cambiar la esencia institucional que ha permitido que la Policía Nacional se adecúe a los cambiantes, pero repetitivos contextos de seguridad ciudadana del país.

Horizonte poco agradable

Las jerarquías, la disciplina y la subordinación, son pilares sobre los cuales no hay nada que discutir. Ellos garantizan la supervivencia de una institución armada de seguridad como la policía y son las condiciones mínimas, sin las cuales, se puede terminar en un desastre de consecuencias irreparables. La creación de un viceministerio parece señalar la mitad del camino hacia un Ministerio de la Seguridad Pública, una aspiración de vieja data de la izquierda política, que contempla un mayor control político de la policía para convertirla, como a los militares, en una guardia pretoriana contra los inefables “ataques del imperialismo y la burguesía criolla”, manido coro de los fanáticos de esta tendencia ideológica. Tal dependencia luce inconveniente.

Un viceministro a cargo de estructurar la política de seguridad ciudadana y guiar la policía por ese camino, ofrece el grave riesgo de una politización institucional, de lo cual ya Colombia tiene amargas experiencias en su pasado histórico, como en la llamada “Violencia” de los años 50. En 1993, durante el gobierno de César Gaviria, cuando se dio otra reforma circunstancial, la Ley 62 de agosto de ese año creó el cargo de Comisionado Nacional para la Policía, oficina que concentró un zaperoco de influencias políticas clientelistas que terminaron por opacar y desaparecer tal figura.

Reformas policiales, más políticas que técnicas, a cargo de gobiernos socialistas como Cuba, Venezuela y Nicaragua, son ejemplos dramáticos. En este último país, durante las protestas estudiantiles del 2018 fueron asesinados más de 300 estudiantes por la policía orteguista. Y no mencionamos aquí al FAES. Si, definitivamente Colombia decide crear ese Viceministerio, se deberá ubicar allí a un conocedor en la materia y no a un político en ascenso o a un burócrata “de toda la vida” o a un miembro de la corte de lambones que siempre acompaña al poder. Como fuere, el camino hacia una institución policial inscrita en el Ministerio del Interior, parece haberse iniciado. 

Por otra parte, cambiarles el uniforme a los policías, no es significativo y si es costoso; la asignación de un código QR a cada uniformado, plantea serios riesgos a la seguridad de los policías más aún en esta época de ingeniería cibernética disruptiva y la profesionalización es un empeño de vieja data que ha permitido a la policía colombiana sobrevivir con un prestigio reconocido internacionalmente.

Hace poco, algunos legisladores de la bancada de izquierda, echaron de manera humillante a policías encargados de la vigilancia de los recintos parlamentarios y dentro de unos días con seguridad que el Informe de la CIDH no será nada benigno con la Policía de Colombia, varios de cuyos miembros fueron asesinados durante los pasados disturbios. Ojalá y en el estudio del proyecto de ley, se entienda el papel vital que juega la institución policial en la estabilidad del país y que el gobierno, a pesar de los apuros por los que está pasando, tome decisiones bien pensadas con perspectiva de nación y no le haga el juego a la estrategia de desestabilización en desarrollo.

Vigía: de Venezuela con Amor

“Si nosotros tenemos una guerra con Colombia, se la vamos a hacer en su territorio” dijo Diosdado en un video del 2019, aunque el fiscal general en Bogotá dice, con la diplomacia característica de los burócratas, que no tiene “pruebas materiales” de la participación de Venezuela en estos días de violencia en Colombia.

El Paro Nacional convocado por los jefes de tres sindicatos que suman aproximadamente un millón 200 mil afiliados (menos del 2% de la población total colombiana) parece que ha convertido en realidad la amenaza de Cabello. Es un tipo de conflictividad que aplica viejos métodos en los que son expertos los comunistas, tales como reivindicar necesidades sociales que siempre existirán, prometer futuros mejores que nunca llegarán, crear mártires efímeros de los jóvenes caídos en la protesta y estigmatizar a la fuerza pública, que desde siempre ha sido, es y será acusada de exceso de fuerza y brutalidad. A eso le dicen ahora guerra asimétrica.

Algo nuevo en esta centenaria estrategia, es la incontenible difusión de mitos urbanos por las redes sociales. Gracias a esta tecnología, en cuestión de días, a través de millones de tuits escandalosos y vídeos manipulados, se creó una matriz de opinión global según la cual en Colombia opera un gobierno dictatorial ‒algunos titulares lo equipararon con el de Birmania‒ y la fuerza pública está masacrando inocentes civiles. Hasta las Naciones Unidas cayeron en la falacia, que se ha venido desmontando paulatinamente al conocerse las plataformas de origen de los mensajes y la realidad de los videos.

Llama la atención que, en cinco semanas de turbulencia, todas las baterías propagandísticas han sido enfocadas contra la Policía Nacional, buscando desalojarla de la calle, el teatro natural de esta nueva violencia urbana que no es exclusiva de Colombia, pues ya la aplicaron exitosamente en Chile y en Ecuador. Con todo, no se ha escuchado una sola queja contra el ejército, que ha salido a la calle a apoyar a la policía. Ni la ira de la turbamulta se ha dirigido contra las iglesias, como sí sucedió en Chile. Esto parece guardar sentido con estadísticas serias y recientes que muestran cómo las instituciones más apreciadas por la opinión pública son las Fuerzas Militares y a la Iglesia. Y si la tercera institución más aceptada es el empresariado, pues, estadísticamente al menos, estamos frente a un país conservador, en donde el futuro de la izquierda es muy complicado, mucho más cuando cotidianamente en todas las calles se atestigua la mísera condición de venezolanos limosneando algo que comer.

La situación se complica por la intervención directa de células narcoterroristas del ELN y las FARC que han llegado del monte con su armamento y con miles de millones de pesos en efectivo. Este dinero lo reparten entre cientos de jóvenes ninis ‒ni trabajan, ni estudian‒, que por 70 mil pesos diarios juegan a la destrucción, el incendio, el vandalismo y a los ataques letales a la policía. Revolucionarios de alquiler por noche. Y claro, al estar las FARC y el ELN residenciados en Venezuela, y fortalecidos con el narcotráfico y la minería ilegal, adquiere sentido esa repetición de Diosdado en su discurso: “La guerra se la vamos a hacer en territorio de ustedes”.

A la presencia de argentinos amigos de Maduro , quienes fueron grabados cuando explicaban que estaban en Colombia era para tumbar a Duque, se agrega la de activistas chilenos, ecuatorianos, y por supuesto venezolanos y cubanos, sin olvidar a los rusos, como parte del centenario argumento del internacionalismo y la solidaridad comunista, que solo sirve para justificar que agentes perturbadores y ansiosos de ver en acción el odio de clases que tienen grabado en su inconsciente, se paseen por el mundo bajo la engañosa fachada de luchadores por los DDHH. Pocos países como ese, soportan estoicamente lo que en la mayoría de las naciones tendría implicaciones penales o al menos la expulsión de los intrusos. Pero se trata, según estos mercenarios, del parto de la gran patria bolivariana, con ciudad capital en La Habana.

“Está soplando una brisa bolivariana”, “El plan va en pleno desarrollo”, “Estamos cumpliendo el Plan, Foro de Sao Paulo”, “Es absolutamente imposible que Colombia se quede tal como está”, son gritos de guerra de Maduro y Diosdado aplaudidos rabiosamente por pingüinos socialistas. Pareciera que esos lemas marcan el rumbo de los acontecimientos actuales. Falta tener en cuenta el complicado carácter del colombiano joven, un naciente ciudadano criado en un Estado con una falla de base, la educación y una fractura estructural: la justicia.

Vigía: FANB, futuro impredecible

Existe un consenso entre diferentes agencias de información e inteligencia sobre un “retiro” o un “despeje” de las FANB de un vasto territorio del Apure y de otros sectores de Amazonas y Bolívar, para permitir la entrega de 8 de sus hombres secuestrados por el frente 10 de las FARC de Gentil Duarte.

Oficiales subalternos al frente

Esta hipótesis, de confirmarse, plantea serios cuestionamientos sobre el actual Ejército Bolivariano y su misión fundamental de garantizar la soberanía territorial de Venezuela. Representa, además, un triunfo estruendoso de un grupo armado irregular que demostró su superioridad de fuerza sobre una organización militar revolucionaria de 2.000 generales, que a cada instante grita lemas interminables como queriendo espantar sus crecientes fantasmas, que ostenta un aparataje bélico ruso y hace gala de una doctrina de guerra asimétrica, muy mentada pero poco entendida. Este catálogo resultó ineficiente e ineficaz frente a una banda de narco delincuentes de origen colombiano que dicen profesar la misma ideología de Miraflores. Hay que aclararlo, en Apure no hay un conflicto de quinta generación sino una elemental guerra de guerrillas entre facciones narcotraficantes en expansión, que puede, eso sí, escalar a mayores.

Porque cuando el asunto es de dinero, como es este caso, la moral revolucionaria de nada sirve: a alias Santrich, dicen, dizque le cortaron un dedo lo que se justificaría solamente para certificar su muerte frente a una jugosa recompensa de 10 millones de dólares.

En este escenario, el ejército venezolano ha entrado en una dinámica de desmoralización, que puede tomar cualquier rumbo. Un teniente de Fragata ha propuesto una resistencia civil para derrocar el gobierno, para el “cese de la usurpación del régimen… y sus aliados criminales como las FARC, el ELN, bandas delictivas armadas, etcétera… como neutralizar la ayuda en recursos de parte de China, Rusia e Irán”, demostrando un entendimiento claro de la geopolítica en desarrollo en su patria.

Llama la atención que en el caso de Venezuela han sido principalmente los grados subalternos, tenientes y capitanes, los que han asumido la responsabilidad de la sedición que históricamente han dirigido los coroneles, como el propio Chávez lo hizo. Y eso tiene su significado en la educación, preparación y experiencia de las nuevas generaciones de mandos, colonizados descaradamente por Cuba.

Fuerza emproblemada en escenarios complejos

Con más de 130 militares detenidos por traición, entre ellos un ex comandante del ejército y varios coroneles, capitanes y sargentos, y con soldados que declaran que en el cautiverio de las FARC recibieron mejor trato y alimentación que en el cuartel y que “queremos poner en práctica la lección aprendida”, la conclusión inicial es la de una fuerza armada desorientada y sin liderazgo creíble. Su situación actual es de miedo: asesinato de superiores por sus subalternos, súper entrenadas fuerzas especiales neutralizadas por simples terroristas, unos 20 muertos y un número indeterminado de desaparecidos en los combates de La Victoria, asaltos a puestos de la Guardia, control territorial y poblacional cedidos a las FARC y el ELN, corrupción generalizada.

Todo este vergonzoso embrollo de despliegue miliciano y militar con tanques rusos, aviones de combate chinos y obuses, pone de relieve la impreparación y la incredulidad de las bases en una estructura que se debilitó por corrupción y politización. Entre Diosdado, Padrino y las FARC de Iván Márquez, parece moverse esta desastrosa dinámica que, repito, puede conducir a dos escenarios: uno, de implosión y rebelión interna que conduzca a una autodestrucción no solo de la institución sino del régimen, o dos, de explosión canalizada a través en un desafuero fronterizo que intente aliviar la tensión interna y que igual termine por desbaratar la fuerza.

Hablando de esta segunda posibilidad, algunos especulan con una hipotética estrategia de un incidente de seguridad serio que “abriría” el frente fronterizo noroccidental –Táchira, Zulia–, mientras en Colombia las células narcoterroristas del ELN y las FARC avanzarían desde el sur occidente del país, por donde sale más del 75% de la cocaína que se produce. En esa supuesta tenaza que maniobraría desde estos dos flancos, no es claro que, en sus circunstancias actuales, las FANB pudieran sostener la intentona. Esa conjetura, de ejecutarse, también significaría, como lo dijimos, un desbarajuste mayor para Venezuela y su actual camarilla gobernante.

Como sea, el futuro inmediato o mediato de las FANB, muestra signos inequívocos de deterioro funcional y moral. Pareciera que el régimen gestó una deformidad que lo devorará.

Vigía: encuestas y percepciones en Colombia

La última encuesta Invamer trae algunos resultados que se podían esperar como la respuesta a la pregunta “En general, ¿cree usted que las cosas en Colombia están mejorando o empeorando?”. El 81% contestó empeorando y sólo un 14% cree que la situación está mejorando.

Seguridad y estadísticas

En este escenario, y concerniente a seguridad, los resultados sobre opinión favorable o desfavorable de algunas instituciones indican que se mantiene la tendencia estadística con tres instituciones conceptuadas como las más apreciadas por la ciudadanía, o al menos por el universo nacional representado por 9.866.662 personas entrevistadas. En esta medición de abril-mayo, las fuerzas militares cedieron su permanente primer puesto a la clase empresarial la cual alcanzó un 62 % de favorabilidad y un 32% de desfavorabilidad. El segundo lugar en simpatía lo registró la Iglesia con un 59% favorable y un 35% desfavorable y el tercer lugar las FFMM con un 58% favorable y un 37% desfavorable. La Policía Nacional, que ha llevado la carga principal y más pesada de este embate desestabilizador, se mantiene por debajo de los sindicatos y la JEP, con un 56% de aprobación y un 40% de desaprobación.

Interesante anotar que, en esta misma edición de la encuesta trimestral, se decidió medir un antes de las protestas (23-27 de abril), un durante (28 abril-8 mayo) y un después de las protestas (hasta el 22 de mayo), aunque en el momento de escribir esta columna, la perturbación subsiste, especialmente violenta en el Valle del Cauca en donde el martes incendiaron el edificio de justicia. Durante los tramos diseñados por la encuestadora, la mayor favorabilidad inicial registrada fue de la FFMM con 58, 57 y 58% en cada segmento, seguida por la Iglesia con 52, 59 y 59% y por los empresarios con 47, 50 y 62%. Por primera vez, las FFMM no son la institución más apreciada por los colombianos, en casi veinte años.

Percepciones inquietantes

Una lectura de esta fresca edición de encuestas y el recuento de todas las anteriores que datan de dos décadas atrás, nos muestra una sociedad que confía mayormente en sus soldados, sus curas y sus empresarios. Es una sociedad conservadora. De ahí el riesgo advertido, ante los desafueros actuales, de una reacción violenta que lleve a Colombia a una verdadera desestabilización. Las multitudinarias manifestaciones pacíficas de la ciudadanía caleña, que están en desarrollo en otras ciudades y se verán en Bogotá este fin de semana, contrastan con un anémico impulso de los capataces gremiales a sus huestes que son menos del 1% de la población. El gobierno maniobra con mesas de negociación, emplea la mínima de fuerza necesaria y se recupera lenta pero seguramente de la primera batalla mediática que perdió estruendosamente. Las redes sociales ofrecen una creciente desfavorabilidad (51%) en la encuesta que nos ocupa.

Las células de terrorismo urbano del ELN y las FARC, causantes de los mayores desafueros durante estas difíciles jornadas, son rechazados 92 y 90% respectivamente. Su patrocinador y amigo Maduro, según la misma encuesta tiene un 92% de desfavorabilidad, nada mal teniendo en cuenta en ha llegado a estar en un 98% de rechazo.

La izquierda extrema en Colombia se solaza soñando con patuleas revolucionarias entrando victoriosas al Palacio de Nariño en medio de vítores y laureles. Recrea Fideles y Danieles en sus afiebradas mentes. Y juega con candela, en la ingenua creencia que saldrá indemne del incendio. Ese escenario está en el manual de los educadores en el odio y los incitadores a la ira, aunque la historia demuestra las consecuencias desastrosas de ese catecismo político. La realidad percibida, el “gut feeling”, es el de un país agitado que de este trance saldrá fortalecido en democracia y una izquierda que de nuevo será condenada al ostracismo político. Sin embargo, nada más peligroso que un facineroso acorralado y no se puede descartar una acción desesperada que provoque una reacción incontrolable de una sociedad cansada, necesitada, dispuesta a llegar a medidas extremas por su supervivencia.

Interesante todo lo que está sucediendo en Colombia, si no fuera por la ruina económica y el tremendo desgaste social de este nuevo embate marxista leninista castrista por apoderarse de la “joya de la corona” latinoamericana.

Vigía: Colombia ¿en el despeñadero?

El bloqueo de vías en Colombia y su consecuente escasez de alimentos, de combustible y de insumos médicos, que llevó a la muerte a varios pacientes de covid-19, fue la culminación de un paro que perdió momentum. Los jefes de la intentona lo saben y debieron llamar a un refortalecimiento de la acción, con una nueva movilización general ayer 19. Esta situación fue también el asomo de un contra paro que puede terminar muy mal. Una reacción de la comunidad contra minorías que están arruinando la vida de millones no es de desestimar y las secuelas pueden ser de largo aliento y muy complicadas

Estrategia asfixiante y peligrosa

La izquierda no cede. Sus angustiados capataces desde sus apartamentos y fincas ven como naufraga la estrategia de recuperación del poder en la región, iniciado con la toma de las calles a finales del 2019. Se proclamó entonces “la brisita bolivariana”. Un año después y pandemia de por medio, en Chile no es claro que la izquierda vaya a lograr su constitución tal como lo proclamó mientras quemaba iglesias y saqueaba supermercados; en Perú, la balanza se inclina fuertemente hacia la Fujimori ante un Pedro Trujillo confuso y penalmente indiciado por mentiroso; en Bolivia, Evo Morales perdió bases electorales en más provincias de las esperadas y en Ecuador, el visir del sátrapa Correa, no cuajó. Queda Colombia, la “joya de la corona”. El asedio a su sociedad y el ataque a sus fuerzas militares, que vienen desde 1948, continuará a pesar de la corrección de errores cometidos y la apertura al diálogo por parte del Gobierno.

Lo sucedido en Cali es solo una mínima muestra de lo que puede suceder en todo el país con la estrategia de la “regionalización del conflicto”, pero también es un asomo peligroso de una reacción espontánea e incontrolable de una comunidad hastiada, en un país en donde se calcula hay más de dos millones de armas de fuego circulando ilegalmente.

41 asociaciones de militares y policías retirados, reunidos alrededor de Acore (Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro), lo advirtieron en un reciente comunicado a la opinión pública: “Advertimos graves riesgos de rechazo social violento por parte de la gran mayoría de ciudadanos cansados de tantos actos violentos absurdos que están causando desabastecimientos, crispación, aumento de la crisis pandémica y muertes”.

Una batalla virtual perdida

Con una sociedad agobiada por el desempleo y la pobreza, airada por las imprudentes propuestas fiscales del gobierno y manipulada por una minoría violenta, las redes sociales y los medios masivos le vendieron al mundo la matriz de opinión de un gobierno dictatorial ‒alguien lo comparó con el de Birmania‒ y una policía masacradora de inocentes protestantes. Esa simplificación estandarizada por cuenta de quienes están detrás de todo el entramado, cómodamente sentados frente a sus pantallas, forma parte de la estrategia de desestabilización. Plataformas desde Bangladesh, Corea y China diseminan una realidad virtual que poco tiene que ver con la realidad real de una minoría violenta y una mayoría expectante. La propia ONU, la OEA, la Unión Europea, el Parlamento alemán, el New York Times y los matasiete de siempre, como Vivanco, han desconocido vulgarmente la realidad de los policías asesinados a cuchillo, de las instrucciones de “ofrecerles café con veneno” a los policías, del intento de quemarlos vivos en sus cuarteles.

Otro punto que advierten los militares y policías retirados de Acore en su comunicado, es el relativo a la intervención extranjera en la crisis colombiana: “rechazamos cualquier intervención extranjera, provenga de donde provenga, que a través de redes sociales o medios cibernéticos, apoye las acciones de perturbación y desestabilización del país y difunda falsas informaciones para crear un ambiente internacional hostil al gobierno elegido democráticamente y las fuerzas armadas legítimas y legales de Colombia”. 24 horas después de este pronunciamiento, Bogotá expulsó al primer secretario de la Embajada de Cuba por actividades indebidas; hace cuatro meses expulsó a dos espías rusos; hace poco menos de un mes, un avión ruso de inteligencia violó el espacio aéreo colombiano a la altura de la Guajira y la presencia de venezolanos en las células de terrorismo urbano, es frecuente. Esto confirma el plan que se está aplicando al país, certificado por el propio Maduro en una alocución televisada.

El objetivo proyectado de esta renovada intentona, será la defenestración de Duque, la anulación del Congreso y la instauración de un nuevo gobierno popular, de un nuevo Estado.

Ante esta perspectiva, un ilustre venezolano amigo, mirándome burlonamente, me recordó: “no vale, no te creo”.

Vigía: indígenas, redes sociales y zozobra en Colombia

Con 2,78 millones de colombianos descendidos a la pobreza extrema y 3,6 millones a la pobreza, como consecuencia inmediata de la pandemia del coronavirus chino, el plato está servido para los truculentos profetas, los falsos redentores y los sociópatas de siempre. Jóvenes, en su mayoría de la clase media, se han convertido en idiotas útiles de avezados propagandistas, agitadores no tan jóvenes y de hábiles manipuladores de redes sociales. Gracias a ellos, la emoción y no la razón está arruinando a Colombia, un país que durante más de sesenta años soportó el ataque de bandas de la izquierda extrema manteniendo su debilitada democracia, a pesar de todo.

Extranjeros y redes sociales

Ya lo señalaron 41 asociaciones de militares retirados quienes en un comunicado advirtieron: “rechazamos cualquier intervención extranjera, provenga de donde provenga, que, a través de redes sociales o medios cibernéticos, apoye las acciones de perturbación y desestabilización del país y difunda falsas informaciones para crear un ambiente internacional hostil al gobierno elegido democráticamente y a las fuerzas armadas legítimas y legales de Colombia”. 24 horas después de este pronunciamiento, Bogotá expulsó al primer secretario de la embajada de Cuba por actividades indebidas. Hace cuatro meses expulsó a dos espías rusos, el año pasado expulsó a varios agentes del Sebim y la Dgcim venezolanas, y también a miembros del G2 cubano. La presencia de activistas venezolanos en las células de terrorismo urbano es frecuente, según los informes policiales.

Si algo identifica la actual turbulencia colombiana, es la guerra cibernética y de medios, característica fundamental de una guerra de quinta generación. Mentiras convertidas en realidades a golpe de repetición, como lo recomendaba Goebbels y utilizando las redes sociales, tecnología que ha cambiado la alienación colectiva. La mamertería parasitaria de organismos internacionales, que no es poca, desinteresada en el destino de estos países accesorios a los intereses de las potencias, repite sin rubor los titulares de videos mentirosos y noticillas amañadas en documentos y declaraciones oficiales que crean matrices de opinión dañinas para el país.

La propia ONU, la OE, la Unión Europea, el Parlamento alemán, el New York Times y los matasietes de siempre como Vivanco, Borrel, Menchelon, Bachelet y otros, han desconocido ramplonamente a los patrulleros asesinados a cuchillo, de las instrucciones de “ofrecerles café con veneno” a los policías, del intento de quemarlos vivos en su cuartel. La simplificación bizca de lo que está en desarrollo, forma parte de la estrategia de desestabilización.

Como nunca, las redes y los medios han sido los protagonistas de la protesta de una sociedad agobiada por el desempleo y la pobreza, pero manipulada por una minoría violenta que logró venderle al mundo la imagen de un gobierno dictatorial y una policía masacradora de inocentes, algo muy alejado de la realidad.

La experiencia de Cali

El sitio y la toma de Cali, por parte de “mingas” indígenas y sus guardias paramilitares, además de células armadas del ELN y activistas extranjeros, es solo el ensayo de una táctica callejera de pequeños grupos sembrando la zozobra ante las miradas impotentes de policías y soldados, con sus armas inutilizadas por magistrados cómplices o jueces despistados, ausentes de la realidad.

Mientras los ciudadanos desesperados ven sus residencias, bienes y comercios vandalizados, caciques prevalidos de su “indigenismo” y con su característica tozudez, se movilizan en lujosas camionetas último modelo, blindadas y escoltados por congéneres armados. Tiranuelos coloridos llegados de feudos establecidos sobre los cultivos ilícitos de coca más grandes del mundo. Observadores anotan que la amenaza de fumigación de su negocio, es el verdadero motivo de sus desafueros.

Otro aspecto capital que señalan los militares y policías retirados en su comunicado es la advertencia de “graves riesgos de rechazo social violento por parte de la gran mayoría de ciudadanos cansados de tantos actos violentos absurdos que están causando desabastecimientos, crispación, aumento de la crisis pandémica y muertes”. Contra esas minorías que están arruinando la vida de millones, ya se ven asomos de reacciones comunitarias violentas que podrían terminar en una confrontación civil mayor, con consecuencias que pueden ser terribles y de largo aliento para toda la región.

Pero la izquierda no cede. Sus capataces, desde sus lujosos apartamentos y fincas, ven fracasar la retoma del poder que se inició con el asalto a las calles a finales del 19. Un año después y pandemia de por medio, en Chile no es claro que la izquierda vaya a obtener su constitución socialista; en Perú, la balanza se inclina fuertemente hacia la Fujimori; en Bolivia, el evismo perdió bases electorales en más provincias de las esperadas y en Ecuador no cuajó el regreso de Correa. Queda Colombia, la “joya de la corona”. El asedio a su sociedad y el ataque a sus fuerzas militares tiene que continuar so pena de un fatal ostracismo político del imbecilismo comunista, socialista.

Vigía: ¿Al borde del abismo?

Lo que ha ocurrido en Colombia, en los últimos ocho días, es la continuación de lo empezado a nivel regional a finales del 19. Esa “brisita” que anunció triunfalmente el bocón de Diosdado. La chispa fue la misma: tarifa de transporte en Chile, precios en combustible en Ecuador y ahora aumento de impuestos en Colombia. Es el asunto económico, el mismo que terminó con Luis XVI en la guillotina, pero que en Venezuela ¿no aplica?

Desestabilizar, desestabilizar

El objetivo es el mismo: destrucción de la ciudad, generación de temor, descrédito de la fuerza pública y desconfianza en su capacidad de protección y seguridad ciudadanas. En fin, generación de caos y desestabilización, siempre con lo de “marcha pacífica” e “infiltrados” como explicación, justificación y lavada de manos.

Las cosas iban de acuerdo con lo planeado, pero se atravesó la pandemia, el covid-19 engulló el momentum de la revuelta en curso y se refundió la herramienta clave del levantamiento: la calle. “No suelten la calle” recomendó una cabecilla comunista de la revuelta en Santiago de Chile. “Hay que retomar la calle” dijo otro mercachifle de revoluciones en Bogotá. Más tarde, Samper, en la vocería del Grupo de Puebla, lo proclamó claro: a pesar del virus, habían recuperado Bolivia con Evo y ahora iban por Ecuador con el correísta Arauz. Pero Ecuador se salió de la fila con Lasso, Chile ahora no la tiene clara y Perú tambalea con un sonámbulo ideológico mezcla de Lenin, Gramsci y San Agustín.

En Colombia, la joya de la corona, un hueso duro de roer, la urgencia apremia a los ejecutores del plan ante la realidad ecuatoriana y la incertidumbre peruana. Con una actitud francamente criminal, la federación comunista de educadores (Fecode), la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y otros gremios, pasaron por encima de toques de queda, desautorizaciones a las marchas, sentencias judiciales en contra de la protesta y lanzaron a la calle a miles de ciudadanos mortificados por las consecuencias económicas del covid-19 y el imprudente proyecto de ley presupuestal del gobierno Duque. Desde el confort y seguridad de sus residencias, el incendiario Petro y los jefes gremiales, facilitaron el escenario y los actores para el libreto de vandalismo, incendio, violencia, muertos, demérito de la autoridad, confrontación social, bloqueos que amenazan hambre en ciudades; tuiteres y videos, muchos de ellos editados, inundan las redes con mensajes de alarma y pánico. Se habla de cientos de desaparecidos. Organismos internacionales señalan a la Policía y el guión continua: en medio del desbarajuste, Samper, Santos y otros se ofrecen para salvar la situación, siempre con la mirada en las elecciones del próximo año, mientras los narcodineros del fariano Gentil Duarte, fluyen a las células de “capuchos” animados por los alaridos de jóvenes exacerbados.

¿Otro país en tribulación?

El sábado por la noche, Duque anunció la posibilidad de la “asistencia militar”, que significa sacar las tropas a la calle, con los graves riesgos institucional y ciudadano que esto implica sin que las tropas estén amparadas por el DIH de una conmoción interna, según el artículo 213 de la Constitución Nacional. Acore, La Asociación de militares retirados, advierte de un sombrío panorama que está llevando rápidamente a una reacción genuina pero ilegal de autodefensa, que puede terminar en un desbarajuste generalizado e incontrolable. ¨Si no se enfrenta con decisión el caos que avanza y no se restablece la calma, días aciagos están a la vuelta de la esquina¨, advierte un vocero de esta antigua y respetable asociación.

Lo que sigue puede tomar dos caminos. Los instigadores de la desestabilización perderán oxígeno por un rebrote pandémico serio y por fatiga de los jóvenes que no verán cambios rápidos de acuerdo con sus anhelos facilistas. Con o sin oxígeno, los planes de provocación seguirán buscando excusas para cumplir con su cometido a medida que se acercan las elecciones.

El otro camino es más azaroso: la ciudadanía colombiana, curtida en violencia y ahíta de desmanes y destrucción sin sentido, ante el desgaste policial y la inoperancia judicial, tomará el asunto en sus manos, con la proclama de una defensa legítima de sus vidas y bienes. La violencia crecerá y los culpables del incendio cacarearán como gallinas, pues soportarán el efecto bumerán de su sociopatía y odio de clases, aplicados a la búsqueda del poder. Rusia apoya; China acecha; Venezuela ayuda; el Grupo de Puebla se frota las manos; las FARC y el ELN están listos para entrar en acción: Colombia no se puede escapar de esta, piensan. Apure puede desbordarse en cualquier momento.

La nación colombiana está en riesgo y su democracia en peligro. No es, pues, halagüeño el horizonte. Parecería que Colombia estuviera entrando en gran tribulación. Algo por lo que Venezuela atraviesa, hace muchos años.

Vigía: miseria, violencia y promesas

Se mueve la región. ¿O convulsiona?

Ecuador es un breve respiro en esta lucha política por impedir que la miseria venezolana y el desastre argentino coincidan dentro de pocos días en el Perú y generen definitivamente un acabose mayor en un continente que se queda sin oxígeno por cuenta del covid-19. Lima, pues, es el próximo episodio.

Miseria venezolana y tragedia apureña

Venezuela ocupa el primer lugar de los países más miserables del mundo, según el Índice Anual de Miseria, una escala ideada por Steve H. Hanke, un profesor de la Universidad John Hopkins que en el 2020 analizó 165 países. Venezuela encabeza el grupo de Zimbabue, Sudán, Líbano, Surinam, Libia, Argentina, Irán, Angola y Madagascar. El top ten.

Mientras discutimos ese poco honroso título que engloba desempleo, inflación y préstamos bancarios, soldados patriotas caen sacrificados en el Alto Apure, en un narco guerra en permanente riesgo de trasvasarse a territorio colombiano, con militares rusos y aviones de guerra chinos incluidos. Este desborde puede darse accidentalmente o por un plan que podría disimular la lista de míster Hanke y entrar a una zona gris, a un estado de guerra híbrida que cambie las perspectivas. Se puede cambiar la perspectiva con el apoyo de la tecnología cibernética china, recientemente fortalecida desde CANTV, pero no se podrá cambiar la realidad como la de balseros venezolanos naufragados en el golfo de Paria cuando huyen de la miseria Maduro-Hanke y la de cerca de 6 millones de venezolanos desperdigados e implorando comida, techo, salud y seguridad. Siempre volvemos a lo mismo. Un modelo absolutamente fracasado, mal timoneado por una camarilla que ya ha sido juzgada y condenada.

Las expectativas del Perú

En el mapa regional se desarrolla un nuevo movimiento en este juego peligroso. El Perú es la próxima escala de un macabro experimento que concentra las insatisfacciones producidas por clases dirigentes avinagradas, corruptas e incapaces de administrar estos países con equidad y justicia.Pedro Castillo, candidato izquierdista lo ha planteado claro: la próxima segunda vuelta “… será una competencia entre ricos y pobres, entre la opulencia y el mendigo Lázaro, una lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo”. La clásica lucha de clases marxista que en 100 años solo ha dejado desolación y dolor. Castillo, un maestro y dirigente gremial propone los conocidos ingredientes del coctel del desastre: una Asamblea Constituyente para crear una nueva Carta Magna que le permita eternizarse en el poder; una ley que regule a los medios de comunicación y le facilite el control de los mismos y la censura; reconformar una Corte Suprema elegida por el pueblo, es decir, crear una corte de bolsillo; la nacionalización de los recursos estratégicos ¿nacionalizará las inversiones mineras del Partido Comunista chino?; abandonar la OEA e intentar resucitar Unasur. Es decir, un Estado socialista al estilo cubano o venezolano, aunque como lo dice el mismo candidato, sin discurso de género, sin matrimonio igualitario y sin aborto. El mariateguista de sombrero cajamarquino y lápiz gramsciano en la mano, recibió el aplauso de seudo inca cocalero Evo Morales, quien con sus deterioradas bases políticas masistas ha declarado que “hemos perdido en Ecuador, pero ganamos en Perú. Castillo es del mismo linaje (…)”.

Lucha continental sin relevo

Un grave problema es que nunca generamos una dirigencia de relevo capacitada y nos hemos conformado con unos revoltosos alienados, que vienen resultando peores que las mencionadas elites tradicionales. Lo dice Vargas Llosa con referencia al proceso electoral peruano, aunque se aplica a toda la región: habrá que elegir el menor de dos males.

La ira social, la radicalización política están a flor de piel y la violencia narcorevolucionaria en crecimiento. El ELN, la banda criminal más peligrosa del continente, de origen colombiano pero nacionalizada venezolana, aumenta su presencia en las fronteras con Ecuador, Perú y Panamá, mientras, según se denuncia en Washington, protege los cargamentos chinos de oro y coltán que salen del Arco minero del Orinoco rumbo a las pistas clandestinas del Alto Apure y desde allí vuelan con, escala en Nicaragua, rumbo a la legalización.

Pekín, Moscú y Teherán, se deben estar frotando las manos, cada cual por su lado y a ratos en gavilla, mirando de reojo a Washington.

Se mueve la región. O convulsiona.

Vigía: escarceos peligrosos

El sobrevuelo ilegal por La Guajira de un avión Illyushin II-96- ruso, posiblemente del tipo Porubshchick de guerra electrónica, no es un incidente aislado y, sin ser alarmistas, debe concitar el interés de conocedores del tema, especialmente de militares retirados y llamar la atención de la opinión pública.

En el cielo, juego electrónico

Es claro que Moscú tiene un pie militar en Venezuela y del hecho que hoy nos ocupa hay antecedentes. En octubre y noviembre del 2013, luego de que jueces en la Haya entregaron unos 70 mil kilómetros cuadrados de mar colombiano a Nicaragua, dos bombarderos estratégicos rusos Tupolev TU-160 “Cisne blanco”, violaron el espacio aéreo colombiano repetidamente, mientras volaban entre los aeropuertos Maiquetía en Venezuela y Sandino en Nicaragua, en una obvia misión de observación y reconocimiento del nuevo mar nica. Por este Caribe, ya había ostentado bandera Pedro el Grande, barco insignia de la Flota del Norte y el mayor crucero nuclear del mundo, escoltado por otros navíos de guerra rusos.

A raíz de la decisión de La Haya, de Bogotá salieron cacareos inanes de defensa de su soberanía a “cualquier costo” y de Managua emanaron padrenuestros y agradecimientos a fuerzas astrales.

“Se han registrado casos similares en otras fechas: el 31 agosto 2019, el 19 abril 2020 y el 21 de julio de 2020” dice el informe oficial de la FAC sobre el avión del pasado fin de semana, desviado cerca de 200 kilómetros de su ruta original.

Probablemente el “accidental” desvío del Illyushin tuvo como objetivo obtener información actualizada sobre dispositivos militares desplegados en La Guajira, área de un inveterado teatro de operaciones para una hipótesis de conflicto colombo-venezolano.

Una semana antes de este incidente, sobrevoló en la misma Guajira, un avión norteamericano de reconocimiento estratégico Boeing RC-135W “Rivet Joint”. La aeronave de US con certeza y la rusa verosímilmente, pueden registrar todo el espectro electromagnético de la región, recopilando información de radares, sistemas de guerra electrónica y de defensa aérea, comunicaciones, incluyendo señales de celular y emisoras clandestinas. El Illyushin que vino de Moscú violó el espacio aéreo colombiano, como sus antecesores y el Boeing procedente de Nebraska que ya había espiado antes desde el Caribe, ahora lo hizo también desde espacio aéreo colombiano.

En tierra, silban los obuses

Entre el sábado y el domingo anteriores, el ejército colombiano realizó una pequeña demostración de fuerza en el territorio de la frontera desértica de La Guajira.

La Fuerza de Tarea de Armas Combinadas Medianas del Grupo de Caballería Mecanizado “Rondón”, movilizó carros de combate, baterías de obuses bajo el mando de UNA oficial, plataformas antitanques y algunos helicópteros. Para algunos analistas fue un reto y para otros una advertencia a las FANB. Para el ministro de Defensa, un ejercicio más de los programados.

Pareciera reeditarse el escenario fronterizo complicado de finales de los 80, hoy con participación de intereses rusos, y con armas más modernas. Y es que, en diciembre del 2020, el gobierno colombiano expulsó a dos espías rusos por actividades atentatorias contra la seguridad nacional.

Hace un año, unidades militares combinadas de Colombia y US adelantaron actividades de apoyo a comunidades indígenas en áreas remotas de esta misma Guajira; los mercenarios de la Operación Gedeón, se congregaron y entrenaron en vecindades a Riohacha, capital de ese departamento. Para que no falte el elemento marítimo, por estos días el comandante de la Cuarta Flota de la Marina de Guerra de los Estados Unidos pasa revista a la Fuerza Naval del Caribe colombiana, con propósitos “geoestratégicos”, según el informe oficial.

Mientras esto sucede en el segmento desértico de la frontera, en Apure, segmento de llanura, Miraflores movilizó mil civiles de la Milicia Bolivariana, un cuerpo mediocre en su entrenamiento, equipamiento y condiciones físicas. El desplazamiento de civiles a un área de guerra irregular como es el Apure representa un grave riesgo de actos imprevistos y sueltos que pueden complicar mucho más el escenario. El Ejército colombiano acaba de hacer demostración de efectividad y espíritu de combate, al neutralizar 12 narcoterroristas de las FARC, en el Cauca, frontera con Ecuador, mientras un coronel de las FANB en retiro se queja públicamente “ante la grave situación de los militares venezolanos con COVID-19”.

Frontera caliente

 

¿Se está cocinando una confrontación militar entre ambos países? Difícil respuesta, pero no lo creo. Colombia no ha sido conquistadora de territorios y por el contrario, lo ha perdido a lo largo de su historia ‒ahí esta lo de Nicaragua como más reciente ejemplo‒, pero la grave crisis sistémica que arrastra el gobierno madurista y el envalentonamiento de rusos, chinos e iraníes frente al meloso gobierno Biden, puede provocar un teatro de operaciones en el que ambos países resultarían perdedores. La historia nos enseña que la guerra pareciera tener su propia dinámica y sus propios cauces, muchas veces ajenos a la voluntad humana, muchos más cuando hay intereses geoestratégicos superiores a los intereses geopolíticos y regionales, como lo explica la doctrina de las “fronteras calientes”. Además, en momentos de tensión con actores armados, alguien que tosa involuntariamente puede hacer que se aprieten los gatillos instintivamente. Esperemos que no sea el caso.

Vigía: Ecuador, geoestrategia y geopolítica

No puede ser más oportuna la decisión de los ecuatorianos de negarle el poder político a un lugarteniente del prófugo Correa, quien dejó al país en bancarrota y polarizado. Se impuso la sensatez por sobre la mentira y el odio. Ecuador es importante en el tablero geoestratégico, ahora que los principales jugadores globales se alinean buscando cercar al hegemón norteamericano.

De componendas hablamos

China, el principal rival de US, se alía con Irán, el mayor chantajista nuclear del momento y radical enemigo de USA. Beijing también se aviene con Moscú, en una conexión estratégica que suplirá materias primas Jinping y fondos a Putin, quien, en el entretanto, plantea en Ucrania un tipo de guerra asimétrica, ahora mejorada con base a sus experiencias anteriores.

Para postrar a la potencia norteamericana, Latinoamérica está incluida en esta componenda. Venezuela ya está jugada y no únicamente con el argumento petrolero. Según Freedom House, empresas chinas encubiertas explotan oro, coltán, cobre y otros minerales de alto valor industrial del “Arco minero del Orinoco” venezolano y utilizan a las FARC y el ELN para asegurar el movimiento de ese material y su salida desde pistas clandestinas en la frontera, mayormente ubicadas en el Alto Apure en donde aviones de ataque chinos ametrallan campamentos de las FARC. Y mientras el Partido Comunista Chino. PCCh, hace buenas relaciones gracias a sus vacunas y a generosas donaciones de insumos médicos, militares rusos acompañan las FANB a lo largo de toda la frontera.

China, Rusia e Irán permanecen reunidos en Miraflores observando el desarrollo de su estrategia en la región y por estos días deben estar reevaluando la situación después del triunfo de Lasso, mientras toman una buena taza de café colombiano.

Objetivo: Colombia

Porque Colombia es la ficha decisiva de esta riesgosa dinámica. Que el próximo año el gobierno de este país caiga en manos de Petro, el Correa local, planteará un verdadero riesgo a la seguridad de Estados Unidos, algo insoportable para el Pentágono, que siempre ha tenido en Bogotá un fiel aliado continental.

En una lucha geopolítica presentada como de izquierda versus derecha, con una violencia asignada al narcotráfico y con una permanente agresión verbal y apoyo a narcogrupos armados desde Caracas, los ambiciosos competidores contra US están está llevando a Colombia a una desestabilización que resultará dolorosa para sus nacionales, cosa que poco importa ante los intereses superiores de las potencias involucradas.

En 1948, Moscú y sus partidos comunistas regionales intentaron desestabilizar y controlar a Colombia. “La Violencia” y sus sociópatas hijos, FARC, ELN, M-19 y otros, dejaron una estela de dolor y sangre.

En 2021, Beijing y sus empresarios tienen el mismo objetivo, ahora con inversiones, ingeniería y tecnología. El PCCh, construye el metro en la ciudad capital, gerencia las principales explotaciones auríferas del país y ahora va tras el carbón.

De ahí la importancia geopolítica de haberle negado el poder en el Ecuador a otro izquierdista financiado por el ELN y que cerraría el cerco sobre Colombia, joya de la corona en esta lucha que, repito, puede cobrar un precio muy alto y doloroso al convertirse en teatro de choque de esos intereses geoestratégicos. Los norteamericanos no cederán fácil ante los chinos. Claro que siempre existe la posibilidad, debido a la interdependencia económica de ambas potencias, que se dé una cooperación que evite o reduzca una desestabilización general en la región. De hecho, desde enero de este año China le está comprando más de 2.100 millones de toneladas de maíz y ha incrementado su compra de soja en 132 mil toneladas a Estados Unidos.

Horizonte complicado

La miseria y el dolor de los venezolanos son secundarios frente a los intereses de Washington, Beijing o Moscú. Y por supuesto frente a los objetivos de los ayatolás de Irán. Solo los sonsos de Miraflores y los despistados, desinformados o aviesos en Colombia, creen que manejan estos grandes vectores político-económicos. Somos peones sacrificables y solo nos protegerá un liderazgo consciente, fuerte y astuto, que sepa lidiar con pesos pesados.

Quedamos pendiente de los próximos resultados electorales en Perú y del local pero muy significativo proceso revocatorio de alcaldes de Bogotá, Medellín y otras 26 ciudades en Colombia. De lograrse este empeño, se enviaría otro mensaje de madurez política en la región, pero, por sobre todo, de resistencia ciudadana ante el avance de Cuba, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, Rusia y el PCCh, potencias extra continentales que progresan en Latinoamérica, en gran parte por desatención de US.